Para mí que no fue la petición del fiscal lo que llevó al juez a sacarlos de Soto del Real. Apostaría a que el magistrado leyó en EL ESPAÑOL las manifestaciones de la ex de Jordi Pujol hijo -"Nadie se explica que estén en la cárcel sin fianza los titiriteros contratados por el Ayuntamiento de Madrid y que la familia Pujol esté en libertad"-, se derrumbó sobre su silla y acudió al papel timbrado para firmar el auto.
La especialización consiste en afinar, en destilar los conocimientos y las experiencias adquiridos y actuar con destreza. Ad unguem, decían los latinos, para indicar cómo el escultor reparaba en los detalles de su obra y la remataba con la uña en busca de la perfección. El experto no se desempeña en su oficio de forma grosera; al contrario, actúa con pericia e incluso maestría. Para ser titiritero no es necesario pasar muchas cribas. A la vista está. Para ser juez de la Audiencia Nacional, sí. Sin embargo, nadie lo diría en este caso. Es como si Ismael Montero hubiera pretendido pintar un cuadro de Antonio López con guantes de boxeo. Y ahí está el resultado.
Para mantener a alguien cinco días en la cárcel tiene que haber cometido un delito grave o suponer una seria amenaza para la seguridad de sus conciudadanos. Nuestros titiriteros montaron un espectáculo cutre e insolente al representar ante niños de cinco y seis años la violación de una mujer y el ahorcamiento de un hombre. También exhibieron una pancarta pretendidamente ingeniosa de "Gora Alka ETA" que resulta ofensiva para muchas personas. Así al menos lo entendieron los padres de los pequeños, a los que tampoco se presupone peligrosos fascistas. Fueron ellos los que dijeron basta al ver el cartelito de marras y llamaron a la Policía.
Todas las torpezas cometidas por estos artistas de los muñecos de trapo pueden convertirlos en perfectos zopencos, pero no en peligrosos delincuentes. No lo entendieron así ni el fiscal ni el juez, que les ha imputado por enaltecimiento del terrorismo, ha ordenado la incautación del material empleado para la representación y les ha retirado el pasaporte para que no huyan del país. Al final, el lógico escándalo que el teatrillo provocó entre los padres ha sido menor que el causado por la decisión judicial, que ha salpicado incluso las páginas del Financial Times.
El episodio ya ha empezado a ser aprovechado por algunos colectivos para arrimar el ascua a la anarquía. Se preparan manifestaciones. Alfonso y Raúl son los nuevos héroes en el imaginario radical. Se hace un llamamiento a la defensa del "arte del pueblo", lo cual hace reír mucho más que sus marionetas asesinas. Pero pocos recuerdan que antes que Carmena, los espectáculos del titiritero del "Alka ETA", el mismo que participaba en las manifestaciones contra Aznar por la Guerra de Irak, ya fueron contratados por el Ayuntamiento de Ana Botella. Qué gran lección para estos mártires de carnaval.