José Oneto (San Fernando, Cádiz, 1942) ha conocido personalmente a los siete presidentes de la Democracia y vive en una casa que le compró a Adolfo Suárez. Director de Cambio 16 y Tiempo -dos de las grandes revistas políticas de España-, columnista y comentarista habitual en radio y televisión, ha sido notario de la evolución del país en los últimos 40 años. De todo ello ha dejado testimonio en una docena de libros.
Hábil analista, detecta un avance del republicanismo pese a la mejora que para la imagen de la Corona ha supuesto la llegada al trono de Felipe VI. Acusa a Sáenz de Santamaría de haber utilizado el CNI a su antojo y de crear desde el poder un panorama mediático "que no responde a la realidad del país".
España parece vivir en una permanente montaña rusa: en cuatro años ha abdicado el Rey, ha habido un intento de golpe de Estado separatista, un partido nuevo ha ganado las elecciones en Cataluña al tiempo que pasaba a liderar las encuestas en España, ha triunfado la primera moción de censura de la Democracia... ¿Qué está pasando?
Desde el 15-M está cambiando nuestro mapa político y social. El 15-M es consecuencia de la crisis económica. Llega un momento en que los efectos de la recesión son lacerantes: el paro aumenta, a la gente la echan de sus casas, la juventud tiene cada vez menos esperanzas de futuro... y mientras, Europa sigue apretando el cinturón. Eso produce una explosión social que detecta muy bien, por ejemplo, José Luis Sampedro. No se trata de un movimiento incontrolado y loco, tiene una explicación lógica. A partir de ahí empiezan los cambios.
Otro factor desencadenante de esos cambios son las redes sociales. El estallido principal se produce cuando se descubre que el Rey ha tenido un accidente en Botsuana, en una cacería de elefantes con su amante. Eso, que en otras circunstancias a lo mejor se podía haber parado, ya no se puede. Zarzuela se plantea la posibilidad de ocultar el hecho, pero se da cuenta de que es imposible. Además, ocurre en un día clave, un 14 de abril, y el debate que se genera en internet adquiere dimensión de crisis nacional. En cierto modo, ahí empieza la crisis de la monarquía y una etapa política nueva, que se plasma en la ruptura del bipartidismo a la primera ocasión, con las primeras elecciones tras el 15-M.
Al final, de aquel espíritu de regeneración surgen el populismo y, en el caso español, una peligrosa deslegitimación de la Transición.
Sí, el populismo no estaba en el inicio del 15-M, llega después. Y hay que tener en cuenta que la mayoría de quienes salen a la calle no han conocido la Transición, y por tanto no le tienen especial cariño. Han nacido en Democracia, y para ellos la libertad forma parte natural de sus vidas. Toda la magia de la Transición no la sienten estas nuevas generaciones, para ellos son historias del abuelo.
¿Estaba justificada la moción de censura a Rajoy?
Estaba justificada desde hacía mucho tiempo, pero sólo se precipita cuando uno de los participantes cambia de juego. Hasta ese momento, los partidos estaban como jugando al parchís: volvían a la casilla de salida, iban hacia delante, pasaban atrás... De pronto alguien juega al ajedrez. Eso rompe todo el esquema y sorprende a un personaje que cree que tras aprobar los Presupuestos ha ganado dos años y tiene garantías de seguir en el poder. Rajoy se da cuenta muy tarde de la jugada y es incapaz de reaccionar.
Sánchez actúa con gran astucia. Ni siquiera presenta un programa alternativo. Y la gran habilidad de la moción de censura es que incluso le ofrece a Rajoy en varias ocasiones la salida honorable de que se vaya, de que se retire. Tampoco dice cuándo va a disolver, porque su intención es no convocar elecciones, quiere quedarse todo el tiempo.
¿Debería haber dimitido el presidente?
Era lo lógico, lo normal, de sentido común. Pero la operación le coge con el paso cambiado, es una opción que nunca había contemplado. Sólo es capaz de huir. Y huye. Y se mete en un restaurante a tomar güisquis con medio Consejo de Ministros, hasta tal punto que Carmen Martínez Castro termina prácticamente borracha. Rajoy no sabe qué hacer. No da la cara. Envía a Cospedal a que dé explicaciones mientras en el partido todos se preguntan dónde esta Mariano. Evidentemente, se equivoca al no dimitir, porque de haberlo hecho hubiera tenido la posibilidad de seguir controlando la situación. Pero se pierde entre el desconcierto general de todo su entorno.
Ahí es clave la posición del PNV: de un día para otro, pasa de apoyar al Gobierno a liquidarlo.
El PNV se da cuenta de que Rajoy está en las últimas. Si fracasaba la moción de Sánchez ya había otra preparada por Pablo Iglesias. La situación era insostenible.
El PP tiene la obsesión de señalar a Ciudadanos como causante de todos su males
¿Tiene razones el PP para culpar a Ciudadanos del vuelco que se ha producido, como ha venido repitiendo desde entonces?
