Reconstrucción tridimensional del asentamiento casarabe Cotoca

Reconstrucción tridimensional del asentamiento casarabe Cotoca Heiko Plümmers Omicrono

Tecnología

Satélites, láseres y drones: las nuevas herramientas que permiten encontrar civilizaciones perdidas

La revolución tecnológica que vive la arqueología permite cubrir mucho más terreno en menos tiempo y encontrar asentamientos más fácilmente.

28 septiembre, 2022 03:50

Las principales herramientas de los arqueólogos siempre han sido los mapas, los cepillos, los cedazos... y la imaginación. Y, en el caso de Indiana Jones, el icónico sombrero y el látigo que no falten. Desde hace unos años, a esos elementos hay que añadir los satélites, drones, láseres y sensores, un impulso tecnológico que ayuda a la disciplina a localizar dónde se encuentran algunas de las maravillas del mundo antiguo todavía por descubrir. A día de hoy y sin moverte de España, puedes estudiar y visitar yacimientos de todo el mundo, como los restos de la cultura prehispánica Casarabe recientemente descubiertos gracias a la tecnología LiDAR en Bolivia.

[Zenmuse L1, el primer dron con LiDAR de DJI es ideal para ingenieros]

Hasta hace poco más de una década, había cierto consenso entre los arqueólogos sobre las poblaciones precolombinas de la cuenca amazónica. La creencia más arraigada entre los especialistas era que, antes de la llegada de los conquistadores españoles, la frondosa selva de países como Perú, Colombia o Bolivia sólo había acogido a pequeñas tribus. La teoría se apoyaba en las inundaciones periódicas que se dan en la cuenca del Amazonas, incompatibles con asentamientos permanentes en la zona en caso de no contar con tecnología avanzada.

Pero no todos los arqueólogos estaban de acuerdo. Heiko Prümers, especializado en América Latina y profesor de la Universidad de Bonn, empezó en 1999 a investigar dos pequeñas lomas localizadas en Llanos de Mojos, al norte de Bolivia. La confirmación a sus sospechas llegó gracias a un escáner LiDAR (siglas en inglés de Laser Imaging Detection and Ranging, o lo que es lo mismo, detección y localización de imágenes por láser), que fue fundamental para poder 'borrar' la densa vegetación actual y encontrar los restos de la civilización Casarabe.

El poder del láser 

El método utilizado por Prümers y su equipo es similar al que se usa actualmente para labores topográficas. Consiste en un escáner acoplado a un helicóptero, una avioneta o un dron, capaz de transmitir cerca de 1,5 millones de pulsos láser por segundo. En un paso posterior de evaluación, la vegetación se elimina creando un modelo digital de la superficie terrestre, que también puede visualizarse como una imagen en 3D.

"Los primeros resultados fueron excelentes y demostraron la eficacia de la tecnología incluso en bosques densos. A partir de ese momento, surgió el deseo de cartografiar los grandes asentamientos de la cultura Casarabe utilizando la tecnología LiDAR", afirmó Prümers en un comunicado de la Universidad de Bonn.

Imagen de la ciudad perdida de Cotoca a través de tecnología LiDAR

Imagen de la ciudad perdida de Cotoca a través de tecnología LiDAR Heiko Prümers/DAI Omicrono

Así, gracias a la perseverancia del arqueólogo y a la precisión del láser, fueron descubiertas pirámides cónicas de 22 metros de altura, inmensos canales y largas calzadas en docenas de yacimientos arqueológicos repartidos en un área de más de 204 kilómetros cuadrados. El levantamiento de planos tridimensionales ha permitido a los especialistas hacerse una idea precisa de lo avanzado que era el pueblo casarabe y la complejidad de su organización sociopolítica.  

Gracias al LiDAR también se reveló la importancia y el trazado urbano de los dos centros culturales y económicos de los casarabes, Cotoca y Landiva. Según los cálculos de Plümers y su equipo, estaríamos posiblemente ante los mayores asentamientos amazónicos precolombinos, superiores en tamaño a la mayoría de ciudades sudamericanas de la antigüedad.

