El diseño de los trenes de Starline destaca por el color azul

El diseño de los trenes de Starline destaca por el color azul 21st Europe Omicrono

Tecnología

Starline, el 'AVE' para conectar Europa como si fuese un metro: de Madrid a Berlín o de Roma a París un 30% más rápido

La iniciativa plantea la construcción de 39 estaciones en toda Europa para establecer una red ferroviaria un 30% más rápida que la actual.

Más información: Gerifalte, así es el nuevo tren de alta velocidad ruso: irá a 400 km/h y podría unir en 90 minutos Madrid y Barcelona

Publicada

Las caóticas decisiones de Donald Trump sobre la ayuda a Ucrania en su guerra contra Rusia han tenido un efecto inmediato: una renovada unidad entre los países europeos, España incluida. Eso se manifiesta en el plan común para el rearme de Europa y en la cancelación de contratos como el que Portugal tenía con EEUU para la compra de cazas F-35, pero también puede tener otras consecuencias, como nuevos proyectos que fortalezcan ese nuevo espíritu de colaboración continental.

Una de estas iniciativas amparadas por la UE es Starline, una red de trenes de alta velocidad que proporcionaría una conexión más directa y rápida de Madrid y Barcelona con destinos cercanos como París o Roma pero también con ciudades tan alejadas como Helsinki, Kiev e incluso Estambul. El ambicioso concepto, planteado por el think tank 21st Europe y el estudio de diseño y tecnología danés Bakken & Bæck, utilizaría trenes similares al AVE para unir 39 estaciones repartidas a lo largo y ancho del continente con al menos una parada en cada país, e incluso más allá, con estaciones en Ucrania, Reino Unido o Turquía.

"Más que una red ferroviaria de alta velocidad, es un replanteamiento de cómo el diseño, la tecnología y la cultura pueden crear infraestructuras fluidas, sostenibles y emocionantes", señalan los responsables en la página web del proyecto. "Imagina trenes azules de alta velocidad deslizándose sin esfuerzo a través de las fronteras, transformando un mosaico de líneas nacionales en una experiencia única y unificada".

Un Metro a escala europea

El avión sigue siendo el transporte más usado por los europeos en los viajes de alta velocidad por el continente, a pesar de ser más caro y mucho más perjudicial para el medioambiente que el tren. Y es que, a pesar de la unión económica, en la UE sigue echándose en falta una verdadera interconexión a través de una red ferroviaria todavía fragmentada e incompleta.

Aunque China y Japón siguen en cabeza en cuanto a la cantidad y calidad de los trenes de alta velocidad, con ejemplos como el nuevo tren bala nipón que supera los 350 km/h y soporta terremotos, en Europa tenemos hasta tres versiones distintas. El AVE español, el ICE alemán y el TGV francés han mostrado el camino a seguir, pero se echa en falta una cohesión transfronteriza que facilita el Acuerdo de Schengen.

El plano que propone Starline

El plano que propone Starline 21st Europe Omicrono

Ya existe un plan para unificar las infraestructuras ferroviarias, llamado RTE-T o Red Transeuropea de Transporte, pero según los responsables de Starline "carece de velocidad y ambición". El interés existe, sostienen, apoyándose en los más de 400.000 usuarios anuales de Interrail que, a pesar de su entusiasmo por recorrer Europa en tren, se enfrentan a viajes lentos, caros y a las complicadas conexiones entre países vecinos.

Los números son elocuentes y las estadísticas hablan por sí solas: 8 billones de pasajeros viajaron en tren de alta velocidad en 2023, pero menos del 9% cruzaron fronteras, sustituir los vuelos de corta distancia por trenes de alta velocidad implicaría una reducción de las emisiones de un 95% y, en China, cada nueva línea ferroviaria de alta velocidad contribuyó en un 7,2% al crecimiento del PIB urbano.

Para revertir esta situación, desde 21st Europe plantean un sistema unificado de alta velocidad en toda Europa, una red de 22.000 km con un mapa de conexiones que recuerda a un plano de Metro. Estas 39 estaciones, que incluyen Madrid y Barcelona en España, estarían construidas en las afueras de las grandes ciudades y ejercerían de nodos de transporte pero también como referencia arquitectónica y cultural. Irían más allá de las estaciones convencionales, incorporando museos, salas de conciertos y espacios para eventos deportivos.

