Si algo debería dejarnos claro todo el revuelo organizado en torno a los Panama Papers, la impresionante filtración de 2.6 terabytes de información y más de once millones y medio de documentos llevada a cabo por una iniciativa conjunta del diario alemán Süddeutsche Zeitung y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), es el impacto brutal que internet tiene sobre la redefinición del periodismo.
Once millones y medio de documentos, la filtración más grande jamás llevada a cabo. Analizarlos implica, primero, su digitalización: muchos están en formatos que no pueden ser leídos, necesitan ser descomprimidos, filtrados y categorizados. Otros son conjuntos de puntos que no pueden ser objeto de búsqueda, en los que debemos intentar reconocer caracteres antes de hacer búsquedas sobre la información contenida en ellos: un proceso supuestamente mecánico simple... salvo que no lo es, y que además hay que repetir muchos millones de veces. La información debe ser categorizada, indexada, etiquetada y organizada. Decenas de servidores dedicados a este tema. Para compartir la información, es preciso crear ya no un foro, sino una auténtica red social en la que, con las adecuadas garantías de seguridad, cifrado y autenticación de doble factor puedan entrar los periodistas e investigadores autorizados y hacer su trabajo, que incluye introducir nuevos documentos y relaciones que provienen de los contextos locales, de cada país investigado. Servidores en la nube, herramientas de búsqueda, de contextualización, de relación, capacitación de los periodistas en su uso... el trabajo es masivo: desde el punto de vista de sistemas y tecnologías de información, hablamos de un faraónico proceso de análisis al servicio del periodismo.
La tarea del periodista, como la de tantos otros profesionales, ha cambiado. Las habilidades de un periodista tienen que ver con el análisis de datos, el manejo de herramientas de gestión de información, la seguridad informática, el trabajo en equipo, el manejo de fuentes públicas y procedimientos de transparencia y las herramientas de visualización. Del plumilla, al científico de datos. En el siglo XXI, habrá dos tipos de periodistas: los de verdad, que publiquen noticias que otros no quieran que se publiquen (porque lo demás, como decía George Orwell, son relaciones públicas) y otros que se dediquen al puro entretenimiento. Para los primeros, herramientas analíticas sofisticadas, desarrollo de capacidades para hacer que los datos hablen y sentido común para interpretarlos y contarlo cuando lo hagan. ¿Para los demás? Clickbaiting, listicles, sensacionalismo... y el culo de la Kardashian. Los profesionales del periodismo decidirán dónde quieren estar. Y usted, decidirá cómo quiere ser informado.