Corría el año 2007 cuando en la empresa Nant de Drance se propusieron construir una batería gigante. Tras 14 años en construcción, la planta se inauguró oficialmente el pasado mes de julio y ahora se ha puesto por primera vez a pleno rendimiento. Así, hasta que la fusión nuclear no muestre nuevos avances, esta batería de agua suiza ha solucionado por el momento la disyuntiva de aquellos días ventosos o soleados en los que la producción tanto de parques eólicos como solares supera a la demanda de energía.

Sin embargo, no se trata de una idea perfecta, como reconocía el propio director de Nant de Drance, Alain Sauthier, en declaraciones a Reuters: "Aunque el rendimiento es muy bueno, hay pérdidas, como en cualquier almacenamiento". De hecho, tampoco es una solución novedosa en el mundo para almacenar grandes cantidades de exceso de energía, pero sí la de mayor volumen. 

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Durante el ciclo completo, esta batería de agua ha alcanzado un 80% de eficiencia energética, como señalan desde la compañía. Esto se traduce en que, por cada kWh de electricidad que se utilice para bombear el agua, se inyectan 0,8 kWh a la red.

Cuánta energía almacena

Si alguien estuviera interesado en visitar esta central hidroeléctrica debe saber que tal vez le cueste encontrarla. Y es que se encuentra situada a 600 metros de profundidad, entre los embalses suizos de Emosson y Vieux Emosson, en el cantón de Valais.

Aunque pueda resultar difícil de creer, la profundidad de esta central no es su rasgo más llamativo. Al estar localizadas en una geografía como la suiza, Nant de Drance se encuentra a 2.225 metros respecto al nivel del mar. Pero lo que ha convertido esta instalación en un gran reto de ingeniería son sus 18 kilómetros de túneles.

Que esté situada en este país alpino no significa que la central no vaya a proporcionar almacenamiento más allá de sus fronteras. Y es que, a pleno rendimiento, se trataría de una de las centrales de acumulación por bombeo más potentes del continente.

De hecho, el potencial de la instalación supera los límites del Suiza. Por este motivo, aprovechará incluso los excedentes de producción de parques eólicos localizados en Alemania.

Su elevado rendimiento se debe a sus seis turbinas, que tienen una capacidad total de 900 MW. Estas están ubicadas en un gigantesco espacio de 200 metros de largo y 32 metros de ancho que se ha excavado en la montaña.

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Con esta cantidad de megavatios, la central de Nant de Drance produce electricidad a partir de energía hidroeléctrica. Compite, de esta forma, con la potencia que llegan a ofrecer las centrales nucleares. Por ejemplo, alguna de las situadas en España cuentan con una potencia de 1 GW cada una, sólo 100 MW más.

Al igual que las centrales nucleares españolas, la central hidráulica de Linthal, en el cantón suizo de Glarus, tiene una potencia de 1 GW. Junto con la de Nant de Drance, se estima que podrían abastecer entre ambas hasta 800.000 viviendas.

El funcionamiento de las mismas se encuentra regulado en función del precio de la tarifa de luz. Así, la central bombea agua al depósito por la tarde, la noche y los fines de semana. Por otro lado, durante la noche y por la mañana, la central se encarga de generar energía, ya que "es cuando los precios de la luz son más altos", como apunta Sauthier.

La cantidad de energía que puede almacenarse en la central es de hasta 20 GWh, mientras que la presa superior tiene una capacidad de almacenamiento de unos 25 millones de metros cúbicos. Esto significa que, teniendo el depósito lleno, es posible recargar de manera simultánea 400.000 baterías de coches eléctricos.

Cómo funciona la central

En los momentos en que las fuentes de energía renovables producen más energía que la demanda, el exceso de energía se utiliza para bombear agua de la central al embalse de Vieux Emosson, cercano a esta batería de agua. Así, cuando se necesita más energía, la central hidroeléctrica puede utilizar el agua para alimentar las seis turbinas a unos 360 metros cúbicos por segundo.

Ahora bien, la central es capaz de invertir el sentido de giro de las turbinas "en menos de diez minutos", como asegura Sauthier. De esta manera, se pasa de la producción de electricidad al almacenamiento de energía en un tiempo récord.

"Esta flexibilidad resulta clave para reaccionar rápidamente a las necesidades de la red eléctrica y adaptar la generación y el consumo de electricidad", explica el director de Nant de Drance. "De lo contrario, se corre el riesgo de colapsar la red y provocar un apagón".

En Suiza saben bien de lo que se habla en lo que respecta a apagones. Y es que el país se puede enfrentar a apagones regionales de unas cuatro horas en caso de que la crisis energética europea provoque escasez de energía en invierno.

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