La capacidad armamentística de Estados Unidos está íntimamente ligada a los submarinos nucleares que campan a sus anchas en los lugares más recónditos e inesperados del planeta. A pocos días de que España inaugure la etapa de navegación de su nuevo submarino Isaac Peral, el país estadounidense acaba de colocar en aguas abiertas el sumergible clase Virginia de toda su flota que ha recibido el nombre de New Jersey.
La nave ha sido sumergido y remolcado por embarcaciones al muelle de submarinos del astillero para completar las labores de instalación de equipamiento, los ensayos y la certificación de la tripulación. Según recoge Newport News, la compañía encargada de la fabricación, el New Jersey se encuentra completado al 92%.
Los trabajos en el submarino comenzaron en el 2016 y su etapa seca terminó el pasado marzo, cuando el astillero lo trasladó a un dique seco flotante. "Lograr este hito en la construcción es un evento muy gratificante para nuestro equipo de construcción naval", tal y como ha explicado Jason Ward, vicepresidente de construcción de submarinos de clase Virginia de Newport News.
El New Jersey es la unidad número 22 de la clase Virginia en construirse y su papel será el de submarino nuclear de ataque. Uno que permita a las fuerzas navales de Estados Unidos operar tanto en entornos oceánicos abiertos como litorales. También se han consolidado como el relevo generacional de la clase Los Ángeles, a quienes les irán sustituyendo a medida que salgan de los astilleros.
De ataque y nuclear
La clase Virginia comenzó a diseñarse a principio de los años 90 bajo el nombre en clave de Centurión. El encargo del Departamento de Defensa para su construcción fue dirigido a Newport News y General Dynamics Electric Boat Company quienes realizaron un modelo a un cuarto de escala de un submarino clase Virginia. Estas dos empresas son las únicas con autorización gubernamental para la fabricación de submarinos nucleares y, con esta unión temporal, se repartieron la construcción e integración.
Newport News se ha encargado de la construcción de la popa, zonas de habitabilidad, espacios de maquinaria, sala de torpedos, la vela y la proa. Por su parte, la subsidiaria de General Dynamics ha construido la sala de máquinas y la sala de control.
El primer submarino de su clase el Virginia —que da nombre a toda la familia— entró oficialmente en servicio en 2004, inaugurando de esta forma una cadencia de entregas continua que se mantiene hasta hoy. Al diseño inicial, la Navy de Estados Unidos ha ido aplicando revisiones y adaptaciones que se han traducido en submodelos dentro de la clase Virginia. Actualmente, se encuentra en el Bloque IV de actualización donde se encuadra el New Jersey y tienen previsto llegar a una quinta versión.
Aunque existen ciertas diferencias entre cada una de las actualizaciones, la clase Virginia tiene una masa de desplazamiento de 7.900 toneladas que planea llegar a 10.200 con la quinta generación. Tiene también una eslora de 115 metros —140 la quinta generación— con un diámetro que alcanza los 10 metros.
Su sistema de propulsión nuclear es capaz de generar una potencia de 210 MW (unos 280.000 caballos) en un único reactor desarrollado por General Electric y que estrenó la clase Virginia. Gracias a él, este modelo de submarinos dispone de un alcance ilimitado con una autonomía estimada suficiente para pasar 33 años sin reabastecerse de combustible nuclear. Tan solo está limitado por la cantidad de víveres que puede almacenar en sus bodegas para abastecer a su tripulación de 135 personas.
Actualmente hay 21 submarinos de la clase Virginia en servicio mientras 10 más se encuentran en construcción. Los planes de la Navy pasan por ir recibiendo estas unidades hasta el 2043 y que los últimos en llegar se retiren a lo largo de la década de 2070.
Torpedos y rayos láser
Una parte fundamental de estos submarinos nucleares de Estados Unidos es su capacidad de ataque, para lo que incorporan toda una serie de armas a bordo. El New Jersey equipa 12 misiles de crucero Tomahawk de larga distancia y ataque a superficie junto a 4 tubos lanzadores de torpedos UGM-84 Harpoon. En total, puede acarrear 37 unidades de munición. En la quinta generación, espera poder incrementar ese número hasta 72.
Uno de los campos de investigación de armamento con el futuro más prometedor es el de los rayos láser. Israel ya cuenta con un escudo aéreo que fulmina amenazas en 4 segundos y algunos reportes de inteligencia de código abierto apuntan a que Estados Unidos está equipando sus submarinos clase Virginia con un arma similar.
Este rayo láser de alta energía se podría instalar en el mástil fotónico del submarino y contaría con una potencia de entre 300 y 500 kW. Con esta energía, el sistema periscópico puede salir del agua y alcanzar a objetivos como drones, aeronaves o embarcaciones para desintegrarlos en muy pocos segundos y con una precisión quirúrgica.
Su particular diseño le permite disponer de ciertas capacidades furtivas que se emplean en la recopilación de información para realizar labores de inteligencia. Para ello, dispone de todo tipo de sensores, radares, sónares, sistemas de guerra electrónica y un ecosistema de telecomunicaciones satelitales cifrado.
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