Un dictador rumano y una pierna rota para empezar. La primera crónica de Tomás Guasch (Barcelona, 1953) narró la llegada de Ceausescu a Madrid. “El compañero al que le tocaba cubrirlo se había ido a la mili y ahí me fui yo con la pata escayolada”. Eran los tiempos de la ‘Soli’ –Solidaridad Nacional–, la primera redacción en acoger a este tipo apasionado que ahora grita los goles del Espanyol y el Real Madrid en la Cadena Cope. “Un periódico hecho por Franco, pero la jefa de Nacional también trabajaba en la Opinión Socialista y el comité de empresa era más rojo que un busto de Lenin”, se carcajea nostálgico.
Guasch es vehemente, socarrón, esperpéntico incluso. De cuando en cuando, los recepcionistas del hotel miran al salón de la segunda planta, donde tiene lugar la entrevista. Se escucha: “¡A ver, chato! ¡Oye, maestro!” Un par de coletillas que aplica tanto a Rajoy como a un aficionado del Reus.
Viste jersey de lana cuello en pico, “a lo Zamora”, y abrigo abierto de par en par. En la mano, la ropa del gimnasio, empaquetada en una bolsa de supermercado. Ha calentado antes de saltar al campo. Lo de Errejón e Iglesias le parece un “Barça-Madrid”, pero Podemos no le gusta.
Aplaudió a Rivera al nacer, pero cree que Ciudadanos debería haber entrado en el Gobierno. Y Rajoy… “Era la mejor solución, había ganado las elecciones dos veces”. Pero su talante le pone nervioso, sobre todo por su “falta de presencia en Cataluña”.
El presidente del Gobierno “es como Maguregui”, aquel mediocentro del Athletic que como entrenador siempre prefirió poner el autobús al espectáculo. Es la una del mediodía en el barrio de Sants, en Barcelona.
¿El fútbol es el opio del pueblo?
Sin duda. Es la distracción, la gran movida global. Cuando empecé en esto me decían que con la muerte de Franco se acabaría el fútbol. Se comentaba que manipulaba este deporte en su propio beneficio. Ahora, si levantara la cabeza, se volvería loco. Creo que sería del Rayo Vallecano.
¿Por qué del Rayo?
Tantos canales de televisión, los horarios chinos, los bares… Se vería obligado a refugiarse en algo normalito, de pequeñas dimensiones… Mi primer periódico fue la Soli, Solidaridad Nacional. Me tocó vivir la Recopa del 78, que ganó el Barça en Basilea. Tras la explosión, el júbilo y las portadas me di cuenta de que me habían tomado el pelo. Eso de que con Franco se acabaría esto… El mundo no se puede concebir sin fútbol. Camacho contó que en Gabón la gente sabe del Madrid y del Barça lo mismo que puede saber un tío del barrio de Argüelles.
El problema es cuando la mayoría de los españoles sabe recitar la alineación del Barça o el Madrid, pero no es capaz de nombrar a cuatro ministros del nuevo Gobierno.
Claro, sin duda. Pero es que el fútbol, además, ha arrasado con el resto de los deportes. La gente está atontada. Nos hemos vuelto locos. Pondré un ejemplo muy claro. El Manchester City era un equipo de pueblo, pero se ha puesto de moda porque lo entrena Guardiola. ¡Ahora hay periodistas que se han ido a vivir a Manchester para cubrir el día a día de ese club!
Usted conoce bien a Rajoy.
Hombre, tanto como bien…
Se lo digo porque él lee mucho el 'Marca' y su columna era un clásico de este periódico.
¡Ah! –se ríe–. Vino a la Cope con las penúltimas elecciones. Un día se dijo que iba a estar en el programa Pablo Iglesias. Tuvimos una reunioncilla y dijimos: ¿por qué no invitamos a todos los candidatos? Sánchez se hizo el loco y fue el único que no aceptó. Con Rajoy quedamos para el Bélgica-España, pero se suspendió por los atentados. Al final, fue un partido de Champions. Lo sabe todo, nos tiene controlados. Se fue encantado de la vida. De verdad, de deportes sabe muchísimo.
A Rajoy se le critica por eso.
Rajoy es de lo más preparado de España. Otra cosa es su talante. Ejerce de gallego máximo. No le ha ido mal. Me consta que hace la gran guerra con sus hijos, quiere que lean.
¿Qué le pasa al talante de Rajoy?
Creo que no es un tipo que finja. Su talante es el que es, como el de Mourinho: lo tomas o lo dejas. A mí me ha sacado de quicio más de una vez. Hubiera preferido alguien más combativo. Pero esa es su forma de ser… Cree que las cosas tienen que madurar y que las grandes decisiones conviene meditarlas muuuuuucho.
¿Cuándo le ha sacado de quicio?
Llevo mucho tiempo esperando a que venga a Cataluña alguien del Gobierno a explicar la otra cara del nacionalismo, a desmentir el “España nos roba”. El único exministro que ha rebatido aquí las tesis independentistas ha sido Josep Borrell. ¿Por qué no ha hecho pedagogía el PP?