No, no, ni muchísimo menos. Ciudadanos no tiene nada que ver en esta historia. El PP tiene que buscar una explicación, pero no está ahí. Eso responde a su obsesión de señalar a Ciudadanos como causante de todos su males.
Llega a producirse una imagen para la historia, por lo chocante: los diputados del PP aplaudiendo las críticas de Sánchez a Rivera en el pleno forzado por el PSOE para echar a Rajoy...
Es incomprensible, no tiene ningún sentido. Eso es producto del desconcierto del PP.
Quizás es pronto para tomar perspectiva, pero ¿cómo juzgará la historia a Rajoy?
Bueno, yo creo que ha sido un buen registrador de la propiedad. Ha pasado su largo mandato tomando nota, como hacen los registradores de la propiedad. Es un hombre muy difícil para tomar decisiones y sobre todo para decidir en momentos clave. Rajoy va dilatando los temas con esa querencia que también era muy de Franco de que el tiempo lo resuelve todo.
Franco tenía un fotógrafo, Campúa, que todos los años hacía una foto de la mesa del Consejo de Ministros, que el dictador llenaba de papeles con los asuntos pendientes de tratar. De un año a otro, cambiaba la disposición de los los montones. A un lado los papeles que el tiempo ha resuelto y al otro, los papeles que el tiempo tiene que resolver. Y esa es un poco la política de Rajoy.
En su particular 'ranking' de presidentes, en qué lugar pondría a Rajoy.
El primero, sin duda, a pesar de que posiblemente era el que tenía peor formación, Adolfo Suárez. Luego pondría a Felipe González y después, seguramente a Rajoy. Aznar tuvo un primer mandato bueno, cuando estaba sin mayoría absoluta. Y Calvo-Sotelo estuvo muy poco, aunque hizo cosas que nadie habría imaginado, como sentar a los militares en el banquillo...
¿A quién ve como sucesor de Rajoy?
Creo que sólo está Feijóo. La propia estructura del PP ha impedido que saliera más gente. Se habla de Soraya Sáenz de Santamaría, pero no es política, no tiene sentido de la política, es una abogado del Estado a la que han metido en el mundo de la conspiración y, de hecho, se ha dedicado más a conspirar que a gobernar. Y Cospedal creo que no tiene capacidad para ser presidenta.
Santamaría ha controlado los medios. No habrás visto ninguna critica hacia ella, permanece incólume a cualquier polémica
¿Qué opinión le merece el panorama de los medios de comunicación que deja el PP?
Es un panorama en profunda crisis, y ha sido utilizado por el poder para diseñar un mapa que ha manejado la vicepresidenta del Gobierno para protegerse. No habrás visto ninguna critica hacia doña Soraya Sáenz de Santamaría. Ella lo critica todo pero permanece incólume a cualquier polémica. Han controlado relativamente las televisiones y han hecho un mapa que no responde a la realidad del país, en un momento en el que la prensa de papel está en profunda decadencia y parte de ella está en manos de la política que pueda decidir el Gobierno.
La vicepresidenta no sólo controlaba los medios, sino el CNI.
Ha tenido información muy directa del Centro que no ha tenido nadie; alguna no le ha llegado ni al propio Rajoy.
La llegada al poder de Sánchez tiene un pecado original: se produce gracias a los votos de Bildu y los separatistas, y sin pasar por las urnas. ¿Se le perdonará? ¿Le ve falta de legitimidad democrática?
Yo creo que eso se olvidará pronto. Pero claro, todo dependerá de como lo haga. En cualquier caso, la moción de censura es un camino legal para llegar al poder, tanto como unas elecciones, y más en un país en el que no se elige directamente a nadie: ni al jefe del Estado, ni al presidente del Gobierno, ni a los presidentes autonómicos.... Siempre se hace de forma indirecta y a través de los aparatos de los partidos.
¿Qué tiene Sánchez de anteriores presidentes?
De Zapatero tiene poco, quizás el afán de renovar y de abordar temas que nunca se han abordado, como el feminismo; pero tiene mucha más ambición que Zapatero. Y de Felipe probablemente tiene la empatía, la capacidad de conectar.
Sánchez ha hecho un equipo para agotar la legislatura y la propia presentación de los ministros ha sido espectacular, pero a partir del lunes toca ponerse manos a la obra y con 84 diputados puede surgir las dificultades. ¿Qué vida le augura a este Gobierno?
Eso depende sobre todo del papel que haga Podemos. Iglesias es el único que tiene la bomba controlada para hacer estallar el Gobierno, porque yo no veo a los independentistas con esa capacidad. Ahora bien, Podemos tiene el estigma de que pudo echar a Rajoy y traicionó a Sánchez, y ese estigma sigue ahí y le condiciona a la hora de repetir una jugada similar. Creo que este Gobierno puede durar. Y está claro que el objetivo de Sánchez es prolongar al máximo su mandato.
