La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, más conocida por su acrónimo DARPA, es la madre de gran parte de las tecnologías militares secretas. En sus laboratorios se han cocido los proyectos más punteros de las fuerzas armadas de Estados Unidos entre los que se encuentra el dron Predator, del que el Ejército del Aire de España tiene cuatro unidades.
Precisamente la de los drones ha sido una de las líneas de investigación más prolíficas dentro de DARPA y de vez en cuando se van desvelando algunos de los proyectos en los que están trabajando. El último en salir a la luz es un dron de combate capaz de lanzar misiles.
Nada que ver con drones suicidas, como los que se fabrican actualmente en Alcalá de Henares, ni con drones guardaespaldas. Un concepto totalmente nuevo que, por el momento, no cuenta con ningún equivalente conocido en otras fuerzas aéreas del mundo.
Cazas autónomos
Los cazas autónomos nacieron como una idea excepcional: evitar que los pilotos sentados en sus carlingas se pusieran en peligro. Por el momento y hasta que la tecnología vaya mejorando, las misiones más complejas necesitan de una aeronave manejada por un piloto. Una vida humana a cargo de misiones tan delicadas como lanzar un misil o recabar información esencial.
Dentro de LongShot, como así se llama el programa de DARPA, se está "desarrollando un vehículo aéreo no tripulado (UAV, de sus siglas en inglés) lanzado desde el aire con la capacidad de emplear múltiples armas aire-aire". Una plataforma de ataque totalmente nueva, desplegada desde aviones nodriza y dotada de funciones autónomas.
El objetivo, según indica la propia DARPA, es desarrollar un UAV que sea capaz de "extender significativamente los rangos de participación, aumentar la eficacia de la misión y reducir el riesgo para los aviones tripulados".
"Se prevé que LongShot aumentará la capacidad de supervivencia de las plataformas tripuladas", recalca DARPA. Un plan en el que el Ejército de Estados Unidos lleva trabajando muchos años a través de contratos millonarios asignados a las grandes compañías.
La idea fundamental es que el piloto del caza permanezca en una zona segura mientras sus compañeros autónomos se integran detrás de las líneas enemigas. "Les permitirá estar lejos de las amenazas ", aseguran. Un lugar seguro con cobertura suficiente como para no caer en batalla.
Este UAV equipará misiles aire-aire capaces de derribar a cazas, helicópteros y a otros drones. Por el momento, no se conoce el tipo de munición exacto que podrán acarrear ni detalles técnicos como la autonomía o si estarán enlazados con los actuales cazas de quinta generación.
"El programa LongShot cambia el paradigma de las operaciones del combate aéreo al demostrar que un vehículo no tripulado, lanzado desde el aire, es capaz de emplear armas [misiles] aire-aire actuales y avanzadas", ha declarado el gerente del programa, el teniente coronel Paul Calhoun.
Los afortunados que han conseguido el contrato, con una asignación económica no anunciada, han sido General Atomics, Lockheed Martin y Northrop Grumman; para el trabajo de diseño preliminar de la Fase I del proyecto.
El Gremlin de DARPA
En la línea con el programa LongShot, DARPA cuenta con otras vías de investigación tecnológica relacionadas con drones. Una de las más representativas y que ha empezado a dar resultados es el programa Gremlin.
En esta ocasión, en lugar de ser un caza autónomo con capacidad de ataque, se trata de una plataforma más enfocada al espionaje a través de enjambres de drones. "El programa prevé el lanzamiento de grupos [enjambres] de 'gremlins' desde aviones grandes como bombarderos o aviones de transporte, así como desde cazas y otras plataformas pequeñas de ala fija mientras esos aviones están fuera del alcance de las defensas adversarias", indican desde DARPA.
Los drones serán desplegados desde aeronaves nodriza que pueden ser cazas, bombarderos o aviones de transporte. Una vez concluida la misión, DARPA tiene con objetivo que los drones sean recogidos por un avión C-130 Hércules, que los llevará de vuelta a la base para tenerlos listos para el vuelo en 24 horas.
"Nuestro objetivo es realizar una demostración de vuelo convincente de un concepto que se pueda emplear en inteligencia, en vigilancia y reconocimiento y pueda llevar otras cargas útiles modulares no cinéticas", declaró el gerente del programa, Dan Patt.
El proyecto lleva cociéndose desde el año 2015 y no fue hasta noviembre de 2019 cuando el X-61A (el primer prototipo) voló durante 90 minutos.