Cada casa es un mundo, pero probablemente la estancia más parecida (y más cara) de todas ellas en España sea la cocina. La estética exterior puede ser diferente, pero el 99% implica el uso de muebles construidos con módulos de aglomerado. Cuando haces una reforma o necesitas cambiarlos porque se han deteriorado, suelen acabar en la basura porque no tienen otros posibles usos. Da igual si los has comprado en Ikea o en la firma de diseño más exclusiva: lo habitual es que no sobrevivan a una mudanza y no resistan el paso del tiempo.
Consciente de esa realidad, la arquitecta y diseñadora madrileña Paula Rosales, fundadora del estudio More&Co, es la responsable de Kitchen for Life, un innovador sistema de cocinas biosaludable, ecológico y personalizable que acaba de presentar en el marco del Madrid Design Festival. Su propuesta pasa por desechar los clásicos módulos de DM y sustituirlos por perfiles de acero que se montan y desmontan fácilmente gracias a sus uniones mecánicas, sin pegamentos ni soldaduras.
"Como arquitecto y diseñadora detecté una necesidad: hacer una cocina diferente", explica Rosales en conversación con El Español-Omicrono. "Por eso he decidido ir al origen del diseño y a la máxima de reducir, reutilizar y reciclar. Así, eliminamos las cinco caras de material de los cascos de cocina tradicionales y los reemplazamos por una estructura ligera de acero que se puede reutilizar una y otra vez. Es para toda la vida y para todas las vidas, porque te tiene que acompañar e irse adaptando a todas las circunstancias".
De la idea al prototipo
Los años de experiencia de Paula Rosales, primero con su propio estudio en Nueva York y luego en Madrid, no han sido en balde. Habla con la convicción y la soltura de quien lleva mucho tiempo dándole vueltas a una idea, tras firmar algunos de los proyectos de hostelería más relevantes de los últimos años, como el diseño de NuBel, el restaurante del Museo Reina Sofía o El Cuartel del Mar en Chiclana de la Frontera, Mejor Proyecto de Arquitectura de Europa en la categoría Restaurantes en el Prix Versailles 2021 de la UNESCO.
Cuando trabajaba en otro de sus proyectos, El huerto de Lucas, un mercado y restaurante ecológico que abrió en Madrid en 2014, surgió el primer chispazo de lo que luego sería Kitchen for Life. "Fue bastante pionero, porque en España todavía nadie había empezado a preocuparse por el aire que respiramos en casa, la salubridad de los materiales, de si emitían o no compuestos orgánicos volátiles, que se transmiten por el aire".
Detrás de ese negocio estaba Pilar Muñoz-Calero, experta en medicina ambiental que sufre sensibilidad química múltiple, un trastorno en la respuesta fisiológica de quienes lo padecen frente a una multiplicidad de agentes y componentes que se encuentran en el medioambiente, los alimentos... o los muebles. "Pilar quiso hacer un proyecto muy didáctico, un espacio libre de fragancias y tóxicos. La construcción fue todo un reto en aquel momento, porque los fabricantes no incluían ese tipo de información sobre sus materiales", explica Rosales.
Así inició su investigación, que intentaba poner en práctica en aquellos proyectos en los que le daban la oportunidad de incluir ese factor de salud ambiental. Pero la verdadera oportunidad llegó cuando decidió reformar su casa y la utilizó como banco de experimentos para sus ideas.
"Cuando llegué a la cocina", rememora la arquitecta, "me di cuenta de que el 99% de ellas son iguales: sean caras o baratas, están hechas con aglomerado. En su núcleo, lo que llaman los cascos de cocina, tienen este material que además de llevar muchos pegamentos, encolados y laminados que suelen ser tóxicos, en general es de muy baja calidad. Debajo del fregadero normalmente se hinchan por la humedad, si una bisagra se suelta no hay quien la vuelva a atornillar...".
El primer prototipo de Kitchen for Life cobró forma y, según confiesa entre risas, "aún lo sufro, porque estaba lleno de errores que he ido depurando". La primera presentación oficial del sistema tuvo lugar en CasaDecor de 2021, y desde entonces "ha sido muchísimo trabajo de desarrollo industrial y de ensayo y error".
Nuevo sistema de cocinas
Frente al aglomerado, que se deteriora rápidamente por su uso diario en un entorno de mucha humedad y calor, Kitchen for Life propone estos perfiles de acero que se montan encajándolos unos con otros de manera fácil y rápida. Aunque hay marcas de cocinas que proponen estructuras similares, con muebles elevados sobre patas metálicas, lo realmente novedoso de este sistema es que por dentro está completamente hueco. "Sólo lleva material donde necesitas cerrar, porque es el frente o un lateral. La trasera, los laterales y el fondo están abiertos".
Así, si se cae algo de un cajón se puede recuperar, ya que acaba en el siguiente cajón o en el suelo, "que siempre es accesible para la 'Roomba' o la fregona, y eso permite que siempre esté limpio". Al eliminar el zócalo, se puede limpiar el suelo y potenciar ese factor de construcción biosaludable que promueve Rosales.
Esa idea también se manifiesta en la cuidadosa selección de acabados, apostando siempre por los materiales naturales, y los que no emiten tóxicos. Los revestimientos y encimeras son de Sapien Stones y cuentan con tecnología Active Surfaces. "Este tratamiento químico produce una reacción fotocatalítica. Así, al recibir luz, la superficie queda libre de virus, hongos y bacterias, y además purifica el aire, quitando los malos olores". Todas las superficies son de fácil limpieza, ya que impiden que la suciedad se adhiera.
La otra gran ventaja de Kitchen for Life frente a otras cocinas tiene que ver con su nivel de personalización y su versatilidad, que permite reutilizarlas y reconfigurarlas para ajustarse a los gustos y necesidades de sus usuarios. De hecho, el equipo de Rosales trabaja para seguir desarrollando nuevas prestaciones, como que dentro de una gaveta pueda haber un pequeño cajón interior.
"Lo que queremos es que las piezas que mecanizamos sirvan para todo, para puertas, cajones y baldas. De esa manera optimizamos el material y, si luego quieres cambiar la cocina, puedes adaptarla sin problema. Por ejemplo, al principio puedes poner baldas o gavetas porque los cajones son lo más caro, para después actualizar y mejorar tus muebles añadiendo lo que quieras".
Eso permite reubicar la cocina en otra habitación después de una reforma, ampliarla o reducirla. Incluso usar los muebles como estanterías o armarios, porque su diseño limpio y ligero no desentona en otras estancias. "La idea es que sea como un Lego, un sistema con un gran potencial para personalizarlo a tu gusto y ajustarlo a tus necesidades".
Disponibles en muchos acabados diferentes y en casi cualquier color imaginable, las cocinas Kitchen for Life pueden tener un aire industrial, clásico o moderno. En cuanto a su precio, Rosales sitúa sus cocinas en la gama media-alta, muy lejos de lo que pueden ofrecer tiendas como Ikea. "No tiene nada que ver, es como comparar una salchicha de Frankfurt con un solomillo", asegura la arquitecta.
Si la firma sueca puede entenderse como sinónimo de muebles de usar y tirar, Kitchen for Life es justo lo contrario. "El cambio de paradigma que proponemos es que sea una inversión para toda la vida".
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