La histórica foto de 717 gigapíxeles para estudiar un Rembrandt como nunca se ha hecho
El Museo Nacional de Ámsterdam ha tomado una gigantesca fotografía de 'La ronda de noche' que permite ver con más detalle que nunca el cuadro de Rembrandt.
5 enero, 2022 06:07Noticias relacionadas
El término megapíxeles es ya común para la mayoría de usuarios. Se ha convertido en una potente herramienta de marketing a la hora de determinar qué cámara de un teléfono es mejor, sin embargo, no es tan habitual conocer la dimensión de la denominación gigapíxel.
Un gigapíxel son 1.000 megapíxeles, con lo que una fotografía tomada con varios cientos de gigapíxeles abarca una cantidad de información y detalle que no puede verse habitualmente. Hay proyectos online como el de EarthCam con su GigapixelCam X80, que permitía perderse por Nueva York en una toma de 120 gigapíxeles, pero ahora el Museo Nacional de Ámsterdam (Rijksmuseum) ha ido un paso más allá con una espectacular foto de 717 gigapíxeles.
En un ambicioso proyecto, han publicado una fotografía del cuadro La ronda de noche de Rembrandt para poder ver al detalle no sólo cada trazo que el genial pintor neerlandés dio sobre la obra, sino poder observar hasta cada grieta de este óleo de más de cuatro metros de largo.
Una foto para la historia
Los investigadores del museo han hecho historia con la fotografía de 717.000 millones de píxeles, ya que se ha convertido en la imagen digital más grande de una obra de arte jamás creada. El detalle llega hasta tal extremo que la distancia entre dos píxeles es de 5 micrómetros (0,005 milímetros), con lo que no se puede observar hasta el más mínimo detalle de la página del Rijksmuseum y que está accesible a todo el mundo ahora que van a restaurar la obra.
Para haber podido realizar esta ambiciosa imagen, no sólo ha hecho falta una cámara de alta resolución, sino también un proceso parecido al de un puzle en el que cada fotografía es una pieza que se funde con la siguiente y permite navegar por ella con un detalle al extremo.
En concreto, los investigadores del museo han utilizado una cámara Hasselblad H6D 400 MS de 100 megapíxeles que capturó un total 8.439 fotos individuales que medían 5,5 cm x 4,1 cm. Cada disparo además tenía una profundidad de campo de 125 micrómetros. Además, para asegurar de que todas las fotos estuvieran enfocadas, la superficie de la pintura se escaneó primero con láser y la cámara tuvo que ajustarse antes de tomar la foto.
Una vez tomadas, se usó un sistema de inteligencia artificial que gracias a los algoritmos de reconocimiento fueron los encargados de formar la imagen final. Un archivo tan grande y pesado que ocupa 5,6 terabytes. Además, una red neuronal verificaba el color y la nitidez después de tomar cada foto, un proceso casi artesanal para que los algoritmos se puedan aplicar con corrección.
El proceso "fue un desafío increíble. Mucha gente pensó que era imposible (...) Nos hemos superado a nosotros mismos y eso se puede llamar sin duda un hito mundial", explicaba Robert Erdmann, científico sénior del museo.
Y es que no es la primera vez que la entidad lleva a cabo un proyecto así con la popular obra de Rembrandt, pero sí es el más ambicioso. En mayo de 2020, realizaron otra fotografía del cuadro de 44,8 gigapíxeles, con una distancia entre píxeles de 20 micrómetros. Es decir, la nueva fotografía es cuatro veces más nítida que la imagen anterior.
De este modo, "con la nueva imagen, los científicos pueden estudiar la pintura aún mejor desde la distancia. Todos los procesos futuros de envejecimiento en la pintura también se pueden rastrear con mayor precisión. Esta foto es lo suficientemente nítida como para que las redes neuronales puedan examinar la pintura en poco tiempo en busca de similitudes en las partículas de pigmento o el mapeo de todos los jabones de plomo. Esto no fue posible con la foto anterior", indican desde el museo. Una forma de poder contemplar la obra durante el tiempo que no estará expuesta debido a un proceso de restauración.
Tecnología para el arte
Más allá de la fotografía y láseres de reconocimiento de texturas, no es el primer gran proceso tecnológico al que se enfrenta la obra de Rembrandt. A mediados del año pasado el Rijksmuseum concluyó un proceso de dos años que reconstruía la parte exterior del cuadro, que se había perdido cuando se ubicó en el Palacio Real de Ámsterdam.
Para hacerlo, el equipo del museo utilizó un sistema de inteligencia artificial que recreaba el estilo del pintor junto a la información de una copia atribuida a Gerrit Ludens (para saber qué había en los bordes). Finalmente, se logró reconstruir una pieza en la que se añadían a tres figuras que se pudieron ver en una exposición temporal y que no pertenecen a la obra que va a ser restaurada.
El proceso conllevó 51 TB de información con diferentes técnicas entre las que se encontraba el análisis de la obra con infrarrojos o escaneado 3D, un aluvión de información que sirvió para entrenar a la red neuronal que fue la encargada de replicar casi un metro más de cuadro tal y como el mismísimo Rembrandt lo habría hecho.