La invasión rusa de Ucrania prosigue con su lógica devastadora, con Putin centrando sus esfuerzos en acabar con el asedio de Mariúpol y anexionarse de facto el sur del país presidido por Volodímir Zelenski. Como respuesta ante la evolución del conflicto, en las últimas semanas los países de la OTAN, incluida España, parecen decididos a reforzar al ejército ucraniano. La Ministra de Defensa de Alemania, Christine Lambrecht, confirmaba el envío de tanques antiaéreos Gepard.
Esta ayuda se ha comunicado públicamente durante la conferencia sobre Ucrania que Lloyd Austin, secretario de Defensa estadounidense, ha convocado en la Base Aérea de Ramstein y en la que participan más de 20 países. Es una manera de responder a las críticas que ha recibido el gobierno alemán por su actitud vacilante en cuanto a la entrega de armas al ejército ucraniano.
Desde los primeros compases de la invasión rusa se ha discutido mucho sobre la posible entrega de los sistemas Gepard. La empresa de armamento Krauss-Maffei Wegmann (KMW) anunció en febrero que todavía tienen alrededor de 50 vehículos en su propio stock, que estarían listos para ser entregados a Ucrania después de un breve período de tareas de reparación. El presidente de KMW, Ralf Ketzel, dijo entonces que los sistemas de armas podrían volver a estar "operativos relativamente rápido".
El Flugabwehrkanonenpanzer Gepard (más conocido como Flakpanzer Gepard) es un tanque antiaéreo autopropulsado (SPAAG) desarrollado en la década de 1960, en pleno apogeo de la Guerra Fría. Se puso en servicio por primera vez en 1974 y ha sido actualizado varias veces para adaptarse a los nuevos desafíos y avances militares, aunque está lejos de ser un sistema moderno.
El Gepard fue una de las piedras angulares de la defensa aérea del ejército alemán (Bundeswehr) y de otros países de la OTAN, como Bélgica y Holanda. KMW fabricó en su día 570 de estos tanques antiaéreos, hasta que el modelo fue retirado por el ejército alemán a finales de 2010 y sustituido por el LeFlaSys, con cuatro lanzadores de misiles Stinger, y MANTIS, un sistema de defensas antiaéreas de última generación. Jordania, Brasil y Rumanía todavía disponen de varios Gepard en activo, mientras Bélgica, Chile y Holanda se han unido a Alemania en su retirada. Catar también se había interesado en comprar parte del stock de KMW para reforzar la seguridad de cara al Mundial de Fútbol que se celebrará a partir del próximo noviembre.
Sistemas de detección
El Gepard tiene integrado un radar de búsqueda general en la parte trasera de la torreta, que puede abatirse si es necesario para protegerse del fuego enemigo. Su antena gira sobre sí misma una vez cada segundo y es capaz de detectar aeronaves situadas a un máximo de 40 km de distancia. Gracias a este radar, el tanque puede disparar a objetivos a una velocidad de hasta 1500 km/h.
Si el radar de exploración localiza cualquier vehículo aéreo, su señal aparece en la pantalla situada en el interior de la torreta. Una vez identificado como enemigo, entra en juego el radar de seguimiento con telémetro láser, que va montado en la parte delantera de la torreta, entre los cañones. Este se encarga de fijar el objetivo y apuntar los cañones, que siguen a la aeronave fijada en todos sus movimientos.
El vehículo se basa en el chasis del tanque Leopard 1 y cuenta con una torreta capaz de girar 360 grados, con dos cañones automáticos Oerlikon KDA de 35 mm. Cada cañón tiene una cadencia de tiro de 550 rondas por minuto, lo que da un tiempo de fuego continuo de 37 segundos antes de quedarse sin munición (con 680 rondas para ambos cañones). Una vez que la munición se ha consumido, se necesitan entre 20 a 30 minutos para llenar los cargadores desde el exterior del vehículo.
Alta movilidad
La versión actual del Gepard, capaz de operar de día y de noche y en todo tipo de climas, está diseñada para defenderse de cazas de combate, helicópteros, misiles teledirigidos, cohetes y drones, pero también puede ser utilizado contra objetivos terrestres. Según asegura su fabricante, los proyectiles balísticos de los Gepard no pueden ser interrumpidos por contramedidas electrónicas.
El motor de 610 kW y 830 CV permite una colocación rápida incluso en terrenos difíciles, con una velocidad máxima superior a los 50 kilómetros por hora. Su movilidad fuera de la carretera y el rápido giro de la torreta le permiten reaccionar rápidamente para enfrentarse a todo tipo de amenazas aéreas.
Los sistemas de defensa antiaérea de Ucrania son cruciales ante la superioridad manifiesta de Rusia, que dispone de cazas de cuarta generación, así como pilotos más experimentados en combate. Sus principales armas para defenderse de los cazas, helicópteros y drones rusos son los Stinger, misiles tierra-aire con sistema de guiado por infrarrojos, y los polacos GROM, que cuentan con un cohete alimentado por combustible sólido como propulsor.
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