Aunque la guerra ahora mismo se centra dentro de los dominios de Ucrania, Rusia tiene a su disposición un gran abanico de buques de guerra y submarinos apostados en el mar Mediterráneo. Como respuesta a estas posiciones estratégicas rusas, países de la OTAN como España o Estados Unidos también mueven parte de su fuerza militar naval a este mar con el fin de servir como contrapeso.
Precisamente la Navy estadounidense ha recalado uno de sus buques al norte del mar Jónico en colaboración con Italia y Francia. Concretamente es el USS Harry S. Truman como una de las piezas fundamentales del elenco de portaaviones nucleares del país norteamericano que lleva en servicio en 2010. A bordo del Truman se encuentra una flota de un avión caza muy particular: el Boeing EA-18G Growler (Gruñón, en español).
Este cazabombardero es una adaptación a la guerra electrónica de lo que en España conocemos F-18. Una versión muy particular acostumbrada a servir en el océano Pacífico o en longitudes más cercanas a Oriente Medio que el mar Jónico. Estas aeronaves de combate se encuentran ahora en las inmediaciones las fronteras más orientales de la OTAN con la mirada puesta en las posiciones rusas en Ucrania.
Desde que comenzara la invasión hace más de un mes, los cazas han realizado más de 75 misiones de patrulla en el flanco este de la OTAN junto a la frontera ucraniana. Teniendo como base de operaciones el Truman y con el objetivo de vigilar el espacio aéreo de la Alianza.
Guerra electrónica
El EA-18G Growler es una aeronave especialmente diseñada para servir en portaaviones como el Truman y comenzó su andadura en 2001 tras unas pruebas de la propia Boeing instalando un sistema de guerra electrónica en un EA-18 parcialmente modificado. Esta iniciativa fue apoyada por la Navy estadounidense quien, en 2003 y 1.000 millones de dólares mediante, adjudicó al propio fabricante el desarrollo de la aeronave y a Northrop Grumman la integración del sistema de guerra electrónica que ya empleaba en el EA-6B Prowler.
Tras una serie de pruebas llevadas a cabo durante 2006, el avión entró en servicio en 2009 y tuvo su estreno en combate en la guerra de Libia de 2011. Desde entonces, el Growler es una pieza fundamental de la guerra electrónica embarcada de Estados Unidos en las labores de localización e interceptación de radiofrecuencias enemigas principalmente asociadas a sistemas radar.
Para realizar su trabajo, esta versión emplea complementos de guerra electrónica bajo sus alas y la panza fabricados primeramente por Northrop Grumman bajo el nombre ALQ-99 y posteriormente por Raytheon —tras un encargo de la Navy en 2013— denominado ALQ-249. Esta renovación integral del sistema de guerra electrónica se comenzó en 2019 y, por el momento, se encuentra en plena fase de despliegue e instalación.
El ALQ-249 de Raytheon se centra en el espectro medio de radiofrecuencia entre los 2 y los 6 GHz capaz de denegar, interrumpir y degradar la tecnología enemiga, incluidos los sistemas de defensa aérea y las telecomunicaciones. Con el sistema a bordo, los pilotos de Growler pueden identificar y derrotar rápidamente a los actores hostiles en entornos de espectro electromagnético altamente disputados, según recoge Global Security.
También dispone del conjunto de contramedidas de comunicación ALQ-227 como dispositivo electrónico diseñado para interceptar, procesar y bloquear señales, al tiempo que determina su dirección. Con el objetivo de desvelar la posición del atacante.
El Growler tiene un espacio para dos tripulantes con una masa máxima al despegue de 29 toneladas impulsadas por un par de motores General Electric. Tiene una velocidad máxima de 1.900 kilómetros por hora y un techo de vuelo de 15.000 metros. Además de los sistemas de guerra electrónica, también dispone de misiles HARM antirradiación y de ataque aire-aire.
Ojo de halcón
Junto al EA-18G Growler, otro de los convivientes en el USS Harry S. Truman es el Northrop Grumman E-2 Hawkeye (Ojo de halcón, en español). Esta aeronave se encuadra dentro de las de alerta temprana gracias a su gran radar instalado en la zona superior del fuselaje y puede operar embarcada en los portaaviones de la Navy estadounidense.
Está diseñada para detectar a otros aviones, embarcaciones, vehículos y misiles; así como otro tipo de proyectiles de largo radio. La tripulación del E-2 se compone de 5 personas entre pilotos, oficiales de radio, oficiales del centro de información de combate y oficiales de control de aeronave.
Tiene un peso máximo al despegue de 26 toneladas propulsados por un par de motores turbohélice. Dispone también de una velocidad máxima de 650 kilómetros por hora y una velocidad de crucero de 474 kilómetros por hora.