La disminución de la presión militar de Moscú sobre sus posiciones invadidas ha permitido a Ucrania ejecutar algunos ataques contra instalaciones e infraestructuras estratégicas más allá de su frontera. La última de ellas tiene como protagonista un helicóptero de ataque Mil Mi-24 que se atravesó la línea que les separa de Rusia para bombardear un almacén petrolífero en Bélgorod en la mañana de este viernes. En esta ocasión nada ha tenido que ver el material militar que enviaron países como España, sino más bien la pericia del piloto que logró traspasar la línea enemiga y volar a tan baja cota que no fue detectado por los radares.
Los vídeos del ataque no tardaron en recorrer las redes sociales y Vyacheslac Gladkov, gobernador de la óblast de Belgorod, lo confirmó a través de Telegram apuntando a "un incendio en el depósito de combustible debido a un ataque aéreo llevado a cabo por helicópteros del ejército ucraniano, que entraron en territorio ruso a baja altura".
En la operación habrían estado involucrados al menos 2 unidades de helicóptero Mil Mi-24 que habrían conseguido destruir un total de 8 tanques de combustible. Todo eso en una de las zonas más militarizadas de todo el despliegue de Vladímir Putin, que comprende el territorio entre Kharkiv —la segunda ciudad de Ucrania que cayó en manos rusas nada más comenzar la invasión— y el propio Belgorod. Levantando algunas sospechas sobre la posibilidad de que se trate de un ataque de falsa bandera, como recoge The War Zone.
Este ataque es el segundo ejecutado por el ejército ucraniano en pocos días en la misma región. La óblast de Belgorod también fue objetivo hace unos días de misiles Escarabajo ucranianos que impactaron contra un depósito de armamento, dejando 4 militares heridos y la infraestructura severamente dañada.
De origen soviético
Como la inmensa mayoría del material militar del que dispone Ucrania, el modelo de helicóptero de ataque Mil Mi-24 lleva el sello la Unión Soviética en su diseño, desarrollo y fabricación. Comenzó a plantearse a principios de los años 60 y las autoridades de la época se lo encargaron al ingeniero aeronáutico Mikhail Mil, de cuya compañía han salido algunos de los más importantes como el helicóptero más grande del mundo.
Entró en servicio en 1972 en el ejército soviético y todavía hoy sigue en producción y operativo en Rusia tras aplicarse algunas actualizaciones. Incluso se diseñó una versión de exportación —Mi-25 y Mi-35— que está presente en países de todo el mundo como India, Corea del Norte, Perú o Polonia. Fruto de esas 5 décadas en el mercado y a las mejoras se han ido creando modelos específicos y versiones. Casi tantas como ejércitos donde sirve.
En el caso ucraniano, la versión que se encuentra actualmente operativa es la Mi-24P Hind-F que para principios de la década del 2010 comenzaron una actualización hacia la versión Mi-24PU1. Esta renovación de la flota consistió en unos nuevos motores junto a un sistema de autoprotección electrónica contra misiles guiados por infrarrojos y un designador de objetivos mediante láser para una mejor precisión en los lanzamientos de misiles nocturnos.
Aunque el primer Mi-24PU1 lo recibió el ejército ucraniano en 2012, los últimos reportes del pasado septiembre indican que todavía no se habían completado los trabajos de toda la flota. Antes de la invasión de Rusia, el número de helicópteros de este modelo operativos en las filas ucranianas era de 34.
En cuanto a las especificaciones del helicóptero, cuenta con capacidad para 8 soldados —sin contar con 3 personas de tripulación— una longitud de 17,5 metros con una envergadura de 6,5 metros. Se completa con un peso máximo al despegue de 12.800 kilogramos, una velocidad máxima de 355 kilómetros hora y una autonomía para unos 650 kilómetros.
Misiles no guiados
Los S-8 que equipan estos helicópteros es una versión aligerada del cohete que puede equipar un amplio abanico de ojivas; desde cargas de penetración a explosivas de alta energía y pasando por algunas de contramedidas de radar. Tienen su origen en los años 70 y fueron especialmente diseñados para lanzarse desde aviones cazas como el Sukhoi Su-25 y helicópteros de combate.
El alcance máximo de estos misiles llega a los 4 kilómetros, según la versión y tienen un peso que va entre los 11,3 y los 15,2 kilogramos, dependiendo de la carga que lleven. Al igual que ocurre con los helicópteros, los misiles S-8 también han ido recibiendo actualizaciones importantes, la última de ellas se dejó ver en 2018 con un sistema de propulsión mejorado y la capacidad de detonar la carga después de penetrar hormigón o blindaje ligero. Se desconoce la versión exacta que ha utilizado Ucrania en el ataque al almacén de combustible.
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