Alfie, el robot doméstico que querrás en casa: hace la cama, pone la lavadora y vacía el lavavajillas
Diseñado con una forma humana, este robot pensado para el hogar es capaz de gestionar algunas tareas como colocar la ropa, platos o hacer la cama.
10 junio, 2023 01:37Los robots aspiradores y los de cocina se han popularizado en los hogares de España, máquinas que simplifican, incluso automatizan, tareas rutinarias como quitar el polvo o cocinar. Amazon va un paso más allá y prevé que en los próximos 5 a 10 años los robots domésticos sean completamente habituales, "que todos los hogares tengan uno", y Astro es su gran ejemplo. Sin embargo, el robot de la compañía de Seattle tendrá competencia y ya comienzan a aparecer alternativas como la propuesta por Prosper, una start-up que ha desarrollado Alfie, un corpulento robot humanoide que está aprendiendo a hacer la cama, poner la lavadora u ordenar la cocina.
Basta con ver a Alfie recorrer la habitación de un lado a otro con vasos y platos en la mano o colocando las sábanas de la cama para recordar a Rosie, la sirvienta robótica de los Supersónicos o Jetson de Hanna-Barbera, Robotina como se la conocía en la versión en español. De momento, Alfie puede realizar ciertas tareas sencillas como estirar un edredón de cama o meter la ropa en la lavadora, pero aspira a ser más útil, preparando el desayuno, por ejemplo.
A diferencia de modelos como Astro de Amazon, Alfie pretende ser independiente como lo sería una persona, para lo cual se le ha dotado de una apariencia antropomórfica, aunque en realidad se parece más a un personaje del videojuego Minecraft. Sus ruedas le permiten moverse por la estancia, mientras que sus brazos y altura ajustable facilitan manipular objetos y llevar a todos los rincones de los muebles. Además, en la cabeza carga con una serie de cámaras para reconocer el recorrido y controlar la realización de las tareas. Físicamente o por hardware está preparado para ser un robot mayordomo, pero en lo que se refiere al software la cosa cambia, aquí es donde radica el truco de este robot aún en desarrollo.
Aprendiendo a limpiar
Alfie surge de la start-up londinense Prosper Robotics, aunque su verdadero cerebro se encuentra a kilómetros de distancia en Filipinas, donde un equipo de especialistas controla los movimientos del robot con gafas de realidad virtual. Los responsables de este robot asistente, que antes han trabajado en OpenAI (empresa de ChatGPT), aspiran a que un día sea autónomo, pero, de momento, necesitan de un humano que guíe cada una de las máquinas hasta que éstas aprendan las tareas más básicas.
Modelos generativos como GPT-4 (la fuente de ChatGPT) o Midjourney han atravesado una de las barreras que todavía limitaba a las máquinas, la capacidad creativa para generar textos o imágenes, desafiando a profesiones tan dispares como artistas gráficos, escritores o programadores. Sin embargo, todavía hay tareas que se les resisten a los robots o la tecnología como las manualidades.
Por mucho que a los seres humanos les parezca algo sencillo lavar un plato, o dolar una camisa, estas tareas están siendo el Everest de la robótica, más cuando se pretende que una misma máquina aprenda a realizar múltiples tareas, movimientos y todo con delicadeza para no romper telas o vajilla. Esto se debe a que, mientras los modelos de lenguaje natural han sido entrenados con millones de ejemplos en texto o imágenes, aún no se han creado entrenamientos biomecánicos de semejante magnitud para que los robots puedan imitar los movimientos de los humanos.
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En España proyectos similares persiguen llevar a estos asistentes domésticos a hospitales, residencias de ancianos y hogares donde haya personas con problemas de movilidad. Proyectos como CLOTHILDE persiguen que el robot pueda hacer camas, recoger toallas, doblar prendas y guardarlas, y lo más complicado, ayuda a vestirse a personas. Para conseguir todos estos objetivos, los robots aprenden por demostración, observando a los humanos. Después de crear el software que representa el estado de la prenda, el equipo ha diseñado las técnicas para que la máquina sepa cómo manipularla.
Los algoritmos de aprendizaje observan cómo dobla la ropa el humano o cómo éste ayuda al paciente a colocarse un zapato. Las cámaras y sensores que integra el robot sirven también para valorar el estado final de su trabajo, ver si la cama tiene arrugas y mejorar la próxima vez con el llamado aprendizaje por refuerzo.
A prueba en hogares
En el caso de Alfie, los robots son manipulados por operarios con gafas de realidad virtual Quest 2 de Meta. El trabajo del pequeño equipo de jugadores que Prosper Robotics ha contratado han pasado de disparar en juegos de realidad virtual a limpiar casas al otro lado del mundo.
Cuando la persona mueve el brazo con el mando sujeto en la mano, el robot imita el movimiento; cuando la persona gira la cabeza, las cámaras del robot miran hacia ese mismo lado. Este grupo se encuentra en una pequeña oficina de Filipinas, pero los robots operan en casas londinenses cuyos propietarios han tenido que acostumbrarse a que una "persona-robot" gestione la limpieza de su hogar.
Hashme estima que necesitaría recopilar datos de entre 10.000 y 100.000 pruebas para cada tarea dirigidos por humanos, para entrenar a las máquinas hasta el punto en que pudieran trabajar de forma autónoma. Aún así, en el futuro, "siempre necesitará una persona que controle, digamos, 100.000 robots", dice a Bloomberg.
An early timelapse video of Alfie, the general purpose teleop robot we've been building at @prosper
— shariq (@shariq) May 8, 2023
Here it cleans a kitchen table, wipes the surface, rinses dishes in the sink before placing them in the dishwasher, throws trash, and puts other items away. pic.twitter.com/445vVCMEq6
El fundador de Prosper Robotics, Shariq Hashme, realizó un trabajo de investigación en OpenAI, empresa responsable de inteligencias artificiales como GPT-4 y Dall-E. La imagen de perfil de este ingeniero en GitHub no podía ser otra que Rosie de los Supersónicos, el robot asistente que iba tras la familia con un delantal.
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Asegura Hashme deberá entrenarse en diferentes hogares hasta estar listo para salir al mercado. El mismo ha convivido con uno de estos robots durante un par de semanas. Alfie colocaba la cama y limpiaba mientras estaba en el trabajo, pero la tarea de preparar el desayuno sigue recayendo en los humanos, al menos, de momento. Alfie no llegaría al mercado hasta dentro de dos o tres años, teniendo un precio aproximado de entre 5.000 y 10.000 libras (6.000 y 11.000 euros).
Por otro lado, la compañía ha desarrollado ciertas medidas de privacidad como el difuminado por software de las caras de las personas que conviven con el robot, así como texto o documentos que haya por la casa. Los asistentes virtuales como el de Google o Siri de Apple han tenido que aplicar muchas medidas de seguridad según han recibido críticas por el uso que hacen de los audios que recogen sus altavoces inteligentes, problemas que esta empresa de robótica también deberá enfrentar antes de lanzar su producto al mercado entre otros detalles como medidas de protección para las personas o animales, dado el volumen de la máquina o la fuerza que puedan tener sus brazos.