La energía eólica marina se posiciona como una de las opciones renovables más prometedoras. España, por el momento, no cuenta con ninguna planta de este tipo aunque desde las administraciones públicas sí contemplan su uso en el futuro. Mientras, otros países están apoyando con fuerza a esta tecnología, aunque para ello primero es necesario conocer más los mares.
Es aquí donde entra Bedrock, un submarino autónomo destinado a mapear cada rincón del fondo marino. Las profundas aguas de los océanos han supuesto una barrera infranqueable para que el ser humano conociera su relieve con todo el detalle que se requiere, hasta ahora.
En los próximos años la exploración de marina será un tema recurrente en investigaciones y proyectos científicos. La cartografía oceánica inicia su era dorada con las tecnologías actuales, e impulsada principalmente por el interés que despierta el mar en el avance de energías renovables.
Del espacio al fondo marino
La ONU fijó entre 2021 y 2030 la década en la que su programa Seabed pretende impulsar las ciencias oceánicas, empezando por crear un mapa completo del fondo de los océanos. Por otro lado, gobiernos y empresas energéticas necesitan conocer la superficie en la que colocar sus generadores eólicos.
Buena parte de este trabajo lo realizarán drones y robots acuáticos. Lejos quedan aquellos tiempos en los que se necesitaba un barco de gran tamaño con pesados equipos de sonar para recopilar los datos. Entre los candidatos a recorrer cada metro cuadrado del océano está una empresa emergente de California cofundada por un alumno de SpaceX.
Charles Chiau, exingeniero de submarinos y SpaceX, fundó la empresa junto a Anthony DiMare. Bedrock cuenta con estos pequeños submarinos autónomos y completamente eléctricos. Cargados con una batería de iones fácil de remplazar, estos submarinos trabajan entre 12 o 24 horas a una velocidad de 2 a 3 nudos para realizar estudios de hasta 300 metros de profundidad.
Para ponerlos a prueba construyeron un tanque circular de 6 metros de largo y metro y medio de profundidad en su oficina de Richmond. Dentro del tanque una cinta de correr bajo el agua imita las corrientes y condiciones que el submarino encontraría en un océano.
La nave está equipada con un su sonar de alta frecuencia, sus 200kHz no son peligrosos ni molestos para los animales, aunque eso reduce el alcance a 50 o 75 metros. De ahí la importancia de diseñar un submarino, para que pueda mantenerse siempre a una distancia de 50 metros del fondo.
Análisis en la nube
Los datos recopilados por el vehículo autónomo se mandan a Mosaic, una plataforma de análisis de datos universal basada en la nube. En ella se pueden administrar y compartir los datos del fondo marino. El servicio es gratuito para los primeros 50 GB, los fundadores de Bedrock quieren facilitar su tecnología tanto a grandes como pequeñas empresas e investigadores independientes.
Además de servir como exploración para las futuras plantas eólicas marinas de múltiples países, este servicio podría servir para localizar infraestructuras de petróleo y gas envejecidas que necesiten ser desmanteladas. También sería de utilidad en el estudio del deterioro de los fondos marinos.
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