Nadie duda ya de que los robots son toda una realidad, incluso en España. De hecho, no son pocos los que tienen sello español, y sirven tanto para servir cerveza fría como para ayudar a personas dependientes. Sin embargo, parece que a los robots se les ha quedado 'pequeña' la Tierra. Tanto es así, que ya hay algunos que pueden hasta operar a los astronautas en sus misiones espaciales.
Aunque no todos los robots espaciales se encargarán de realizar tareas de vida o muerte. También se deben idear prototipos para llevar a cabo labores más sencillas, como cargar o montar infraestructuras mientras están en el espacio. Es el caso de MARM, el nuevo robot con tres extremidades que ha sido diseñado por investigadores del Instituto de Tecnología Italiano (IIT), liderado por Nikolaos Tsagarakis, y en colaboración con las empresas Leonardo S.p.A. y GMV.
Este robot ha nacido dentro del proyecto Multi-arm Installation Robot for Readying ORUs and Reflectors (MIRROR, por sus siglas en inglés). Se trata de una iniciativa financiada por la Agencia Espacial Europea que tiene como objetivo desarrollar herramientas que ayuden a los astronautas a instalar, inspeccionar, mantener y reparar infraestructuras espaciales.
Es por este motivo por el que MARM no solo podrá realizar tareas de transporte, sino que también puede actuar como un sistema de ensamblaje modular. Él mismo es capaz de reubicarse en la infraestructura espacial sin necesitar la ayuda de astronautas, puesto que el fin último de este robot no es otro que facilitar las tareas más automatizadas durante las misiones espaciales.
Cómo funciona MARM
MARM consta de un cuerpo central del que sobresale la principal diferencia de este robot con respecto a tecnologías desarrolladas anteriormente: tres extremidades conectadas a una base común. Además, se le ha añadido un dispositivo de acoplamiento, que es útil tanto para el suministro de energía como para la recepción y el envío de datos. Y es que la estructura de MARM fue creada siguiendo un diseño asistido por ordenador teniendo en cuenta dos criterios principales: movilidad y flexibilidad.
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Para comprobar su capacidad de carga útil, se consideraron varios modelos cinemáticos, que diferían no solo en la longitud sino también en la conformación de sus extremidades. Finalmente, a MARM se le colocaron tres brazos con los que puede soportar hasta un máximo de 12 kilogramos, el peso de las losas hexagonales de 1,2 metros de ancho y 0,2 metros de grosor que se utilizaron para las pruebas.
De esta forma, en lugar de tener que usar la misma extremidad para todo, MARM es capaz de realizar movimientos corporales completos. Así, su gran capacidad para manipular objetos gracias a sus tres extremidades permite transportar carga útil, instalarla y colocarla en el lugar deseado.
Los investigadores del IIT no cuentan aún con el prototipo final de MARM. De hecho, todavía tienen que probar el robot en un simulador físico antes de desarrollar la versión final. Y es que una de las mayores trabas con las que se encuentran quienes diseñan este tipo de robots son las condiciones del espacio, como la microgravedad. Esto explica que los diseños de los robots terrestres se encuentren en un estadio más avanzado.
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Aunque todavía no es oficial, los creadores de este robot prevén que MARM podrá incluso utilizar sus propios componentes electrónicos gracias a una retroalimentación sensorial continua del entorno. Esto es, llegaría a ser autosuficiente a la hora de transportar y ensamblar la carga de unidades de reemplazo orbital (ORU, por sus siglas en inglés), que van desde tanques de almacenamiento hasta cajas de control, antenas y unidades de batería.
El 'Messi' de los robots
MARM no es más que la última creación del científico Nikolaos Tsagarakis, quien ha participado en varios robots que han supuesto un punto de inflexión —a nivel terrestre, eso sí—. Uno de los más sonados fue WALK-MAN, el robot humanoide capaz de apagar incendios. Este robot bombero, que fue diseñado hace ya cuatro años, ofrecía unas dimensiones menores que su 'hermano' MARM: una altura de 1,85 metros y un peso de 102 kilogramos.
Tsagarakis también participó en el diseño del robot con apariencia de centauro, con el que se trata de eliminar el riesgo que conllevan profesiones como las de los equipos de emergencias y los policías, que se juegan la vida intentando salvar la de los demás. La radiación a la que pueden estar expuestos los trajes protectores que estos profesionales utilizan no es tal para CENTAURO, ya que este robot de un poco menos de un metro y medio y un peso aproximado de 92 kilogramos está hecho de aluminio.
Por su parte, el laboratorio Humanoid and Human Centered Mechatronics, perteneciente al IIT y que dirige el propio Tsagarakis, también ha desarrollado COMAN, uns robots colaborativos que se conocen como 'cobots'. A diferencia de los robots industriales clásicos, pueden trabajar con los seres humanos en la misma zona sin necesidad de dispositivos de protección.
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