Los huracanes son los fenómenos meteorológicos más peligrosos del planeta, aunque es complicado que afecten a España ya que necesitan las altas temperaturas de los océanos para poder formarse, como ocurre en la zona del Atlántico o del Pacífico. Se trata de fuertes tormentas que se dan en los mares y que pueden llegar a provocar vientos superiores a los 199 km/h y grandes olas, por lo que es arriesgado que los barcos naveguen.
Desde hace un tiempo los científicos estudian cómo se forman estos fenómenos y qué es lo que provoca que se intensifiquen rápidamente para tratar de contar con mejores previsiones. Por ejemplo, el huracán Ida, que ha dejado fuertes lluvias e inundaciones y que tras el Katrina es el segundo más intenso vivido en Estados Unidos, pasó de ser una tormenta de categoría 1 a 4 en menos de 24 horas.
Si bien un avión puede volar a través de estos fenómenos meteorológicos, los fuertes vientos levantan olas enormes, por lo que es recomendable evitar que un barco navegue directamente hacia ellos. Hasta ahora. Con el objetivo de conocer más sobre ellos, una empresa ha creado una embarcación autónoma capaz de entrar en el ojo de un huracán para recopilar datos.
Directos al huracán
El mayor desafío para la predicción de huracanes es la rápida intensificación de los mismos. Los científicos necesitan comprender los procesos oceánicos que ocurren a medida que aumenta la intensidad, por lo que deben recopilar datos inmediatamente antes y durante un huracán. Para ello, se han creado unos barcos autónomos construidos para sobrevivir a los vientos huracanados y a las enormes olas.
Saildrone es una compañía que se dedica a fabricar embarcaciones oceánicas autónomas para estudiar el medioambiente. Este verano la empresa situada en Silicon Valley (California, EEUU) envió a cinco de sus barcos al océano Atlántico, que históricamente ha visto una gran cantidad de estas tormentas, para recopilar datos.
Los barcos de Saildrone miden 7 metros de eslora y combinan tecnología de propulsión eólica y sensores meteorológicos y oceanográficos, capaces de medir el viento y la temperatura del océano y del aire, alimentados por energía solar para realizar misiones autónomas de recopilación de datos de largo alcance en los entornos oceánicos más hostiles.
Las embarcaciones están supervisadas por un piloto humano a través del satélite y navegan de forma autónoma de un punto de referencia a otro prescrito, teniendo en cuenta el viento y las corrientes, mientras se mantienen dentro de un camino de seguridad definido. Además, están equipados con un transceptor del sistema de identificación automática (AIS), luces de navegación, reflector de radar, colores de ala de alta visibilidad y cuatro cámaras a bordo.
Los barcos ofrecen una resistencia para misiones de más de un año sin necesidad de regresar a tierra para mantenimiento e incluyen un sistema acústico y de cámara avanzado que, combinado con un algoritmo de aprendizaje automático a bordo, fusiona los datos del sensor para brindar información ampliada y en tiempo real, lo que supone una ventaja en la toma de decisiones.
La compañía asegura que sus barcos poseen una velocidad promedio de entre dos y seis nudos y que son los únicos vehículos capaces de obtener datos meteorológicos y ambientales por encima y por debajo de la superficie del mar; y de resistir los vientos extremos y el estado del mar presente durante un huracán, como a olas de más de tres metros.
Para ello, están equipados con 'alas de huracán' reforzadas que les permiten "ir donde ningún otro barco científico se ha aventurado, directamente al ojo del huracán y recopilar datos que podrían hacer que las comunidades de todo el mundo estén más seguras de estas tormentas destructivas", afirma Richard Jenkins, fundador y director ejecutivo de Saildrone.
Datos en tiempo real
Los barcos autónomos de Saildrone se meten de lleno en el ojo del huracán para transmitir datos meteorológicos y oceanográficos del océano en tiempo real; incluida la temperatura del aire y la humedad relativa, la presión barométrica, la velocidad y dirección del viento, la temperatura y salinidad del agua, la temperatura de la superficie del mar y la altura, y el periodo de las olas.
Estos datos se envían al Sistema Mundial de Telecomunicaciones (SMT) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y se difunden a todos los principales centros de predicción, que son unas 20 agencias en todo el mundo, incluida la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), para mejorar las previsiones.
Los científicos esperan que estos nuevos barcos autónomos puedan recopilar datos que les ayuden a mejorar tanto la física de este modelo de embarcación autónoma como los pronósticos de intensidad de los huracanes. Por el momento, Saildrone ha fabricado alrededor de cien de estos vehículos no tripulados y planea crear más, incluyendo modelos aún más grandes.
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