Los arquitectos están en permanente búsqueda de nuevas soluciones y perfeccionar las que ya están a su alcance. Estas pueden venir a través de distribuciones más adecuadas para los usos modernos o con la aplicación de la última tecnología a sus procesos creativos, pero generalmente tienen más que ver con el desarrollo de nuevos materiales de construcción. El hormigón y el acero, grandes protagonistas en la arquitectura del último siglo, están dejando paso a la recuperación de materiales más tradicionales y naturales, como la madera o el bambú.
Pocos arquitectos han contribuido tanto en ese sentido como el japonés Shigeru Ban, ganador del Premio Pritzker (conocido como 'el Nobel de la arquitectura') en 2014 y Premio Princesa de Asturias de la Concordia en 2022. Y es que, entre sus aportaciones más destacadas, está la del uso del papel y el cartón como recursos fundamentales, sobre todo en la construcción de refugios temporales en situaciones de emergencia.
Desde hace años, cuando presentó la Paper Log House, Ban ha trabajado en sucesivas iteraciones de la misma idea: unos largos tubos de cartón formando la estructura de una pequeña casa de unos 25 metros cuadrados. Estos se encargan de sostener una serie de paneles prefabricados de madera contrachapada dispuestos de tal manera que forman las paredes, el suelo y el tejado. Su última versión ha podido verse estos días en Corea del Sur, en las instalaciones donde se celebran las conferencias del Seoul Design Award 2023.
Arquitectura humanitaria
Las más de cuatro décadas de trayectoria profesional de Shigeru Ban no sólo se han traducido en grandes iconos de la arquitectura moderna, como la Naked House o el pabellón de Japón de la Expo 2000 en Hannover, sino también en su labor humanitaria como fundador de la Voluntary Architects' Network. Esta asociación, en colaboración con ACNUR, lleva desde 1995 ofreciendo ayuda en catástrofes humanitarias, ya sean provocadas por desastres naturales como el terremoto de Kobe de aquel año o por conflictos bélicos, como el genocidio de Ruanda o la actual guerra de Ucrania.
En los últimos años, la red de arquitectos voluntarios y el propio Ban han estado muy activos, sobre todo en los recientes terremotos en Turquía y Marruecos. En cada una de estas ocasiones han trabajado sobre el terreno, con distintas configuraciones de las casas de papel ideadas por Ban.
En todos los casos, en estas soluciones habitacionales efímeras el hormigón deja paso a materiales tan baratos, fáciles de obtener y ligeros de transportar como el cartón o los paneles de madera. La cimentación son unas cajas de cerveza llenas de sacos de arena que se disponen formando un rectángulo en el suelo. Sobre ellas se levantan paneles de madera que forman las paredes, con columnas de tubos de cartón situados cada 1,2 metros.
El principal objetivo de un diseño tan elemental es facilitar al máximo la construcción y permitir un montaje rápido, en situaciones en las que no se puede movilizar maquinaria ni esperar a los tiempos de fraguado del hormigón. Por su parte, el tejado lo forman un marco de tubos de papel y tableros de madera, que en algunos casos se cubre con un plástico o lona de PVC para evitar los posibles daños causados por la lluvia y la humedad.
Una de las ingeniosas soluciones de Ban, tanto para facilitar la construcción como para permitir la entrada de luz natural, son seis grandes agujeros en los tableros de madera contrachapada, que proporcionan una plataforma de trabajo segura sin necesidad de andamios o de subir al tejado. Para separar espacios y proporcionar algo de intimidad a sus habitantes, se utilizan telas que se pueden sujetar con imperdibles a los tubos de cartón.
Unas pequeñas ventanas situadas en los laterales, que se abren verticalmente hacia afuera, ofrecen también la posibilidad de ventilar la casa. El diseño básico es muy similar, pero en cada ocasión Ban introduce una serie de ajustes que permiten adaptar cada propuesta al contexto geográfico en el que va a ser instalado. En el caso de Corea, el arquitecto nipón ha sustituido los paneles de contrachapado por unos paneles de nido de abeja fabricados con hanji, un papel tradicional coreano, según cuentan en designboom.
Las casas de cartón
El cartón no suele tenerse en cuenta como material constructivo pero, en determinadas configuraciones y con tratamientos específicos, conlleva innumerables ventajas, sobre todo gracias a su ligereza y sus excelentes propiedades térmicas y acústicas.
Uno de los mejores ejemplos lo ofrece la empresa francesa Bat'IPAC. Su producto estrella son los paneles aislantes de cartón alveolar, con los que se pueden construir casas enteras sin necesidad de hormigón, como la que ha levantado una pareja en el sur de la Bretaña francesa en apenas tres días.
El cartón alveolar está formado por revestimientos exteriores de papel kraft, que encierran un núcleo de celdas hexagonales pegadas entre sí para formar una estructura rígida. El material es 100% reciclable, ofrece una gran resistencia a la compresión vertical y tiene una considerable capacidad de carga. Tiene la capacidad de absorber los golpes y es, comparativamente con el peso, más fuerte que el acero.
Este material tiene un excepcional rendimiento térmico y acústico, capaz de reducir más de 44 decibelios el ruido exterior. El aire caliente tarda 15 horas en atravesar una pared de 15 cm de grosor de cartón alveolar, frente a las 2 o 3 horas de aislamientos convencionales como la fibra de vidrio o la lana de roca. Eso permite tener temperaturas interiores estables de 24,5 ºC pese al aumento del calor en el exterior.
Estas cualidades son las que han convertido este material en el perfecto candidato para sustituir a los materiales tradicionales en todo tipo de edificios. Así lo pensaron Aurélie Le Clanche y Nicolas Le Dirach, una pareja francesa que se lanzó a la construcción de su casa de 140 m2 en La Vraie-Croix (Morbihan, al noroeste de Francia) utilizando paneles IPAC de 3 metros por 55,5 cm y sin hormigón.
En ese ámbito también trabaja Fiction Factory, compañía holandesa que fabrica y comercializa casas modulares hechas a partir de cartón. Se llaman Wikkelhouse y parten de un concepto flexible: utilizan segmentos de 1,2 metros de profundidad que se conectan fácilmente para formar casas de vacaciones, habitaciones de invitados o espacios de oficina en todo tipo de terrenos.
Para fabricarlas, se unen 24 capas de cartón y se cubren con una lámina impermeable y transpirable. El objetivo es obtener una estructura robusta, resistente y capaz de proporcionar un aislamiento óptimo. Otros materiales reciclables, como la madera o el lino, contribuyen a disminuir el impacto en el medioambiente, tres veces inferior al de una vivienda tradicional, según sus responsables.
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