¿No minusvalora la capacidad de los separatistas, por activa o por pasiva? La primera medida de Sánchez, retirar el control financiero a la Generalitat, está siendo contestada.
Bueno, ciertamente esa es la política que se ha hecho durante años en Cataluña y no ha dado resultados. Aquí el problema es que estamos ante dos perturbados: en ningún país normal el tal Quim Torra hubiera llegado a nada, y está Puigdemont, en el exilio, que también ha perdido un poco el sentido común, y es el que maneja el tinglado, el teatrillo... Estamos ante dos personajes con los que es muy difícil tratar de temas importantes con una cierta frialdad, porque ellos están metidos en otra historia.
¿Hace bien Sánchez al mostrar mano tendida al Gobierno catalán mientras Torra no se comprometa a actuar dentro de la Constitución?
Como actitud está bien, pero para mí la retirada del control financiero es un punto negro. No me gusta, y ya se han producido hechos preocupantes, como el anuncio de una gran inversión en TV-3, y hay muchísima gente que reclama dinero de aportaciones que dio para organizar el referéndum del 1-O. El control de las cuentas debería de haberse mantenido.
¿Qué nombre del nuevo Gobierno le ha sorprendido más?
Pedro Duque. Me parece una gran jugada, igual que lo era intentar fichar a Vicente del Bosque como secretario de Estado para el Deporte.
¿Cree que es necesaria una reconstrucción del centro-derecha nacional, como ha reclamado Aznar?
Bueno es que Aznar presentó la situación como si fuera un parte policial: 'El centro derecha ha sido destruido'. Yo creo que el mapa político está cambiando y que hay un nuevo partido, que es Ciudadanos, que va a tener una gran influencia en esa reconstrucción.
A los socialistas les puede interesar más llegar a acuerdos con Rivera que con otros posibles aliados
¿Ve a Ciudadanos y a PP pactando, como sugiere García Margallo, o siguiendo caminos distintos?
Lo que indican las encuestas es que la única solución para un gobierno estable en España es un pacto PSOE-Ciudadanos o PP-Ciudadanos. Es mucho más lógico y natural un pacto Ciudadanos-PP que Ciudadanos-PSOE, aunque en estos momentos creo que a los socialistas les puede interesar más llegar a acuerdos con Rivera que con otros posibles aliados.
¿Cree que Ciudadanos puede rehacerse del revés que ha sufrido?
Es verdad que la llegada al Gobierno de Sánchez saca a Ciudadanos del mapa, que iba como un tiro, pero creo que tiene capacidad para rehacerse. Su problema es que no tiene estructura en la mayoría de las provincias y, por eso, su gran reto serán las autonómicas y municipales del año que viene. Aún está bajo el desconcierto por lo ocurrido; ahora ha de replantearse qué política va a hacer. La situación creada puede incluso fortalecer el bipartidismo y probablemente hasta puede beneficiar al PP.
¿Y cómo queda Podemos? Pablo Iglesias lleva dos revolcones seguidos. El anterior fue el del chalé.
Es que Ciudadanos tiene la ventaja de que conecta más con la nueva sociedad española, mientras que en Podemos se ha producido un progresivo distanciamiento del 15-M. Ese Podemos que nace para recoger las ansias de cambio acaba convirtiéndose en una formación donde quien manda es el secretario general y quien dirige todo, como siempre ocurre en los partidos, es el aparato.
Lo del chalé les hizo mucho daño desde el punto de vista de la credibilidad, pero creo que poco a poco va a ir olvidándose. El problema de Iglesias es el mismo que el de Willy Toledo: hablas tanto y dices tantos disparates que al final hay una contradicción en el personaje. Eso, en el caso de Willy Toledo no tiene importancia porque no se dedica a la política, pero en el caso de Iglesias, sí. Además creo que gran parte de la opinión pública y también la gente dentro de su partido han captado esa ansia de control y de estalinismo que hay en su actuación.
¿Cree que hay riesgo de cambio de régimen, de deslizamiento hacia una república?
Aquí se produce un fenómeno curioso, y es que el único partido que podía acelerar ese proceso es Podemos, y siempre que ha habido grandes concentraciones, las órdenes que han dado a los suyos es que bajo ningún concepto llevaran banderas republicanas. Podemos no parece que tenga mucho interés en la República, excepto de palabra.
Pero va a llegar un momento en el que el asunto se va a plantear, que no quepa la menor duda, sobre todo si vamos a una reforma de la Constitución. Y es verdad que la Monarquía tiene mejor imagen que hace año y medio o dos años, pero es un tema que no está dormido. Yo veo avanzando a la España republicana.
¿Qué le pareció el discurso de Felipe VI contra el golpe secesionista?
No podía hacer otro. Estaba condicionado por la situación. Ese día, por distintas circunstancias, estuve muy cercano a Zarzuela, y la información que estaba llegando de Cataluña era alarmante. Las fuerzas del orden público se veían superadas por los acontecimientos y temían una movilización masiva.