Resumen de lo publicado.-El escándalo del estraperlo ha dejado al radical Alejandro Lerroux fuera del Gobierno. Un chivato infiltrado en el círculo de confianza de los reclusos socialistas manda una carta a la Dirección General de Seguridad.
"…Siguiendo las órdenes recibidas, quien esto firma se ha dedicado durante semanas a infiltrarse en el círculo de confianza de los reclusos socialistas, y ha podido penetrar en sus intenciones y en la estrategia que, como partido, seguirán en los próximos meses.
Lo primero que ha de saberse es que ayer mismo, el compañero Caballero, como le llaman sus correligionarios, ha logrado, desde la cárcel, reunir en el locutorio a una decena de personas de las ejecutivas del PSOE, de UGT y las Juventudes Socialistas. Su intención era discutir la carta que al parecer ha enviado el señor Azaña por escrito a la Ejecutiva del Partido, con fecha de 14 de noviembre, en la cual propone ya formalmente, en nombre de los partidos republicanos que representa, una coalición con vistas a la más que probable convocatoria inminente de elecciones generales. De esto se habla mucho entre los presos políticos, más que de las conversaciones que ha podido mantener estos días Largo Caballero con diversos reclusos de la Esquerra.
Lo más sorprendente ha sido el viraje dado en poco tiempo por Largo Caballero. Ha pasado de estar cerrado en banda a la coalición, decidido a mantener la independencia socialista, a aceptarla solo que con la condición de que sea un pacto lo más amplio posible, que incorpore tanto a los nacionalistas catalanes con quienes sigue en tratos, como a partidos afines a su postura ideológica en el seno del socialismo: el PCE, los sindicatos comunistas y las Juventudes Socialistas.
La razón oficial es la necesidad de ampliar al máximo la coalición a la que se empieza a aludir como Frente Popular. La razón profunda que barruntan los presos es que Largo Caballero tiene miedo a que Indalecio Prieto canalice todo el éxito de la futura coalición, y también a que los socialistas, sin él, se vean arrastrados por una coalición gubernamental que los oponga a su base, como durante el primer bienio.
La decisión de Largo Caballero no ha dejado de sorprender a los prietistas y hasta ha llegado a contrariarlos. A fin de cuentas altera la estrategia escogida por Azaña y Prieto, quienes se rumorea tienen acordado que los republicanos estarían siempre en mayoría y que la aprobación del programa electoral y la designación de los candidatos se resolverá exclusivamente entre republicanos y socialistas.
También se dice en el comedor que la obsesión de Largo Caballero es involucrar a la CNT. Piensa que un hipotético Frente Popular no podrá plantar cara a las derechas si los anarquistas persisten en su propaganda antielectoral, y por lo tanto considera absolutamente imprescindible que esta cese. Puesto que él no tiene capacidad de negociación con ellos, lo que pretende es que llegue la propuesta a los confederados catalanes -que son quienes más fuerza tienen dentro de la CNT- vía Companys.
El intento no es nuevo. Cuenta cierto recluso anarquista catalán que hace tiempo que circula entre los medios confederados una carta de Companys en la cual, hablando en su propio nombre y en el de los restantes dirigentes catalanes presos, se excusa ante los hombres de la CNT, lamentando que la política los haya distanciado y haciendo votos por que la comprensión de los actuales problemas los una.
El principal problema de todos son los miles de presos políticos encarcelados. Explica Companys en esta carta que si las elecciones que se avecinan dan el triunfo a las derechas, la gran mayoría permanecerá años en prisión. En cambio, si la CNT cesa su propaganda abstencionista y alienta a acudir a las urnas, el triunfo de las izquierdas es seguro y la alegría de la libertad llegará a muchos hogares. Por ello está encareciendo a Ascaso, Durruti y García Oliver, los líderes más influyentes del anarcosindicalismo, que ayuden a liberar a los reclusos a través de la única forma posible ahora mismo: el triunfo electoral de las izquierdas.
Las cárceles rebosan de presos y todos coinciden en que la amnistía servirá de aglutinadora de las distintas fuerzas. La amnistía es el concepto mágico que está consiguiendo amalgamar grupos opuestos, y esa unión se empieza a sentir en la cárcel, donde parece haberse declarado una moratoria sobre los problemas particulares de cada cual…".
(Carta dirigida a la Dirección General de Seguridad)
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