Paso el Doce de Octubre mirando por la ventana, leyendo artículos y bostezando. Es todo tan previsible. ¿Sabían ustedes que, siendo president de la Generalitat, archienemigo declarado del mundo libre y del otro, Pasqual Maragall tuvo el impulso bambi o la gallardía, según se quiera ver, de acudir al Desfile de la Hispanidad? ¿Y que por ello en Barcelona le pusieron a caer de un burro, y en Madrid no se lo agradeció ni la cabra de la Legión?
Tanto marear ahora al personal con los jueguecitos de tronos de Pablo Iglesias y las provocaciones calculadas de Ada Colau, y cuando un verdadero catalán y español en apuros (incluso uno tan daliniano como Maragall) se la jugaba, Sepharad siempre estaba y está en la luna. ¿Esperando el pequeño gran paso de Neil Armstrong Rivera? ¿Pero lo esperan para dejarle plantar la bandera, o para ponerle la zancadilla?
Aburrida, ya digo, busco inspiración en lo internacional. Y entre bombardeos y crisis de refugiados me llama la atención la peripecia, en Estados Unidos, de Reginald Artis, quien tras cumplir 27 años de cárcel por depredación sexual violenta (glups), NO le dejan salir en libertad porque temen que reincida. Van a mantenerle indefinidamente en plan Alguien voló sobre el nido del cuco.
Existen los violadores siniestros e irrecuperables… dicen. Lo curioso es cómo encaja Reginald Artis en semejante categoría. A los 23 años era gay. Tonteó con un colega de trabajo de 17 años. Se embarcaron en una juerga más de Sodoma que de Gomorra. El joven de 17 quiso huir despavorido a medio encierro pero Reginald Artis ya no aceptó un no por respuesta. Como Julian Assange con las suecas sin condón… Sólo que a Reginald, la broma le costó 27 años de cárcel. Transcurridos los cuales le niegan la libertad porque no están convencidos de que no lo vuelva a hacer. Lo cual tiene su intríngulis pues Reginald se ha sometido a una operación de cambio de sexo. Se ha trocado en mujer. No digo yo que como tal no se pueda depredar sexualmente a nadie, pero… desde luego lo tiene difícil para emular tal cual el ataque que le mandó a prisión.
¿No será que le castigan por otra cosa? ¿No por lo que hizo, sino por l@ cos@ para muchos rar@ que Reginald es?
Volviendo a lo nuestro, pues eso, sigan, sigan riéndoles la gracia y haciendo el safari y el titular gordo a los depredadores patrióticos, y sigan en cambio castigando sin piedad y sin razón a la gente que por más distinta y original (y capaz de quitar votos al gobierno…) que parezca, ni queriendo puede dejar de ser patriota. Total, más se perdió en Cuba. Y en Andorra.