El proyecto, muy explícito en todos los aspectos relacionados con el diseño, desde el color azul oscuro de los trenes, los interiores de los vagones y hasta el propio mapa, evita sin embargo concretar el tipo de locomotoras que se podrían usar. Lo único que menciona es el uso de trenes con velocidades de entre 300 y 400 km/h para proporcionar viajes un 30% más rápidos que con alternativas convencionales o por carretera. Además, esta nueva red ferroviaria podría suponer un campo de pruebas para la definitiva electrificación o incluso la propulsión con hidrógeno.

Los trenes Starline también servirían para transportar mercancías

Los trenes Starline también servirían para transportar mercancías 21st Europe Omicrono

Según los responsables de la inciativa, Starline funcionaría gracias a las energías renovables, incorporando instalaciones de energía solar, eólica y almacenamiento en baterías tanto en la red como en las estaciones. Gracias a una gestión inteligente de la energía, el exceso se almacenaría en momentos de baja demanda, lo que permitiría reducir costes y aumentar la resiliencia del sistema.

Más seguro y versátil

Los detalles sobre las apuestas tecnológicas de la iniciativa se centran también en el sistema de venta de billetes y la seguridad. "Para que Starline funcione como algo más que una red de vías y trenes, necesita una infraestructura digital tan avanzada como la física", señala la web del proyecto.

Así, desde 21st Europe apuestan por una plataforma inteligente capaz de "integrar datos, automatización y capacidades predictivas para que el sistema funcione eficientemente a gran escala". Para ello promueven el diseño de un sistema que permite una continua optimización, basado en estándares logísticos para interactuar con múltiples proveedores y servicios europeos, tanto para la emisión de billetes como para la gestión de la energía, por ejemplo.

Lo que quieren desarrollar es "una experiencia de venta de billetes unificada, en la que buscar, comparar y reservar un viaje sea tan sencillo como comprar un vuelo". No buscan centralizar las ventas bajo un único operador, pero sí que la experiencia de los usuarios sea unificada. Es algo que también se extendería a la seguridad, introduciendo un sistema basado en sensores e impulsado por inteligencia artificial. A diferencia de los aeropuertos, esto permitiría controlar en tiempo real el flujo de pasajeros sin provocar largas colas y esperas.

Para ello, se recurriría a "la verificación biométrica, la detección automática de amenazas y la coordinación en toda la red para identificar riesgos sin necesidad de que todos los pasajeros se detengan y hagan cola". Más allá de esa seguridad física, el proyecto también destaca por construir una infraestructura descentralizada, capaz de protegerse frente a ciberataques para evitar la filtración de datos de los usuarios y la interrupción del servicio.

Si el exterior del mismo azul que la bandera europea busca convertir estos trenes en un icono a la altura del taxi amarillo de Nueva York o los autobuses rojos de dos pisos de Londres, en el interior Starline apuesta por la "claridad" sin caer en aproximaciones demasiado industriales o futuristas. Eso se manifiesta en un cuidado minimalismo, colores apagados y amplios espacios.

Diseño del interior de los trenes Starline

Diseño del interior de los trenes Starline 21st Europe Omicrono

Los trenes Starline no tendrían las tradicionales divisiones por clases, sino que serán capaces de adaptarse a las distintas necesidades de viaje. En los diseños que comparten en su web, se aprecian áreas abiertas para trabajar o conversar, secciones específicas para quienes viajan con niños y, por supuesto, zonas de restauración para ampliar la oferta de servicios a bordo.

Más allá de los viajes de pasajeros, el proyecto pretende funcionar como alternativa para el transporte de mercancías actual, que sólo llega al 18% del mercado global. Esta red ferroviaria de alta velocidad permitiría garantizar la entrega de mercancías mucho más rápido que a día de hoy, y permitiría reducir la sobrecarga de las redes de carreteras. De convertirse en realidad, se reivindicaría como un serio rival para proyectos como el Hyperloop para transportar mercancías de forma rápida y segura.