El barco eléctrico con alma de avión: vuela a 290 km/h gracias al efecto suelo
El Seaglider es un proyecto de ekranoplano eléctrico que usa el efecto suelo y que pretende unir grandes ciudades con puerto como Nueva York y Boston.
14 mayo, 2021 02:20Noticias relacionadas
La aviación eléctrica es una de las grandes promesas del sector aeronáutico de los últimos años. Con proyectos como Skydweller, cuya base de operaciones se encuentra en Albacete, se va demostrando que la independencia de los combustibles fósiles será posible en un futuro no muy lejano.
El notable incremento de la capacidad de las baterías -impulsadas por el coche eléctrico- y las mejoras en los materiales son los ingredientes perfectos para el desarrollo de la industria.
Una de las últimas en salir a la luz es Regent, una start-up con sede en Boston (Estados Unidos) que está en pleno desarrollo de un planeador que pueda volar sobre el agua empleando el efecto suelo. Exactamente el mismo principio físico en el que se basa el ekranoplano gigante ruso MD-160 que tanto dio de qué hablar hace unos meses y cuyo futuro es todavía incierto.
Casi un hidroavión
La principal diferencia del avión de Regent y de un hidroavión es que este último puede ascender a centenares -cuando no miles- de metros por encima de la superficie gracias a que sus alas y los motores son capaces de proporcionar sustentación más allá de la superficie. Por otro lado, el efecto suelo que usa el planeador estadounidense es un fenómeno aerodinámico se produce cuando las altas presiones generadas en la zona inferior de las alas chocan contra el suelo produciendo un aumento de presión extra y, por tanto, de sustentación.
"La velocidad, la comodidad y los sistemas de navegación de un avión junto con la utilidad, maniobrabilidad y lo asequible de un barco", son los pilares sobre los que se basa la compañía. La intención de sus creadores es combinar lo mejor de un barco pudiendo operar sobre la superficie del agua y maniobrar hasta en las zonas más complejas y todos los puntos positivos de no sufrir el oleaje mientras se traslada de punto a punto.
"Vamos a volar un prototipo de escala 1:4 a finales de este año", contó Thalheimer, uno de los fundadores de Regent, a la CNBC el pasado mes de abril. "La versión de pruebas tendrá una envergadura de 15 pies [4,5 metros] y pesará alrededor de 400 libras [181 kilogramos]. Necesitamos asegurar que funciona en entornos operativos representativos como con oleaje y diferentes condiciones meteorológicas".
Sacando la calculadora y teniendo en cuenta la escala, la envergadura de este ekranoplano se situará en unos 18 metros. La compañía planea utilizar su tecnología para unir ciudades costeras relativamente cercanas, dado que la autonomía de 290 kilómetros no permite grandes desplazamientos. Y tampoco será sencillo realizar recargas rápidas de combustible al ser una aeronave 100% eléctrica.
Esto no quiere decir, ni mucho menos, que se trate de un medio de transporte poco revolucionario. Teniendo en cuenta el panorama actual de aeronaves eléctricas comerciales -algunas de ellas recurriendo a formatos tipo hidroavión- el proyecto de Regent puede significar un revulsivo en las comunicaciones de corto radio entre puertos. Esas que actualmente se cubren mediante ferris.
Sus ases en la manga pasan por una altísima eficiencia energética y no someterse a las regulaciones aéreas, que requieren la reserva de un tiempo extra de autonomía. Por su parte, la velocidad máxima está estipulada a 290 kilómetros por hora y está especialmente diseñado para operar en las infraestructuras portuarias existentes.
Las rutas que la compañía ya tiene en mente pasan por unir grandes zonas portuarias como Boston con Nueva York o Los Ángeles con San Francisco. Del mismo modo, según se puede leer en su página web, están trabajando también en lanzar su aeronave para realizar trayectos cortos y trasbordos en las Bahamas, islas de Croacia y en el Caribe. Por el momento sin fecha oficial de lanzamiento, aunque es un proyecto que tardará varios años en levantar el vuelo transportando pasajeros.
La idea rusa
Y de Estados Unidos al mar Caspio. Lugar de retiro del ekranoplano estrella de la Unión Soviética MD-160. Se trata de una auténtica mole con ocho motores y 380 toneladas que se posicionó como un arma de ataque.
A esas especificaciones, hay que añadir la capacidad de transportar hasta 127 toneladas, una velocidad máxima de 400 kilómetros por hora, 74 metros de longitud (1 metro más que un Airbus A380) y la capacidad de sobrevolar sobre agua o tierra firme a una altura de 5 metros. Aunque debe aterrizar en el agua.
Y como la faceta militar soviética no estaba completa sin misiles, el MD-160 cuenta con capacidad de lanzar un modelo muy específico. Los P-270 Moskit son unos misiles guiados que alcanzan 3 veces la velocidad del sonido. El futuro del ekranoplano es incierto y, teniendo en cuenta el histórico ruso con sus aeronaves, probablemente termine desguazado.
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