El imponente río Perla es el tercero más largo de China, después del Yangtsé y el Río Amarillo. Tiene una longitud de 2.214 kilómetros y desemboca en un inmenso estuario en el Mar Meridional de China. Está en una de las zonas con mayor densidad de población del mundo, muy por encima de las cifras de países como España, y a su alrededor se levantan ciudades tan importantes como Hong Kong, Macao y nueve urbes de la provincia de Guangdong, entre las que destaca Shenzhen, la capital tecnológica del gigante asiático. Para salvar las inmensas masas de agua entre ellas y revolucionar el transporte, se acaba de inaugurar el colosal enlace Shenzhen-Zhongshan.

Esta pieza clave de la infraestructura del sur del país, cuya construcción ha costado más de 5.700 millones de euros, es una sucesión de túneles y puentes que incluye dos islas artificiales y acumula una impresionante colección de récords mundiales. Su principal función es conectar las dos ciudades que le dan nombre, situadas en orillas opuestas del enorme río, y reducir a sólo 30 minutos lo que hasta ahora suponían más de 2 horas de viaje.

Eso sí, en las primeras horas desde su apertura, que se produjo el 30 de junio, la norma han sido los grandes atascos en la Guangsheng Coastal Expressway, una importante autopista conectada al proyecto, lo que ha elevado la duración del trayecto a las 3 horas. Debido a los embotellamientos, algunos viajeros decidieron hacer el trayecto a través del puente Humen, 30 km al norte, y el puente Hong Kong-Zhuhai-Macao, a casi 40 km al sur, y consiguieron llegar antes que los que usaron el enlace recién inaugurado. Un inicio algo decepcionante que no resta confianza a las autoridades de la región, que esperan que se consolide como un elemento fundamental para el transporte en la conocida como Gran Área de la Bahía.

Un ambicioso proyecto

El ambicioso proyecto para unir Hong Kong, Zhuhai y Macao, con tres puentes colgantes y una longitud total de 55 km, dejó fuera a Shenzhen, pero los representantes municipales del Silicon Valley chino no se quedaron de brazos cruzados. Desde principios de los años 2000, insistieron en que se modificara el diseño original para que tuviera una forma de doble Y. Así, una de las extensiones permitiría que esta urbe, una de las que ha experimentado un crecimiento más rápido en las últimas décadas en todo el planeta, estuviera conectada por carretera con Hong Kong.

Sin embargo, el gobierno chino desoyó sus peticiones, y los representantes de Shenzhen tuvieron que esperar a 2008 para proponer el enlace entre Shenzhen y Zhongshan, que también fue desestimado inicialmente porque podía poner en peligro el éxito del puente entre Hong Kong, Zhuhai y Macao. Finalmente, se presentó y se autorizó en 2011, con un diseño que incluía dos puentes, dos islas artificiales y el túnel submarino de tubos de hormigón con revestimiento de acero más largo y ancho del mundo, con 6,8 km de longitud y 46 metros de anchura.

La colosal infraestructura entre Shenzhen y Zhongshan

Las obras se iniciaron en 2017 y se han prolongado durante más de 7 años, tiempo que ha tardado en tomar forma este megaproyecto de dimensiones ciclópeas. Entre sus récords mundiales cuenta con algunos muy específicos, como el vano más largo de un puente colgante de vigas de cajón de acero (1.666 m), la mayor velocidad de prueba de resistencia al viento para un puente colgante (83,7 metros por segundo) o el mayor volumen de hormigón autocompactante para un tubo de acero sumergido (29.000 m3).

En total, el enlace consta de ocho carriles (cuatro en cada dirección), con una velocidad máxima de 100 km/h y capacidad para albergar hasta 100.000 vehículos diarios. También tiene algunas novedades tecnológicas que lo hacen único en el mundo, como las bandas luminosas del túnel que cambian de color según la temperatura ambiente y las condiciones del tráfico. Si hay una emergencia, las luces se pasan al rojo, el amarillo o el verde para guiar a los conductores hacia puntos de evacuación seguros.

Medidas de seguridad

Con sus 6,8 kilómetros de longitud, el túnel incluye una galería central de tuberías que integra instalaciones de suministro eléctrico, abastecimiento y drenaje de agua, además de equipos de lucha contra incendios, comunicación y control inteligente de las instalaciones.

Entre los instrumentos que incorpora el sistema, destacan 14 robots encargados de patrullar por las rutas prescritas para las salidas de emergencia y el canal de cables. Su misión es supervisar que todo funciona correctamente y que las vías están despejadas para solventar rápidamente cualquier situación de peligro.

Interior del túnel submarino del enlace Shenzhen-Zhongshan CFP Omicrono

En caso de accidente, estos dispositivos dotados de cámaras se encargan de registrar la escena y transmitirla en tiempo real a un centro de control situado en una de las islas artificiales, además de dirigir el tráfico mediante los altavoces integrados en su estructura.

"Somos los primeros en inventar un sistema de tubo horizontal de evacuación de humos en la parte superior del túnel submarino de tubo sumergido, que mejora la eficacia de la evacuación de humos en un 42%", ha afirmado Ma Ershun, subdirector del centro de gestión del Shenzhen-Zhongshan Link, en declaraciones recogidas por el canal de televisión CGTN.

Hitos en la construcción del enlace Shenzhen-Zhongshan

"También hemos establecido un nuevo sistema tecnológico de extinción de incendios y evacuación de humos para túneles submarinos ultraanchos e intercambiables, que garantiza eficazmente la evacuación segura en caso de incendio", añade Ershun.

La idea es extremar las precauciones para evitar cualquier desgracia en una infraestructura diseñada para facilitar el transporte en una zona con una superficie de 56.000 km2 y 68 millones de habitantes. Este conjunto de ciudades superó en 2023 una producción económica de 1,8 trillones de euros (equivalente al 10% del PIB de China), pero el gobierno de Xi Jinping no se contenta con esas cifras y quiere convertir la región en el mayor centro de tecnología e innovación del mundo.