Para que los trabajadores de hoy puedan disfrutar de una pensión cuando se jubilen tendría que haber en España unos 27 millones de cotizantes, es decir, casi diez millones más de los que hay actualmente. Una empresa poco probable, incluso en el panorama más halagüeño.
Qué hacer con un sistema de pensiones que ha gastado todos sus ahorros y que se basa en unos ingresos que no existen es lo que debatieron los expertos en la penúltima jornada del simposio "Modernización y reformas, la agenda de cambios que necesita España", organizado por EL ESPAÑOL. Los expertos coinciden: debe cambiarse el modelo radicalmente. Para ello hay que replantearse hasta dónde llega el dinero disponible para las pensiones contributivas e imitar al resto de los países de Europa donde los beneficiarios cobran menos con respecto al salario medio para garantizar la sostenibilidad.
A la par, es necesario que se produzca un cambio de conciencia individual y social. Se debe retrasar la edad de jubilación por la situación demográfica. Durante el coloquio, el economista José Antonio Herce señaló: “Los jóvenes de hoy vivirán 100 años y no se pueden jubilar a los 65 como en 1990”. La situación obliga a fomentar el ahorro privado, lo que supone un reto debido a la escasa educación financiera española.
El estado comatoso de las pensiones solamente se salvará con una buena cirugía estructural, que empieza por ser transparentes aclarando a los ciudadanos en qué situación se encuentra el futuro de su jubilación, y acaba por construir en España un sistema realista, acorde con las cuentas del Estado y la política europea.