Uno de los secretos mejor guardados de potencias militares de primer orden como Estados Unidos es el manejo magistral de la energía electromagnética para crear para habilitar o crear nuevas armas cinéticas invisibles al ojo humano. Mientras ocurre eso al otro lado del Atlántico, España se tiene que conformar con algunos sistemas como las escopetas antidrones, que usan esta tecnología u otros más complejos que se instalan alrededor de aeropuertos y zonas sensibles.
ste tipo de armas militares 'invisibles' ya llevan varios años haciendo de las suyas en los campos de batalla con unos resultados que no han hecho sino impulsar la tecnología a unos límites difícilmente imaginables. Porque ya no basta con un simple inhibidor de frecuencias que limite la actuación de las amenazas, los sistemas actuales son auténticos escudos formados principalmente por emisores de radiación -como el láser- que permiten detener amenazas como drones y que en el futuro harán lo propio con misiles y humanos.
Que se sepa, las dos naciones más punteras son la ya mencionada Estados Unidos e Israel. Ambas con compañías especializadas en el sector que vislumbran un futuro prometedor a largo plazo que sea capaz de todo lo anterior y más. Aunque es la primera la que acaba de publicar un informe que recoge las intenciones del Air Force Research Laboratory (AFRL) para el desarrollo de estas técnicas en las próximas décadas.
El informe, de 52 páginas, salió a la luz el pasado 16 de julio y se titula Directed Energy Futures 2060 (El Futuro de la Energía Directa en el 2060, en español). En él se detallan los objetivos del AFRL relacionados con los campos electromagnéticos de defensa, ataque e información de los próximos 40 años.
Parando misiles
"La Energía Directa (DE) se define, para aplicaciones militares, como la capacidad de proyectar energía electromagnética [...] de una manera concentrada suficiente para producir un efecto defensivo u ofensivo a una distancia militarmente relevante dentro del campo de batalla". Así arranca la introducción al informe en el que, a continuación, se van desgranando algunas de las tecnologías que podrán protagonizar las contiendas en el futuro.
Una de las principales bazas del ejército de Estados Unidos es el empleo de sistema láser de muy alta potencia capaz de aniquilar amenazas como los mencionados drones. Esta tecnología, que ya se encuentra en algunas aeronaves experimentales, embarcaciones y estaciones en tierra, emplea "fuentes de láser de onda continua con potencias de salida del orden de kilovatios", según las condiciones de un concurso llevado a cabo por el Pentágono hace unos meses.
El funcionamiento físico de este tipo de armas es muy sencillo. Al concentrar una gran cantidad de energía en un pulso electromagnético de muy corta duración, la radiación generada es capaz de quemar la amenaza en el mejor de los casos o dejarla inoperativa en el peor. Más efectivo incluso para los drones y misiles actuales que están cargados de electrónica sensible a ese tipo de golpes electromagnéticos.
La previsión del AFRL es que en las próximas décadas se deje de hablar de láser en el orden de los kilovatios en pro de los megavatios. "De manera conservadora, siguiendo la tendencia de los últimos 40 años de desarrollo hasta la actualidad, en el futuro la tecnología láser de fibra y de estado sólido se podrá proyectar para lograr niveles de energía extremadamente altos en el rango de megavatios durante un segundo", recoge la AFRL.
Una vez se ha desarrollado un láser con una capacidad generadora de energía suficiente, el siguiente reto de Estados Unidos será controlar la manera en la que se propaga a través de la atmósfera hasta alcanzar el objetivo. Una meteorología compleja hace que la fiabilidad de estos sistemas descienda notablemente, aunque desde el AFRL son optimistas al respecto y creen que en los próximos 40 años la climatología no será un problema a tener en cuenta.
"Aunque es un concepto a menudo asociado a la ciencia ficción, los sistemas de defensa de Energía Directa terrestres y marítimos actúan eficazmente como campos de fuerza puntualmente localizados contra objetivos pequeños y relativamente blandos en la actualidad", tal y como indican en el informe. "Las plataformas de Energía Directa aerotransportadas y espaciales podrían lograr [...] un paraguas de misiles de cobertura más amplia".
En el escenario más optimista, para dentro de 40 años, el Laboratorio apunta que debería ser físicamente posible diseñar un sistema capaz de emitir un haz de nanoradianes (una medida angular muy pequeña) mientras rastrea misiles de hasta velocidades hipersónicas con megavatios de potencia láser. Lo que permitiría crea una cúpula de detección y aniquilación invisible también efectiva contra misiles nucleares.
Para esto último, indican la importancia de reducir la latencia en la detección de potenciales amenazas y en la transmisión de los datos por parte de las constelaciones de satélites. La mencionada Energía Directa puede ayudar también en este campo gracias a que puede ayudar a reducir los tiempos de comunicación a todos los componentes del escudo antimisiles; entre los que se encuentran aeronaves, estaciones en tierra, barcos y submarinos.
Radiación contra humanos
Otra línea que el AFRL aborda consiste en utilizar Energía Directa -radiación- contra los humanos. "La piel humana está compuesta principalmente de agua, que absorbe fuertemente la radiación de 95 GHz de frecuencia". Esa parte del espectro pertenece a las conocidas microondas que emplean también los electrodomésticos para calentar, solo que en este caso aplicadas contra el humano.
Este planteamiento no es realmente nuevo y ya existe un arma desarrollada por la AFRL que se desplegó por primera vez en 2010 en Afganistán y se conoce como Active Denial System. Que se sepa, no se ha llegado a utilizar en el campo de batalla, pero algunos organismos como el Departamento de Sheriff de Los Ángeles ya han anunciado su uso en la actualidad.
"La gente [que lo ha sufrido] ha descrito que el efecto físico de esta Energía Directa es como enfrentarse a un fuego. Este efecto espectralmente preciso se puede plantear [...] para crear un campo de fuerza capaz de repeler las multitudes alrededor de una embajada, base, puerto u otra ubicación de alto valor", según el mismo informe de la AFRL. Este campo es todavía más complejo que el anterior contra los misiles y el AFRL no aporta muchos más detalles concretos sobre su futuro.
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