El día 30 de octubre de 1961, Rusia lanzó la bomba nuclear más potente creada por el ser humano hasta la fecha: la Bomba del Zar. Un arma que ha comenzado a salir en titulares de medios por España debido a la amenaza nuclear que supone la guerra entre Rusia y Ucrania. Y no es para menos, ya que no solo existen datos sobre la inmensa potencia de esta bomba; existen registros audiovisuales sobre su poder destructivo masivo.
Y es que hasta el año 2020, solo existían metrajes bastante mal conservados, recortados en clips, sobre la explosión de la Zar ese día. Sí, mostraban el hongo nuclear y su devastación, pero era difícil hacerse a la idea de dicho poder con el mal estado de las imágenes. En 2020, la Corporación Estatal de Energía Atómica Rosatom, lanzó un documental de 30 minutos sobre dicha prueba con imágenes inéditas de la misma, incluso en primera persona.
Estas imágenes no solo muestran en mucha mejor calidad la prueba de la Bomba del Zar, sino que recoge detalles como el transporte inicial o la vista de los pilotos del Tu-95V, que tuvo que ponerse gafas protectoras ante la explosión de la bomba de 27 toneladas. Una bomba que, por cierto, estaba limitada.
La Bomba del Zar
La Bomba del Zar alcanzaba un peso de 27 toneladas en 8 metros de largo por 2,1 de diámetro, por lo que tuvo que ser transportada en un bombardero Tupolev Tu-95V especialmente modificado para que pudiera acarrear semejante carga. El sistema de lanzamiento consistió en acoplar un paracaídas a la bomba y dejarla caer desde la bodega central del avión.
La bomba fue lanzada con un equipo de paracaídas a una altura de 10.500 metros. La Bomba del Zar explotó, cuando su altímetro se posicionaba en 4.000 metros sobre la bahía de Mityushikha. Las estimaciones de la prueba dejaron claro que la potencia de la bomba en cuestión fue de 50 megatones (aunque en un inicio desde Estados Unidos pensaron que fue de 57).
Lo más terrorífico de esta bomba es que el diseño inicial hacía que fuera posible aumentar la explosión final para conseguir 100 megatones de potencia. Algo que se descartó por razones ambientales.
La detonación
Evidentemente, estas imágenes están teñidas por la propaganda soviética, por lo que el montaje en sí ha de ser obviado. Las imágenes comienzan con la bomba, completamente ensamblada, siendo transportada por diversos vehículos. Se lleva a través de un tren de vapor, para ser transportada a la base aérea de Olenya, cerca de Olenegorsk, Kola. En este sitio, se descargó la bomba y se trasladó en camión.
Se escogió para esta prueba un Tu-95V, una versión del bombardero nuclear Bear-A de primera generación para esta prueba. El avión tenía en su fuselaje un tratado a color blanco para evitar la potencia del fogonazo de la bomba, y se extendió incluso para cubrir las palas de las hélices de los motores. La idea era que la tripulación aérea pudiera sobrevivir. Aunque el bombardero, a la hora de lanzar la bomba ya se encontraba a 39 kilómetros de la zona cero, fue alcanzado por la onda expansiva cuando recorrió 115 kilómetros.
Las siguientes imágenes muestran no solo a la tripulación aérea ponerse las gafas protectoras sino la explosión en varias perspectivas, incluso desde el aire. De nuevo, la única forma que teníamos de ver la explosión y el hongo nuclear hasta ese momento era a base de clips bastante maltratados por el tiempo. En este caso, se puede observar incluso la caída de la propia bomba de 27 toneladas, con su paracaídas. Incluso hay imágenes sobre el fogonazo de luz dando sobre la cabina del avión.
La imagen se encuentra ligeramente distorsionada, pero se puede distinguir no solo el inmenso hongo nuclear, sino la brutal columna de humo que se genera en su base. También se puede ver desde el aire y en el horizonte la nube en forma de hongo que deja la Bomba del Zar tras ser lanzada.
El Tu-95V no estuvo solo, por cierto; le acompañaron hasta 2 aviones adicionales, incluyendo un birreactor Tu-16 que sirvió como laboratorio en el aire, aunque al principio del metraje se puede ver una formación de 5 vehículos aéreos. La prueba fue registrada con cámaras, equipos de radiotelemetría, osciloscopios y registradores de presión para controlar incluso la onda expansiva de la bomba. El mismo Tu-95V también tenía equipamiento de este estilo.
El documental especifica que toda la prueba fue supervisada por un búnker subterráneo en la bahía de Belyusha, a más de 260 kilómetros al sur de la prueba. Este tenía equipamiento de filmación y osciloscopios. Se usaron buques de guerra cercanos como enlaces de comunicaciones entre el búnker de Belyusha y el D-8, otro puesto situado a 90 kilómetros que tenía un puesto de mando subterráneo y equipos de medición adicionales.
El resto de imágenes van moviéndose entre los aviones cercanos y entre planos de tierra. Una imagen se posiciona sobre el Tu-16, a una distancia de 249 kilómetros que recogió la bola de fuego elevándose hasta alcanzar una altura de casi 20 kilómetros. 40 segundos después, la bola de fuego alcanza unos 30 kilómetros y se puede ver la nube en forma de hongo que alcanza los 64-67 kilómetros de altura y un diámetro total de 90 kilómetros.
Se pueden vislumbrar tanto al Tu-95V como a sus otros compañeros regresando y con la nube de la explosión aún siendo visible. De hecho, los científicos responsables llegaron a la zona de la explosión en un helicóptero Mi-4 con sistemas de rastreo de radiación y sin equipamiento anti radiación. Las últimas imágenes en cuestión muestran la destrucción total de la zona.
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