La repetición de elecciones ha hecho posible que cerca de 200.000 jóvenes que no esperaban votar en unas generales hasta 2019 puedan hacerlo dentro de tres semanas. El anticipo de su estreno en las urnas recién alcanzada la mayoría de edad puede ser motivo de alegría para ellos, pero es producto de la incapacidad de los políticos para formar un gobierno tras el 20-D.
Sea cual sea el resultado del 26-J, lo que está claro es que España ha perdido seis meses, y que eso tiene un coste a todos los niveles. En lo económico, el apartado más fácilmente cuantificable, expertos como Daniel Lacalle han estimado que la incertidumbre política nos está costando 2.000 millones de euros al mes.
Nuevos partidos
Aunque 200.000 votos no serán desde luego determinantes en un censo que supera los 36,5 millones de electores, sí es sintomático que la mayoría de ellos vaya a decantarse por los nuevos partidos. La última encuesta del CIS desvelaba que un 16% de los jóvenes de entre 18 y 24 años votó en diciembre a Podemos, y un 14% a Ciudadanos. Sin embargo, al PP sólo le votó un 9,2% en esta franja de edad, mientras que por el PSOE se inclinó un 11,5%.
Hoy recogemos los testimonios de cuatro jóvenes estudiantes de un instituto de Carabanchel, en Madrid, que votarán el 26-J por primera vez. Coinciden en su ilusión por poder ejercer ese derecho, pero también en su visión negativa de los dirigentes políticos, a quienes acusan, en general, de vender "humo", de hacer continua "demagogia" y de recurrir a "guerras sucias".
Contra la corrupción
Estos jóvenes, que admiten que su voto es producto del "fracaso" de los políticos, dan gran importancia al problema de la corrupción. También detectan que Ciudadanos y Podemos están obligando al PP y al PSOE a cambiar, y aseguran que prefieren una situación con cuatro partidos en lugar de sólo dos.
Su voto no será decisivo el 26-J, pero da pistas sobre por dónde van las nuevas generaciones de españoles, desencantados con el presente y poco ilusionados con un futuro que ven incierto.