Llegan las tarjetas de crédito con sensor de huellas: ahora sí todos los pagos serán sin contacto
La biometría ha llegado también a las tarjetas de pagos contactless a través de un lector de huellas incorporado que usa el NFC como fuente de energía.
31 julio, 2021 00:17Noticias relacionadas
Los pagos sin contacto han tenido un impulso realmente grande desde el inicio de la pandemia. Un informe de MasterCard referente al 2020 indica que alrededor del 66% de los compradores en España prefiere este sistema y la cifra no ha parado de incrementarse en los últimos tiempos. Y parte de responsabilidad recae sobre proyectos como el de una tarjeta con lector de huellas.
Dentro de esos pagos y por delante todavía de los realizados con móviles o wearables, se encuentran el de las tarjetas bancarias como primera aproximación al NFC y que no están exentas de algunos problemas de seguridad importantes.
Con ese planteamiento y para añadir un extra importante de seguridad a los pagos sin contacto realizados mediante tarjeta de crédito, la compañía Thales ha creado una tarjeta que incorpora un sensor biométrico capaz de reconocer la huella del usuario y así autorizar sin el pin compras mayores a 50 euros. Un sistema al que los usuarios están más que acostumbrados ya que están presentes en un número muy importante de los teléfonos móviles actuales.
Este sistema ahora aterriza en el conocido como 'dinero de plástico' y se espera que en unos meses pueda llegar a algunas tarjetas de bancos con sede en España. Para saber cómo funciona esta tecnología en OMICRONO hemos hablado con Matthias Gelze, analista de field marketing en Thales quien ha trabajado de primera mano en este proyecto.
Autorización por huella
La tarjeta con lector de huellas incorporado ha sido denominada como Biometric Sensor Payment Card (Tarjeta de Pago con Sensor Biométrico, en español) y Thales lleva desde el año 2015 implicada en su desarrollo. "Es una tarjeta normal, como las de toda la vida, solo que incorpora un lector de huellas como el de un teléfono móvil", explica Gelze como la descripción más sencilla. Pero el desarrollo no lo fue tanto.
Conseguir introducir toda la electrónica necesaria en la tarjeta ha sido un verdadero reto para los ingenieros de Thales. Si ya parece complicado implementar un chip con todos los estándares de seguridad y una antena para realizar los pagos sin contacto, a este dispositivo de la compañía francesa hay que añadir un lector de huellas y un procesador capaz de gestionarlo todo.
"Tenemos mucha experiencia trabajando con tarjetas con batería y pantalla", asegura Gilze. "Pero esto era distinto". En Thales querían un dispositivo que no dependiera de la energía suministrada por una batería así que se las tuvieron que ingeniar para aprovechar la que se transmite inalámbricamente a través del NFC para alimentar a todos los sistemas integrados, incluido el lector de huellas.
El objetivo de miniaturización de Thales pasa por integrar la mayor parte de los elementos dentro del chip propio del banco para no tener componentes extras innecesarios que consuman recursos. "Las primeras unidades eran prácticamente cajas enormes que nada tenían que ver con el aspecto visual de una tarjeta de crédito".
Precisamente, el no equipar más componentes que los estrictamente necesarios permite a la tarjeta conseguir una vida útil igual que sus versiones sin sensor biométrico. "Actualmente las tarjetas tienen un periodo de validez de 5 años, la de Thales con lector de huellas los cumple sin problema".
El 'modo huella' tan solo se activa cuando el TPV admite pago sin contacto, pero la función más tradicional de introducirla para realizar pagos con el chip también se mantiene. De esta forma, los pagos sin contacto que superen los 50 euros se pueden autorizar simplemente colocando la huella sobre el lector o, si se prefiere, introduciendo la tarjeta y tecleando el pin.
Seguridad nivel smartphone
"Trabajamos con el mismo fabricante de lector de huellas que actualmente está presente en más de 1.000 millones de smartphones en todo el mundo". Y usan la misma tecnología. "El nivel de seguridad es mucho más elevado que el que se tiene actualmente con el código pin", asegura. Algo que ya se puede comprobar en los teléfonos de prácticamente todas las gamas que cuentan con un sensor biométrico de este tipo como primer escudo de protección.
Esta seguridad es el principal reclamo de Thales para su nuevo concepto de tarjeta. "Si alguien pierde la tarjeta no se tiene que preocupar por nada". La barrera de seguridad que aporta la biometría es, sin duda, una garantía para el usuario final que tan solo tendrá que darla de baja en el banco con la mayor brevedad posible, pero es posible que los fondos permanezcan intactos. Todavía más con los últimos movimientos de las entidades bancarias que apuestan por la autorización de los pagos realizados por internet a través de la aplicación.
"También está la gente que quiere un nivel de seguridad como el del pago móvil, pero en este formato", ha contado Gilze. La tarjeta con lector de huellas consigue un nivel muy similar al que podemos encontrar en cualquier plataforma de pagos a través del móvil como Apple Pay o Google Pay. En ambos casos, se necesita desbloquear el terminal bien con la huella dactilar o el rostro para aceptar el pago.
Y es que, como no podía ser de otra manera, la tarjeta también cuenta con su propio algoritmo. A medida que se va usando en el día a día, cuenta Gilze, el sistema es capaz de ir realizando optimizaciones de la lectura de la huella para que el proceso sea más rápido y menos sensible a colocar el dedo de una forma muy concreta.
El proceso de registro, como en cualquier dispositivo con lector de huellas, necesita una participación activa del usuario. Junto a la tarjeta, Thales envía un pequeño gadget para realizar el primer registro. El cliente debe introducir la tarjeta en él y comenzar con el proceso colocando la huella sobre el sensor en varios ángulos y formas.
No toma más de un par de minutos y el nivel de seguridad se ve incrementado notablemente respecto al de una tarjeta normal. Además, según nos indica Gilze, en el primer uso hay que activar el chip introduciéndola a un datáfono y poniendo el código pin. "Tras esa primera vez, ya se pueden autorizar las compras mediante la huella".
Primeras pruebas
Aunque los primeros proyectos piloto los han realizado en Reino Unido, más de 1.000 usuarios en 8 países ya han realizado pruebas con la tarjeta biométrica de Thales. Todo ese proceso de comprobaciones se ha llevado a cabo desde 2018, "prácticamente 3 años en los que hemos estudiado cómo simplificar el proceso de aceptación para que cualquier persona pueda hacerlo".
El primer despliegue comercial se llevó a cabo en Chipre y poco a poco va seleccionando mercados europeos como el mencionado británico o el francés. En cuanto a la llegada a España, Gilze apunta a que están actualmente en conversaciones con varios bancos y, posiblemente, pueda aterrizar en el país a finales de este 2021.
Esta tarjeta biométrica podrá salir de la línea de montaje del centro de personalización de tarjetas que Thales tiene en Barcelona y donde se distribuyen para todo tipo de entidades (no solo bancos) de toda Europa. "Ya estamos preparados para hacer ese tipo de tarjetas [en Barcelona]", concluye Gilze.
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