ProtonMail es conocido por muchos usuarios en España como una de las principales alternativas de Gmail. Este servicio de correo electrónico presume de ser más seguro y proteger la privacidad de los usuarios, pero un caso judicial reciente pone en entredicho esta seguridad.
Una orden judicial ha obligado al servicio online a revelar los datos de uno de sus usuarios, en concreto, su dirección IP. Gracias a esa información las autoridades francesas han podido detener al activista que se escondía tras la cuenta de correo en ProtonMail.
Ante las dudas y quejas de los usuarios que han dejado de sentirse protegidos en este servicio, la compañía ha emitido un comunicado para explicar los motivos de su actuación y recalcar su compromiso con la seguridad.
La dirección IP
Las autoridades francesas investigaban a un grupo de activistas que había ocupado plazas y edificios de París de forma ilegal y se habían organizado a través de este correo electrónico. Sin embargo, ProtonMail opera y tiene sus servidores en Suiza, por lo que solo responde ante la legislación y justicia de este país.
A través de la Europol, la investigación solicitó a la justicia suiza la identidad de la persona que había tras esa cuenta de correo. El Departamento Federal de Justicia de Suiza ordenó a ProtonMail responder a la solicitud y el servicio se vio obligado a ceder la dirección IP del usuario.
No se ha revelado el contenido del correo, ni otros datos de la persona, pero con la dirección IP basta para localizar e identificar al usuario. Las direcciones IP (Protocolo de Internet) son un conjunto de números que identifica el dispositivo desde el que se accede a la red.
Se protege el contenido
En un comunicado, la compañía señala que cumplen con la ley de Suiza por ser el país donde operan y que estás solicitudes son bastante frecuentes. Aunque la polémica por su seguridad haya saltado ahora, en su página muestran como han recibido miles órdenes similares en los últimos años.
ProtonMail trabaja con el sistema de cifrado de extremo a extremo, igual que WhatsApp, por lo que ni siquiera la empresa debería poder acceder al contenido de los correos, algo que se ha mantenido en privado.
Tampoco conocen la identidad exacta de la persona que ha creado la cuenta de correo y solo pueden aportar datos como la dirección IP. Averiguar más sobre esa persona a través de esta información es tarea de las autoridades.
La compañía explica así cómo su promesa de seguridad se mantiene intacta, frente a otros servicios como Gmail que no incluyen cifrado de extremo a extremo. Sin embargo, este nuevo caso demuestra que ocultarse por completo en la red es una tarea casi imposible.
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