De entre las prácticamente infinitas aplicaciones que pueden ejecutar los drones existe una realmente esencial para estos días: el análisis de la atmósfera para detectar fugas de gas y la recogida de muestras en diferentes medios. Una labor que también se realizar actualmente en España y donde estas aeronaves no tripuladas tienen mucho que aportar.
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En Las Vegas (Estados Unidos) se está celebrando AirWorks, uno de los eventos más importantes del año de la industria de los drones donde DJI muestra sus novedades y aplicaciones de la mano compañías que emplean sus soluciones. Y entre ellas está Soarability, basada en la ciudad china de Shenzhen, cuenta con una larga lista de sensores listos para integrarse con los drones y así incrementar sus capacidades.
Su principal objetivo, según han explicado, es la detección temprana de todo tipo de emisiones contaminantes. Tanto las que afectan directamente a la atmósfera como a las aguas superficiales a través de instrumentos y sensores integrados con algunos de los drones de DJI.
Una nariz digital
Soarability emplea como plataforma base el dron DJI Matrice 300, uno de los buques insignia de la gama empresarial de la marca y que recoge la última tecnología disponible en el mercado. Dispone de hasta 55 minutos de autonomía con una elevada dosis de inteligencia artificial como base y una gran cantidad de complementos y accesorios creados tanto por la propia DJI como por terceros.
Dentro de esta última categoría se encuentra el sensor Sniffer4D capaz de detectar diferentes moléculas en el aire y que se acompaña de un software de análisis especialmente desarrollado para llevar a cabo los trabajos de campo. "Este sistema es capaz de medir y visualizar distribuciones de concentraciones de gases en tiempo real y en las 3 dimensiones", comentan.
El piloto del dron tan solo tiene que generar un plan de vuelo -o bien manejarlo manualmente- sobre las zonas a analizar y a diferentes altitudes para que el dron pueda transmitir la concentración de todo tipo de elementos químicos en tiempo real. Se puede configurar para que distinga un total de 9 gases o tipos de partículas en suspensión diferentes; como el dióxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, metano, amoniaco o ácido clorhídrico entre otros.
El operador puede elegir o alternar la configuración del Sniffer4D según lo requiera la misión. Por ejemplo, detectar las PM2.5, PM10, ozono, dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, dióxido de azufre, compuestos orgánicos volátiles (VOC) y olores para monitorizar la calidad del ambiente. O una configuración totalmente diferente donde se incluya el metano y el dióxido de carbono para respuestas ante sustancias peligrosas en accidentes de camiones cisterna.
Este análisis se puede aplicar en escenarios tan dispares como el de la monitorización medioambiental en zonas muy acotadas para localizar fuentes de emisiones sospechosas o para comprender cómo se transporta la polución en el aire. Otro de los ejemplos planteados por la propia Soarability es la respuesta rápida a emergencias que hayan producido la emisión de sustancias peligrosas en las que el dron puede evaluar en un primer momento de qué se trata antes de poner en riesgo al personal
Del mismo modo, el accesorio del dron también es eficiente en la monitorización de las plantas de petróleo y gas donde se pueden producir fugas. La aeronave no tripulada puede ir realizando mediciones a lo largo de los conductos para encontrar altas concentraciones de gases que pueden indicar un problema técnico.
Por último, Soarability ha explicado en Las Vegas la función de sus sistemas para la monitorización de emisiones de barcos y la estimación directa del contenido de azufre en el combustible -uno de los parámetros más estrictos de emisiones- gracias a un algoritmo. Soarability también ha desarrollado una bolsa para recoger muestras de gases a la altura y posición que el operador quiera.
También recoge líquidos
Otro accesorio que ha presentado la compañía en el AirWorks de Las Vegas es el Speedip especialmente diseñado y desarrollado para obtener muestras de líquidos de los lugares más complicados. Cuenta con un sistema que se engancha en la parte baja del dron DJI Matrice 300 y consiste en un depósito que se llena del líquido que se pretende analizar.
Según han explicado, tiene actualmente un formato de 2 litros para agua fabricado en plástico, otro de 1 litro fabricado en acero para la toma de muestras corrosivas y otro de 1 litro de plástico compatible con otro tipo de accesorio a bordo. Se acompaña de una cámara de 180 grados de visión nocturna y un radar de alta resolución para medir la altura hasta la superficie del líquido.
Los depósitos integran un sistema de válvulas accionables por el operador del dron, permitiéndole la toma de muestras a diferentes profundidades. Incorpora también un sistema de conectividad 4G que le permite la transmisión de datos en tiempo real y la adquisición y comunicación de las coordenadas exactas donde se toma la muestra.