DJI Zenmuse L1 M300 RTK

DJI Zenmuse L1 M300 RTK DJI Omicrono

Curiosamente, la tecnología LiDAR es la misma que está detrás de los avances en realidad aumentada de los últimos años, incorporados a los dispositivos Pro de Apple desde 2020. También ha sido fundamental para el desarrollo de los coches autónomos, que la utilizan para obtener un mapa 3D del terreno que tienen alrededor. Sus posibilidades son enormes, también a pequeña escala, como la app de Ikea que escanea tu salón y te permite ver cómo quedarán los muebles.

Arqueología espacial

El LiDAR no es la única tecnología que ha servido para realizar sorprendentes hallazgos arqueológicos en la actualidad. Otra experta en la materia, Sarah Parcak, lleva más de una década aprovechando los últimos avances para descubrir pirámides, asentamientos y monumentos funerarios en países como Egipto, Perú, Italia, La India o Islandia.

Las pirámides de Giza a vista de satélite

Las pirámides de Giza a vista de satélite Google Earth Omicrono

En su libro La arqueología desde el espacio (editorial Ariel), esta arqueóloga estadounidense, directora del departamento de Observación Global de la Universidad de Alabama, recoge todo el arsenal tecnológico que se utiliza para recuperar y documentar el patrimonio de antiguas civilizaciones en riesgo de desaparición

De entre todas las herramientas a su disposición, la más útil para Parcak y para miles de arqueólogos de todo el mundo son los satélites. Gracias a ellos, esa labor de buscar pueden analizar distintos conjuntos de datos obtenidos con el fin de localizar y cartografiar estructuras y yacimientos arqueológicos que de otro modo quedarían ocultos.

[He visitado el gigantesco ‘quirófano espacial' donde se fabrican los satélites más grandes de Europa]

Lo que permiten los satélites de muy alta resolución actuales gracias a sus sensores cada vez más potentes y precisos, unidos a herramientas de inteligencia artificial, es acelerar el ritmo de la cartografía previa necesaria para detectar los lugares donde llevar a cabo las excavaciones. Si antes se necesitaba todo un verano para cartografiar unas decenas de yacimientos antiguos, ahora se cartografían cientos en cuestión de semanas.

Cuando los arqueólogos utilizan imágenes de satélite, generalmente no se encuentran grandes pirámides o poblados totalmente descubiertos, sino lo que queda de grandes muros y estructuras antiguas después de cientos o miles de años. Lo más habitual es que estos cimientos enterradas no dejen crecer la vegetación, marcando unas líneas claras, o quizá la coloración del suelo sea distinta.

El satélite EOS-01

El satélite EOS-01 EOS Data Analytics Omicrono

De este modo, no se puede ver directamente lo que hay debajo de la superficie, pero sí utilizar las diferentes partes del espectro de la luz para encontrar una aguja en un pajar, localizando esos sutiles cambios en el suelo y la vegetación que indican la presencia de algo enterrado. Así, se detectan las diferencias en la composición química del suelo y, con todos esos datos, se entrenan algoritmos para cribar la información, la parte del trabajo más tediosa y repetitiva.

En el reconocimiento de patrones y el cribado de imágenes de satélite que pueden contener hallazgos arqueológicos también pueden colaborar los ciudadanos de a pie gracias a iniciativas como GlobalXplorer. Esta plataforma de crowdsurcing online, auspiciada por la propia Parcak, propone a los usuarios imágenes de distintos puntos de la superficie de la Tierra obtenidas a través de Google Earth y decenas de satélites.

Los que se decidan a colaborar con la causa, que busca salvar del pillaje, las inundaciones provocadas por el cambio climático y la edificación descontrolada los más de 50 millones de yacimientos arqueológicos todavía por descubrir (según estimaciones de Parcak), podrán buscar indicios de ruinas, saqueos o construcciones antiguas a través de distintos mosaicos e imágenes satelitales. Su labor será crucial para el futuro de la arqueología y para que, por el camino, no perdamos los inmensos tesoros del pasado que permanecen bajo tierra. 

También le puede interesar: