Las incógnitas que aún envuelven el trágico accidente de tren acaecido este viernes en la localidad gallega de Porriño, en el que han muerto cuatro personas y medio centenar han resultado heridas, recuerdan dolorosamente al siniestro ferroviario de Santiago de 2013. Esta desgracia, que se cobró la vida de 79 personas, terminó dando pie al ‘caso Alvia’, con una gestión cerrada en falso y muy cuestionada por la Comisión Europea. La culpa recayó sobre el maquinista del convoy, que circulaba a más del triple de la velocidad permitida. No obstante, la investigación todavía cuenta con bastantes puntos negros, como la ocultación de la responsabilidad tanto del gestor de infraestructuras como del propio Ministerio de Fomento.
En esta ocasión se ha de reconocer la pronta respuesta del ministro en funciones, Rafael Catalá, que se ha desplazado hasta el lugar de los hechos junto a responsables de Adif y de la comisión de investigación de accidentes ferroviarios. No obstante, el mal precedente del ‘caso Alvia’ sigue presente, por lo que se debe exigir al Ministerio un esfuerzo para dilucidar cuanto antes las causas exactas del incidente, todavía desconocidas, y si estamos ante un fallo humano o de infraestructuras. A diferencia de lo sucedido en 2013, es preciso que se investigue con celeridad y rigor.