El tejado de la casa Copper Bottom está cubierto de paneles solares

El tejado de la casa Copper Bottom está cubierto de paneles solares Fisher Studios

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La casa construida en cobre y con placas solares para tener superávit de energía: "Es una central eléctrica habitable"

El arquitecto inglés Adrien James ha proyectado disruptiva vivienda inspirada en el origami y con materiales totalmente reciclados y reciclables.

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La arquitectura del futuro será sostenible... o no será. La cantidad de recursos necesarios para la construcción y la energía que consumen los edificios son dos de los principales responsables de las emisiones de C02 a la atmósfera. Por eso ingenieros, arquitectos y constructores llevan décadas buscando la mejor manera de levantar edificios con una huella de carbono nula o incluso negativa. La madera es uno de los materiales que más están ayudando a hacer eso posible, incluso en los rascacielos o las viviendas de lujo, pero no es el único.

El arquitecto inglés Adrian James ha apostado por otro sorprendente material para construir su propia casa en Oxford, que él mismo define como "una central eléctrica habitable": el cobre. "Es un material muy especial", explica en la web del proyecto. A diferencia de los demás metales, "no se corroe continuamente al oxidarse" y "durará más que cualquier edificio que recubra". Por eso la casa de dos pisos bautizada como Copper Bottom tiene un armazón de cobre reciclado de un característico color verdegris, y la cubierta repleta de paneles solares capaces de generar más energía de la que consumen sus habitantes, James y su familia.

"Los puntos de partida eran una forma compacta, un tejado que maximizara la orientación sur para los paneles solares y una envolvente que protegiera las ventanas del sol", explica James en declaraciones a Dezeen. El resultado es un volumen singular inspirado en el origami que parece desplegarse en el paisaje, pero sobre todo es una aplicación de los principios de passivehaus, que busca la máxima eficiencia energética controlando los flujos de aire y reduciendo la necesidad de climatización.

Un arquitecto, una casa

En muchos casos, la máxima expresión del estilo o la filosofía de un arquitecto se materializa en viviendas construidas para sí mismos y sus familias. Son un terreno experimental perfecto para poner en práctica una estética propia y sus ideas sobre la arquitectura, como demuestran casos como los de Ray y Charles Eames, Le Corbusier o Frank Gehry. 

En el caso de Adrian James, Copper Bottom es su manifiesto en forma de casa. Con la referencia del arte japonés de la papiroflexia, la cubierta de cobre sirve para generar ángulos y zonas de sombra para los grandes ventanales de las cuatro fachadas. El tejado sobresale y sirve de 'porche' para las ventanas orientadas al sur, mientras los pliegues de los flancos evitan la entrada de calor en las ventanas orientadas al este y al oeste.

El revestimiento de cobre ofrece sombras para evitar la entrada de calor por los grandes ventanales

El revestimiento de cobre ofrece sombras para evitar la entrada de calor por los grandes ventanales Fisher Studios Omicrono

"Hay sutiles indicios de algo zoomórfico y mecanicista, con dos orejas y una proa. Realmente se trata de captar una sensación de dinamismo", explica James. Esas 'orejas' son dos torres de ventilación encargadas de hacer entrar el aire fresco nocturno y expulsar el aire caliente durante los calurosos meses veraniegos.

El conjunto de técnicas y formas minimiza el consumo energético de la vivienda, alimentado únicamente por los paneles solares instalados en el tejado. Son un total de 37 paneles fotovoltaicos de alta eficiencia orientados al sur, capaces de generar hasta 16 kW, bastante más de lo que necesita la casa en el día a día, con lo que se pretende compensar el CO2 emitido durante su construcción. "La intención es que la casa sea una central eléctrica habitable, algo que queremos que sean todos nuestros diseños", sostiene el arquitecto.

Según indica su estudio de arquitectura, el cobre prepatinado en fábrica con un lavado químico, se ha utilizado para las cubiertas y los revestimientos porque es un material ideal para apoyar la economía circular, ya que a diferencia de materiales como el hormigón es 100% reciclado y 100% reciclable. Sus propiedades, que evitan que se corroa con el tiempo, también le confieren ese característico color verde cercano al turquesa. 

A este caparazón de cobre se une una superestructura diseñada para ofrecer el mejor aislamiento posible. Así, en la construcción de la vivienda se utilizaron paneles de madera prefabricados, revestidos con un sistema de cerchas de madera ligera que soportan una piel de contrachapado. De la climatización se ocupa una bomba de calor, un sistema aerotérmico que calienta la casa en invierno y la refresca en verano, además de reducir la energía necesaria para conseguir agua caliente. 

Un interior luminoso y diáfano

Los interiores de la casa Copper Bottom ofrecen un curioso contraste con el exterior. Dividida en dos plantas y con 235 m2 habitables, la casa juega con las dos alturas para ofrecer las mejores vistas de la capiña inglesa a sus habitantes y una sensación de espacio libre de obstáculos visuales.

"La planta baja es diáfana, con el salón, la galería y la cocina enfilados entre sí, cada uno de los cuales se abre a la terraza elevada a través de amplias puertas correderas", explica James. "La clave es que las grandes ventanas están todas en el lado sur, lo que aporta mucha luz natural y ganancia solar en invierno, mientras el parasol de cobre las protege del sol del verano".

Planta baja de la casa Copper Bottom

Planta baja de la casa Copper Bottom Fisher Studios Omicrono

La galería de doble altura que se abre en su interior es el "corazón de la casa", ya que sirve como hall de entrada, comedor y vestíbulo. Para darle un toque diferente, una gran pared de ladrillo cubre las dos alturas y oculta la escalera hacia la entreplanta, donde se sitúa un altillo que hace las veces de oficina o despacho con vistas al jardín. Ese muro tan característico también ejerce como disipador térmico, "ayudando a mantener la casa a una temperatura estable durante todo el año".

El blanco de las paredes y las baldosas de porcelana gris de gran formato amplían esa sensación espaciosa de la zona inferior. En la segunda planta se encuentran los cuatro dormitorios, donde el protagonista en el suelo, las puertas y la carpintería es el roble teñido, que aporta un toque hogareño y confortable a cada espacio.