Rajoy ha puesto un autobús en la Moncloa -futbolísticamente hablando- y ahí se ha quedado.
Si Rajoy fuera entrenador, sería Benito Díaz. Una vez lo comenté con un amigo. Me dijo que el presidente del Gobierno le recordaba a Maguregui, que estuvo de entrenador en El Espanyol. Cuando Lauridsen, un danés muy bueno que tuvimos, fichó por los pericos, dijo en su primera entrevista que le gustaba el espectáculo. Maguregui le respondió: “Cuando vayamos perdiendo 3-0, bájate los pantalones. Ya verás lo que es espectáculo”. Rajoy es eso, poner el autobús, meter una si la tiene, y ganar.
¿Ha sido la mejor solución para España que se quedara en la Moncloa?
Sí, yo creo que ya estaba bien de tantas elecciones. Pero me hubiera gustado que Ciudadanos hubiese entrado en el Gobierno. Sí, un tipo que ha ganado dos elecciones ampliando su ventaja en las últimas tiene que ser el presidente.
¿Tuvo que haber dimitido tras sus SMS a Bárcenas?
Era el momento. Si no se fue ahí… Somos muy dados al show inmediato. Las presunciones de inocencia nos las pasamos por el arco de triunfo. Pero eso fue un escándalo nacional, si aquel día no tomó la decisión…
Pero, ¿usted cree que debió haberse ido?
Podía haberse ido. Si lo hubiera hecho, yo lo habría entendido.
El PP va a afrontar su congreso nacional, donde se renovarán sus órganos de dirección. ¿Dónde hay más democracia? ¿En las elecciones del PP o en las del Barça y el Madrid?
Con el PP acabará pasando lo mismo que con los clubes de fútbol… Lo comprará un chino y se hará lo que él diga. Es lo que se lleva. A lo mejor esa es la solución. Los compromisarios por un lado, los militantes por otro… Ya verás, llegará el chino. Aunque todas esas historias de referéndum y de que hable el pueblo no me convencen. Cuando voy al taller a cambiar las ruedas del coche, no hago una consulta en mi familia para tomar la decisión, me fío del mecánico.
España viene de una corrupción salvaje, fruto de los años de mando. Debemos buscar una fórmula para abrir la ventana, pero con el totum revolutum de los reférendum sale lo peor de nosotros mismos: el revanchismo y los bandos.
¿Susana Díaz es la delantero centro que necesita el PSOE?
Eso dicen ellos… Lo que más tristeza me da del PSOE es el PSC. En su momento fue un referente, un granero de votos. Pero Maragall se volvió loco y su caída fue brutal. En líneas generales, la descomposición del PSOE es tremenda, pero lo del PSC es la caída del imperio romano.
¿Qué le pasó a Pedro Sánchez?
No ha dado la talla. Al final de toda esta historia están las urnas. 90 diputados el PSOE…
En 2013 apoyó a Albert Rivera con un vídeo. Ya tiene casi cuatro años de perspectiva. ¿Le ha decepcionado?
No. Lo que ha hecho Ciudadanos en Cataluña es para darles un premio diario. Esa salida en su momento, con gente extraordinaria… Han sido la última y la única voz contra el nacionalismo en Cataluña. Su trabajo aquí les da el cielo por mucho tiempo. Pero claro, el traslado a la política nacional es muy complicado. Lo repito, me hubiera gustado su presencia en el Gobierno. El tiempo dirá. Apoyar a PP y PSOE, por el peso de los años y el manejo, es delicado. Corres el riesgo de quedar como el tipo al que llevaron al huerto.
En más de una ocasión ha dicho que Ciudadanos era el Córdoba, pero que ahora es el Atlético de Madrid o el Valencia.
¡Es que eran el Córdoba! ¡Incluso el Reus! Haciendo de nuevo un símil futbolístico: el reto no es llegar, sino mantenerse. Ese es el objetivo de Ciudadanos.
Podemos también celebra su asamblea en los próximos días. ¿Iglesias o Errejón?
¡Ninguno de los dos! Por definición, Podemos no me gusta ni tengo sintonía con lo que proponen. Hombre, pero que se arreglen. Esas guerras sí que parecen casta. ¿Cuánto tiempo llevan juntos?
Desde la universidad.
Si no tienen claro ideológicamente cómo tiene que ir la historia….
Lo de Iglesias o Errejón se ha convertido en un Barça-Madrid.
¡Sí! Tal cual. Lo de Vistalegre es uno de los grandes acontecimientos. Primero está la Champions y luego ya lo de Podemos.
Hablemos de Cataluña. Ha dicho en más de una ocasión que la prensa aquí “está domesticada por el poder político”.
