La entrada de Arnaldo Otegi en el Parlament de Cataluña constituye una afrenta a la memoria de todas las víctimas del terrorismo en una comunidad en la que ETA perpetró masacres tan atroces como los atentados de Hypercor en 1987 y de la casa cuartel de Vic en 1991. También pone en marcha un plan explícito de los anticapitalistas de la CUP, que son quienes han invitado al secretario general de Sortu, para batasunizar el proceso de desconexión con España vinculando al separatismo catalán y el vasco.
El problema entonces no es sólo que algunos diputados de la CUP y ERC se hayan prestado a la mandelización de Otegi, algo que ya ha sucedido en el pasado con lo que ello tiene de infamia e inmoralidad. El problema es que al abrirle de par en par las puertas del Parlament y al prestarle unas instalaciones del Ayuntamiento de Barcelona para que imparta una conferencia, como sucederá hoy, Carme Forcadell y Ada Colau ponen las instituciones catalanas al servicio de una estrategia premeditada de escalada de tensión.
Estrategia de la CUP
La CUP ha elaborado una ponencia, con vistas a sus asamblea nacional del próximo domingo, que no admite lugar a equívocos. En este documento, los anticapitalistas confían en que la candidatura de Otegi a lehendakari "cristalice en la apertura de un frente independentista en Euskal Herria que retroalimente el catalán y coloque al Estado español en una posición de todavía más blindaje político y de aumento de la represión".
El objetivo de la CUP, en sintonía con el anunciado por Otegi en Anoeta cuando abogó por abrir "otro frente contra el Estado como en Cataluña", es que la "cuña vasca y catalana" dé lugar a un escenario de confrontación que desemboque en la desmembración de España.
El plan de la CUP responde a la clásica dialéctica revolucionaria, por más que desde Convergència, ERC y En Comú Podem quieran ver en la gira catalana del líder de Sortu un síntoma de "normalidad democrática".
No se arrepiente
Es lógico que las asociaciones de víctimas pidan amparo a PSC, PP, Ciudadanos y Unió, que se han opuesto a formar parte del grotesco besamanos, para que intenten impedir que Otegi sea recibido con honores. Resulta indignante que Junts Pel Sí o Podemos aleguen que están interesados en escuchar sus opiniones. Otegi es un terrorista que no se arrepiente de sus crímenes y que allá donde va presenta a pistoleros y víctimas de ETA como mártires de un conflicto político.
Las fuerzas políticas que gobiernan la Generalitat y el Ayuntamiento de la Ciudad Condal hacen de comparsa de la minoría radical anticapitalista apenas tres semanas después de que la controvertida presencia de Otegi en la Eurocámara se saldara con un agrio enfrentamiento entre diputados del PPE y de la Izquierda Popular Europea.
Al participar, amparar o justificar el recibimiento institucional a Otegi, sirven de instrumento a la CUP, que marca la agenda y el tono del procés y de la precampaña.