El juez José Castro, famoso por ser el responsable de la instrucción del caso Urdangarin y completar un buen trabajo pese a haber sufrido todo tipo de dificultades y obstáculos, estuvo de vacaciones el año pasado con un imputado cuyo caso lleva su juzgado, tal y como hoy informa EL ESPAÑOL. El investigado es un empresario de Palma, Juan Alguersuari, de quien el magistrado se reconoce "íntimo amigo".
Si bien Castro aduce que no ha intervenido personalmente en ese asunto y que la investigación la han realizado jueces de apoyo, lo cierto es que él es el juez titular. Por tanto, tiene el control último de los casos y dispone de acceso a todos los expedientes.
Aunque podamos creer su versión, un juez no sólo debe ser imparcial, sino parecerlo, y compartir hotel con un investigado del propio juzgado no es desde luego lo apropiado. Es más, Castro admite haber dictado un auto en relación al caso, y aun cuando argumenta que lo hizo con la finalidad de evitar la prescripción -algo que iría en contra de los intereses de su amigo-, lo lógico es que se hubiera inhibido. Esa intervención, por oportuna que fuera, es un grave error que debería llevar al CGPJ a abrir una investigación.
Castro, que realizó una labor valiente al sentar en el banquillo a la infanta Cristina como cooperadora de los delitos fiscales de su marido, se ha equivocado. Es posible que en su proceder no exista irregularidad alguna, pero por algo se representa a la Justicia con una venda en los ojos.