Así son las desaladoras portátiles: la desesperada medida frente a la sequía que se usará en España
La Generalitat de Cataluña y la Junta de Andalucía quieren instalar este tipo de dispositivos para solventar la emergencia por la escasez de agua.
8 diciembre, 2023 01:26La sequía persistente que sufren varias zonas de España, especialmente Andalucía y Cataluña, ha pasado en los últimos meses de ser preocupante a una situación de emergencia. Las reservas hídricas globales del país se sitúan actualmente en el 44,6%, pero la mayoría de embalses de los que dependen provincias como Málaga o Barcelona están por debajo del 20%. Un momento crítico al que contribuye decisivamente el cambio climático y el pronunciado descenso de las precipitaciones, pero también otras circunstancias, como una gran densidad poblacional, grandes extensiones agrícolas o un turismo masivo que multiplica hasta por 11 el número habitual de residentes en determinadas localidades.
Además de las restricciones al consumo que se llevan aplicando en los últimos meses, para revertir esta situación ya se contemplan soluciones de emergencia. La Generalitat de Cataluña ya ha dejado caer que, a partir de marzo, tendrá que recurrir a barcos cisterna con grandes depósitos de agua procedente de Marsella, Tarragona, Palma de Mallorca o Murcia, lo que ha causado cierto estupor en las comunidades afectadas e implica una compleja logística.
Por su parte, la Junta de Andalucía ha anunciado una nueva estrategia para combatir la escasez, denominada Sequía Plus, que incluye la puesta en marcha de desaladoras portátiles en Marbella y la comarca de la Axarquía, además de la realización de obras en los puertos andaluces para poder traer barcos de entre 40.000 y 100.000 metros cúbicos de agua, por si la situación se agrava todavía más.
Cómo funcionan
Plantas desalinizadoras como la de El Prat, la más grande de Europa destinada a consumo humano, ya no dan abasto. Inaugurada en 2009, genera cerca de 200.000 metros cúbicos de agua potable al día (unos 200 millones de litros si trabaja al 100% de su capacidad), una cifra insuficiente para las necesidades de la capital catalana y su provincia.
Las desaladoras portátiles cuya instalación se prevé tanto en Cataluña como en Málaga son en el fondo versiones miniaturizadas de este tipo de instalaciones, que generalmente funcionan gracias al principio de ósmosis inversa. Tienen mucha menos capacidad, pero las ventajas de estas estaciones frente a las enormes plantas son su reducido tamaño, su fácil transporte y una inversión relativamente asequible, frente a los 100 millones de euros presupuestados por el Gobierno para la futura planta desaladora de Málaga o los 435 millones de las dos previstas por la Generalitat.
En el caso de la Axarquía y Marbella, se prevé la instalación de dos módulos prefabricados con una capacidad de producción limitada a unos 4 o 5 hectómetros cúbicos de agua al año, lo que podría abastecer a unos 40.000 habitantes. La primera de ellas podría estar operativa antes de 2025 y se conectaría con la estación depuradora de agua de El Trapiche (Vélez-Málaga), desde donde se distribuiría a los núcleos de población más necesitados.
El funcionamiento de la ósmosis inversa tiene como eje principal un tipo de membrana semipermeable a través de la cual se hace pasar el agua salada del mar. Esta agua sin purificar se somete a una presión (que puede llegar a varias decenas de bares) para que atraviese la membrana que consigue atrapar iones, moléculas y partículas grandes.
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De esta forma, se eliminan bacterias, lodos, arenas y microplásticos, así como otros elementos químicos disueltos en el agua. Normalmente, para proporcionar mejor calidad de agua, este proceso de desalinización del agua se lleva a cabo en diferentes etapas, siendo la ósmosis una de las últimas.
"Lo primero que se hace es un pretratamiento del agua", señaló en su día a EL ESPAÑOL - Omicrono Mari Carmen García Panadero, vicepresidenta de la Asociación de Española de Desalación y Reutilización del agua. "Se filtra, se quitan las partículas y se acondiciona químicamente para que el tratamiento funcione", declaró a propósito de las desaladoras portátiles que se instalaron en La Palma de Gran Canaria tras la erupción del volcán Cumbre Vieja.
