La sequía que vivimos actualmente en España no ha sido cosa de un día. La escasez de lluvias -2022 fue el sexto año más seco desde 1961 y lo que llevamos de 2023 tiene unos registros aún peores- y una ineficaz gestión del agua han llevado a la situación crítica actual, que conducirá a restricciones del consumo en varias provincias españolas. Aunque los agricultores tienen a su alcance ingeniosos inventos como el que puede acumular hasta 2.000 litros de agua o el que permite regar el campo gastando hasta un 70% menos, urgen medidas como las que puso en marcha el Gobierno la semana pasada por valor de 2.200 millones de euros.

El Consejo de Ministros acordó esta gran inversión centrada sobre todo en las explotaciones agrarias y ganaderas o en el nuevo trasvase para aliviar los acuíferos que alimentan el Parque Nacional de Doñana. Sin embargo, algunas de las medidas con mayor potencial pasaron casi desapercibidas, como la construcción de plantas desalinizadoras alimentadas con plantas solares fotovoltaicas.  

Así, Acuamed (Sociedad Estatal de Aguas de las Cuencas Mediterráneas), recibirá fondos por valor de 600 millones de euros para iniciar la licitación de la construcción de estas desalinizadoras fotovoltaicas, lo que permitirá un precio más bajo del habitual para el agua desalada. Entre las nuevas infraestructuras aprobadas por el Gobierno, "se declaran de interés general varias actuaciones en la costa mediterránea", como las desalinizadoras en Cataluña, Málaga y Almería, además de "la intensificación de la reutilización en Alicante". Es algo que ya se está llevando a cabo en países como Arabia Saudí, donde la escasez de agua es acuciante, mientras en España las iniciativas de este tipo se reducen de momento al autoconsumo o a proyectos de investigación.

Plantas solares flotantes

En Málaga, el embalse de la Viñuela, el principal reservorio de agua para muchos de los municipios de la Axarquía, ahora mismo sólo está al 9,09 % de su capacidad total, con cifras por debajo de los 16 hectómetros cúbicos actualmente. Allí es donde se está estudiando la puesta en marcha de la iniciativa AGUA+S, que pretende atajar la terrible sequía creando un ciclo sostenible de desalinización de agua de mar con una planta flotante de energía solar.

Para llevar a cabo esta idea, que surge del Instituto de Domótica y Eficiencia Energética (IDEE) de la Universidad de Málaga (UMA), serán necesarias una planta desalinizadora colocada cerca del mar, una red de estaciones de bombeo que se encargue de impulsar el agua desalada a través del curso del río y un parque fotovoltaico flotante.

La red de estaciones es la que se encargaría de impulsar el agua desalada a través del curso del río para llegar hasta el parque fotovoltaico flotante, que se instalaría sobre el agua del embalse de la Viñuela. Esta solución sostenible permitiría la producción de 20 hectómetros cúbicos de agua anuales. "Al tratarse de un proyecto modular, el volumen hídrico se podría ampliar", explicaba Francisco Guzmán, profesor de la Escuela de Ingenierías Industriales de la UMA, en una entrevista con EL ESPAÑOL-Omicrono.

La propuesta, que ya está siendo estudiada por la Junta de Andalucía, se podría reproducir en otros 18 emplazamientos andaluces con embalses cercanos a la costa, además de en las desembocaduras de los ríos. "Estaríamos hablando de una generación de energía equivalente a tres centrales nucleares", señaló Guzmán.

Eso se debe a que la desaladora podría estar funcionando durante las 24 horas del día, lo que generaría un consumo de 50 megavatios diarios. Sin embargo, el parque fotovoltaico flotante sería capaz de producir hasta 250 megavatios, por lo que se obtendría un excedente de energía de 200 megavatios diarios.