Sí. Ha habido una alineación fanática con las tesis independentistas. Los editores catalanes han recibido mucho dinero. Sin estas subvenciones, igual no quedaba ni un periódico en Cataluña. El director de un conocido diario me ha dicho que tiene serias dudas de su existencia en papel dentro de un par de años. TV3 se ha convertido en un aparato de agitación y propaganda. No podemos estar orgullosos, desde luego.
¿A usted le han intentado domesticar?
No. Quizá porque desde el primer día he dicho lo que me ha dado la gana. Pero eso ocurre. He escuchado a un director decirle a su redactor que el Madrid nunca hace nada bien. Ni siquiera cuando va a Lorca a jugar por el terremoto.
¿El Fútbol Club Barcelona es una herramienta política?
Sí, indudablemente. Una herramienta política y un club extraordinario. La institución está politizada y su clase dirigente lo admite.
Felicitaron a Carles Puigdemont tras ser nombrado presidente de la Generalitat y le desearon suerte en la gestión de “nuestro país, Cataluña”.
Sí, lo tienen interiorizado. Ya lo dijo Bobby Robson: “El Barça es el brazo armado de Cataluña”. A lo largo de nuestra Historia, el deporte catalán ha sido la bandera de lo español. Ahora se ningunea. El pensamiento único también afecta al Barcelona, sin duda. Si te quedas fuera, eres un apestado.
Supongo que le granjeará problemas decir que en el Barça quien no es nacionalista es un apestado.
Sí, pero me da igual. Es evidente. Está montado así. Un día me dijo un viejo barcelonista: “En España no hay catalanistas, pero sí barcelonistas”.
En 1992, las banderas españolas colorearon el Camp Nou sin ningún tipo de problema. ¿Qué ha pasado en los últimos veinticinco años?
Fue una de las mayores exaltaciones de nuestra bandera. España ganó a Polonia la final en el Camp Nou. Llegó la crisis y el Gobierno catalán, como tantos otros, se vio impotente. Su afán desmedido por seguir controlando la caja nos ha traído aquí. Hasta que un tío salió con el “España nos roba”, nadie hablaba de esto. Así empezó la bola y fue engordando. El dichoso Estatut, la locura colectiva, veinte años de adoctrinamiento extraordinario…
¿Qué tiene el nacionalismo que consigue movilizar a tanta gente?
La exaltación de lo más primario del individuo: el sentimiento de pertenencia. Eso sí, salpimentado con algo muy catalán: la supremacía, somos los más grandes de España. Ese punto es muy jodido. Guardiola lee a Martí i Pol, pero a Camacho, en cambio, le sudan los sobacos. Se han pegado treinta años diciendo que somos los mejores, que el resto es una mierda, y que encima nos roban. Claro, y la clase política untada hasta las cejas.
¿Qué debería hacerse en un estadio cuando se pita el himno nacional?
Eso lo tengo muy claro. Lo mismo que hacen los fachas (ironiza) de la república francesa: suspender el partido. Esos fascistas galos, que no tienen tradición democrática… Todos sus presidentes, socialistas o conservadores, paran el partido si se pita La Marsellesa. En España no podemos mirar hacia otro lado. El buenismo nos hace gilipollas. Con la bandera y el himno no podemos cachondearnos. ¿A quién se le ocurre ir a pitar el himno alemán?
¿El órdago independentista va en serio?
No hay ninguna razón social, histórica o económica que justifique la independencia. Se quieren cargar un país con quinientos años de Historia. No puede ser tan fácil. Tanto coro floral y tanta manifestación… No puede ser. Somos uno de los países más viejos de Europa.
Dijo que la consulta del 9-N fue como si el Barça jugara de blanco.
Absolutamente. Oye, maestro, que eso no se lo creen ni en Chiquitistán. Todo ese show se montó con un 38% del censo. La gente iba a cachondearse. Tengo amigos que votaron tres veces. Pero, ¿esto qué es? Me jode como catalán. ¿En qué demonios hemos caído?
¿Jordi Pujol tendría que ir a la cárcel?
Si lo dice la ley, sin duda. Esto es una coña marinera. Parece que Pujol acabará pidiendo la ayuda del TAS. Me da igual que sea Pujol o Perico el de los palotes. El fiscal y el juez admiten que uno de sus hijos ha seguido blanqueando dinero…
Precisamente, usted comentó que Jordi Pujol Ferrusola es un fenómeno.
¡Un fenómeno mundial! Lo incluiría en una colección de ídolos absolutos. Un tipo que iba con un coche cargado con billetes de quinientos a Andorra… ¡Un genio! Lo cual demuestra que una de las grandes esencias españolas es la picaresca. Jordi Pujol es más español que Manolete.
Usted ha dicho: “No sólo le ha robado el bolso a la abuela, sino que la ha tirado al suelo”.
Sí. Todo eso es fruto de la impunidad generada por los años de mando. Yo no me puedo poner de ejemplo, imagino que me pasaría lo mismo. Si controlo los poderes fácticos de un lugar durante tres décadas… Es la condición humana, el cortijo. Por eso creo muy necesaria la limitación de los mandatos a ocho años.