Este primer proceso se realiza presurizando el agua de mar y haciéndola pasar por un filtro que suele ser de arena. "Así se quitan los elementos en suspensión". Lo siguiente es la adición de unos productos químicos para ajustar el pH, cloro para la desinfección y, por último, un producto antiincrustante que evita que las sales disueltas se precipiten en el interior de las tuberías.
"A continuación, el agua se presuriza más hasta los 60 o 65 bares". Con esa presión, finalmente, se pasa el agua a través de las membranas de ósmosis inversa. "Separan las sales del agua, con lo cual se obtienen dos corrientes". La primera es lo que llaman "permeado" y es agua con una baja concentración de sales que es la que se utiliza para el riego o el consumo humano. La segunda es una salmuera que se devuelve al mar. Todo ello en un sistema portátil que, según el modelo, puede incluso transportarse mediante un contenedor marítimo estándar de 20 o 40 pies.
Otras soluciones
En los últimos años, investigadores de todo el mundo se afanan por ofrecer alternativas para combatir la sequía. La desalinización es uno de los procesos más estudiados recientemente en instituciones como el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), por equipos que buscan aumentar la eficiencia de los sistemas existentes reduciendo el consumo de energía.
Recientemente, uno de estos equipos ha analizado los descubrimientos más prometedores y ha dado con un sorprendente resultado: la capacidad de la luz, sin necesidad de aporte de calor, para evaporar el agua. Eso implica la posibilidad de fabricar un sistema hasta cuatro veces más eficiente que los que actualmente utilizan energía solar para obtener agua potable que, en consecuencia, será más barata y fácil de conseguir.
El principal problema del agua desalada es su altísimo coste, que repercute en sus usuarios finales, sobre todo en los agricultores que lo usan para regar sus cultivos. El hallazgo del MIT permitiría, entre otras cosas, aumentar el límite de agua producida por desalinización solar, actualmente tasado en 1,5 kilogramos por metro cuadrado. El efecto, bautizado como efecto fotomolecular, permite aumentar hasta tres o cuatro veces esa cifra. Potencialmente, estos hidrogeles permitirían 'saltarse' el paso de convertir primero la luz solar en calor, por lo que no necesitaría placas solares para funcionar.
El otro foco en el que están volcados los investigadores es en la captación de agua a partir de la humedad en el aire, con dispositivos que no necesitan energía para funcionar. La mejora en los últimos años de este tipo de tecnología, incluso integrándola en paneles solares, permite cierta independencia en el suministro de agua potable, algo especialmente necesario en zonas aisladas o donde el abastecimiento no está garantizado.
Un proyecto del Ejército español lo ha puesto en práctica en el Pico de las Nieves, en Gran Canaria, donde ha instalado 12 recolectores de agua capaces de producir —al menos en teoría— hasta 200.000 litros de agua por año. El sistema se compone de una estructura tridimensional metálica de 4 metros de altura, junto a una malla de monofilamento de polietileno de alta densidad, con protección frente a los rayos UV. El entramado interno del recolector está diseñado para garantizar la correcta conducción de las gotas de agua atrapadas por la malla y provenientes de la humedad natural.
En la parte inferior de esa estructura se ha instalado una bandeja de recogida de agua que cuenta con una cierta inclinación para que la canalización llene los depósitos. El sistema se completa con una red de tuberías y un contador de agua.
Las condiciones climatológicas que se dan en el canario Pico de las Nieves son las adecuadas para instalar este tipo de sistemas de recolección. El EVA 21, donde se ha puesto en marcha el proyecto, es la unidad más elevada del Ejército del Aire y del Espacio, a 1949 metros de altitud sobre el nivel del mar. Según indican, durante el invierno se dan muchas jornadas con porcentajes de humedad relativa superiores al 100%, acompañadas de vientos que aumentan el flujo de aire a través de los captadores.
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