Ese excedente podría utilizarse para rebajar la factura de la luz de los hogares de la zona, pero sobre todo beneficiaría a los agricultores, desesperados ante la persistente sequía. "El precio del metro cúbico de agua de una desaladora convencional está ahora mismo entre 75 y 90 céntimos. Con el sistema de Agua+S podría llegar a costar tan solo 20 céntimos", indicaba Guzmán.

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Además, los estudios ecológicos realizados para demostrar la viabilidad de la propuesta demuestran que, sin peligro de alterar el equilibrio biológico de la fauna y la flora del embalse, se podría cubrir hasta un 30 por ciento de su lámina de agua con placas solares.

Más proyectos

El proyecto malagueño no es el único que apuesta por esta innovadora combinación de tecnologías. Desde noviembre de 2022, la Comunidad de Regantes de Águilas (Murcia) dispone de una planta para bombeo solar de 786 kW situada sobre una balsa de riego. Para ello, la Comunidad ha instalado una estructura flotante que soporta 1.728 paneles solares de 455 Wp, según informa pv magazine.

La planta flotante se complementa con paneles instalados en los taludes exteriores de la balsa, para dar suministro a dos bombas de elevación de 600 CV cada una y 'restar' una cantidad considerable del consumo energético de la desaladora de ósmosis inversa. Ésta tiene una capacidad para desalar 5.250.000 metros cúbicos al año de agua marina, utilizada para regar principalmente cultivos de hortalizas y cítricos.

Por su parte, la desalinizadora de Torrevieja, la más grande de Europa, está trabajando en reducir su enorme consumo energético, que asciende a 60 millones de euros anuales. Para ello, Acuamed tiene la intención de ubicar en el embalse de La Pedrera una planta fotovoltaica flotante que sea capaz de generar 60 MW al año. 

Otra de las posibilidades pasa por cubrir con paneles solares los canales de 64 kilómetros de longitud que hay entre La Pedrera y el Campo de Cartagena, que podrían ofrecer un emplazamiento con menores restricciones que el embalse. Este proyecto, de llegar a buen término, podría impulsar la esperada ampliación de la desalinizadora hasta los 120 hectómetros cúbicos anuales. 

Otra de las regiones españolas que más avanzan en este sentido son las islas Canarias. Allí, el Cabildo de Tenerife y la empresa pública Balsas de Tenerife (Balten) anunciaron en marzo un nuevo proyecto piloto para la instalación de un sistema flotante de placas solares en la balsa de San Antonio, en La Matanza, donde se acumula el agua para 800 hectáreas de cultivo.

"Se trata de una iniciativa pionera en Canarias, que convertirá a la balsa de San Antonio en un laboratorio de tecnología fotovoltaica flotante, cuyas conclusiones servirán para el desarrollo e implantación de esta tecnología en la isla", señaló el presidente insular, Pedro Martín. 

Javier Parrilla, consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, recordó que este tipo de plantas solares flotantes reducen la evaporación hasta un 33 por ciento -con lo que también sirven para ahorrar agua-, mejoran su calidad al generar sombras que evitan la eutrofización y favorecen el mantenimiento de las balsas, ya que se producen menos lodos. Además, generan un 10 por ciento más de energía que las placas solares convencionales gracias a la refrigeración natural que proporciona el agua, que aumenta su eficiencia frente a los paneles solares instalados en el suelo o en tejados. 

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Por otra parte, el Desal + Living Lab, un ecosistema público-privado ubicado en Canarias centrado en la investigación y validación de soluciones de desalación de agua con energías renovables, ya ha presentado un proyecto muy prometedor para la desaladora Las Palmas III. 

Se trata de una planta solar de 1,53 MW sobre la lámina de agua de la balsa de captación de la planta desalinizadora, con una inversión cercana a los 2 millones de euros. Su aportación sería del 3% del consumo anual de energía de la planta desaladora, la reducción de la huella de carbono en 1.900 toneladas de CO2 al año y el ahorro de unos 170.000 euros anuales en la factura energética.

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