La resistencia ucraniana utiliza, en buena parte, el armamento que países como España han enviado a sus filas para seguir provocando errores y fallos importantes en el lado ruso. El último de ellos está relacionado con un tipo de misil muy particular de cuyo funcionamiento y equipamiento interno no se conoce prácticamente nada. Algo que podrá cambiar en las próximas semanas tras caer una unidad en manos del ejército de Zelenski.
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Se trata del modelo R-77-1, una munición aire-aire de fabricación rusa y de medio alcance que los servicios de emergencia ucranianos han encontrado y desenterrado, según recoge Defence Blog. En las imágenes publicadas en redes sociales se puede apreciar cómo el misil se encontraba clavado en mitad de un bosque con más de la mitad de su longitud bajo tierra.
Una de las posibilidades que apuntan los últimos reportes abre la puerta a que el piloto ruso habría disparado el misil por error y éste —por un factor todavía desconocido— no ejecutó el ataque ordenado. Otra posibilidad es que el misil se desprendiera del anclaje en el caza debido a un fallo de sujeción o a un problema con el enganche y cayera a plomo hacia el suelo.
Este tipo de hallazgos se convierten en auténticos regalos para los ingenieros y técnicos de los ejércitos que no pierden ni un minuto en descubrir cómo funcionan. Uno de los ejemplos más recientes —dentro de esta guerra— ocurrió en marzo, cuando unos modelos muy concretos de dardos señuelo cayeron en suelo ucraniano y permitieron a los científicos del país y aliados investigar sobre su construcción.
Los datos recopilados de este proceso de ingeniería inversa sirven para saber cómo funcionan internamente, el nivel tecnológico de las fuerzas armadas enemigas y, en última instancia, para crear contramedidas. Se pueden estudiar los puntos débiles de los sistemas integrados y conocer más sobre otras municiones que potencialmente pueden compartir elementos.
La versión base del R-77 (apodado como AA-12 Adder por la OTAN) es un misil aire-aire que la otrora Unión Soviética comenzó a desarrollar a principios de los años 80. Finalmente, ya en época de la Federación Rusa, se puso en servicio en los años 90 como una de las municiones más flexibles en el terreno del mediano alcance.
El relativo éxito —incluido el de exportación— del misil ha permitido al fabricante Vympel ir desarrollando y creando variantes y nuevos modelos basados en el R-77. En el caso del hallazgo ucraniano, se trata de la versión R-77-1 que comenzó a operar en 2010 y se integró 5 años después dentro de los cazas Sukhoi Su-35, inaugurando su vida operativa en unas maniobras en Siria.
Está diseñado para abatir amenazas aéreas como otros cazas, aeronaves de ataque de todo tipo, bombarderos, helicópteros e incluso misiles de crucero. Para ello cuentan con toda una carta de protecciones contra la guerra electrónica que le permiten alcanzar sus objetivos en un radio de 110 kilómetros y a 25.000 metros de altura.
Cuenta con un peso sensiblemente mayor que la versión básica, lo que se traduce en un mayor alcance y en una ojiva de 22,5 kilogramos. El sistema de propulsión se basa en un cohete de combustible sólido que le catapulta a más de 4 veces la velocidad del sonido.