Ignacio Aguado trata de morder al Partido Popular incluso sin darse cuenta. Posa en la terraza del Hotel Jardines de Sabatini, donde Casado presentó hace un telediario a sus candidatos para las europeas. Uno de ellos fue Ángel Garrido, expresidente de la Comunidad de Madrid, que ahora figura en las listas de este hombre de traje oscuro y verbo calmado.
Por primera vez desde que dejó la empresa privada, Aguado es verdadero candidato a presidir la región capitalina. Sus aspiraciones ya no son de bisagra. Aquí, en las últimas generales, Ciudadanos dio el sorpasso al PP. Eso son números, y no encuestas. Se pueden tocar. Están ahí, desglosados por municipios, en la mesa de su despacho. Él los recita de memoria, como si les quitara el polvo y la morralla declarativa que inunda el debate: “Algete, Boadilla, Torrelodones...”.
Ya sentado, con el Palacio Real a su espalda y una plaza tomada por los turistas, Aguado adquiere dos compromisos inquebrantables. Uno de sobra conocido, “inamovible”: el veto al PSOE también en la Comunidad de Madrid. Otro más reciente, que apela al bolsillo: “Si soy presidente, no subiré los impuestos durante los próximos cuatro años”.
Por primera vez, los números -y no las encuestas- confirman sus posibilidades de gobernar: Ciudadanos adelantó al PP en la Comunidad de Madrid las pasadas elecciones. ¿Cuál es su estrategia para confirmar el sorpasso?
Seguir trabajando como hasta ahora. Tenemos el mejor proyecto para la Comunidad: de centro, liberal, moderado y que mira a Europa. Apostamos por reformas estructurales. No nos hace falta dar golpes de timón ni reubicarnos constantemente. Nacimos en el centro y desde ahí intentaremos ganar las elecciones. Me siento muy cómodo con ese planteamiento.
Usted no es tan conocido como Rivera o Villacís, ¿se plantea suplir esa carencia de aquí al 26 de mayo o lo fía todo a las siglas?
Vamos a seguir yendo a donde nos inviten: periódicos, teles, radios… También a los debates. Ciudadanos es un partido que cree mucho en el equipo, lo importante es el proyecto. El grado de conocimiento sobre mí entre los electores no es tan relevante. Aun así, ha crecido en los últimos años y ya está por encima del 80%. La barrera del desconocimiento de comienzos de la legislatura está más que superada. Así nos consta. Ahora, lo que hace falta es convencer y seducir.
Al igual que la dirección nacional de Ciudadanos, usted ha vetado al PSOE en la Comunidad de Madrid. Dado que Ángel Gabilondo no es precisamente un radical, ¿existe el riesgo de que los votantes vean impostada esa decisión?
Gabilondo representa al PSOE. Nunca se ha salido una coma del discurso de Sánchez. Cuando el Gobierno se puso de perfil en Cataluña con los lazos amarillos, no dijo nada. Cuando Sánchez cesó a mi compañero Edmundo Bal, abogado del Estado, por no compartir su criterio, no dijo nada. Tampoco cuando eligió a Torra como socio preferente. Además, el propio Gabilondo se postuló en contra de rechazar indultos a los presos del procés en la Asamblea de Madrid. Las izquierdas ganaron aquella votación y se rompieron las manos a aplaudir. No quiero un presidente de la Comunidad que haga seguidismo de Sánchez, que no tenga capacidad para elegir sus listas -el número tres es el delegado del Gobierno en la región-. Por todo eso, más allá de los programas y de que podamos alcanzar acuerdos puntuales, no pactaremos con el PSOE.
¿Ese veto es inamovible?
Sí, igual que lo está siendo con Sánchez. Yo no haré presidente a Gabilondo. El PSOE, junto a Errejón, puede hacer descarrilar a la Comunidad de Madrid. Nosotros apostamos por el centro y el socialismo se ha alejado de ahí, ha roto amarras. Se ha entregado a Podemos y al separatismo. Gabilondo es coherente con el partido al que representa.
¿Y si acordar con el PSOE es la única opción para no sentarse a la mesa con Vox?
Soy honesto con nuestros votantes: su apoyo no servirá para que Gabilondo gobierne o forme parte del Ejecutivo. Somos los más claros. Si está en nuestra mano, la izquierda no gobernará. Respecto a Vox, veremos hasta dónde llegan… El domingo pasado parecía que iban a reventar las urnas y no fue para tanto. A ver si entran en la Asamblea y con qué fuerza. No voy a tirar la toalla. Voy a insistir en que Madrid no necesita discursos extremistas, ni de un lado ni de otro. Madrid necesita gestión, gestores y un proyecto claro. El único partido que dispone de eso es Ciudadanos.
En 2016, Ciudadanos dijo que nunca apoyaría a Rajoy. Al final lo hizo. Se refirieron a la “altura de miras” y a “poner el país en marcha” para justificar ese cambio de opinión. Ahora, ustedes son los únicos que pueden evitar la influencia de Podemos y el nacionalismo en el Gobierno. ¿No funciona ese argumento para volver a cambiar de postura?
Sánchez no es controlable. Es un peligro para España. Apoyarle sería traicionar nuestra palabra. En esta campaña hemos sido claros.
En 2016 ya “traicionaron esa palabra” para investir a Rajoy.
Son dos escenarios muy diferentes. Por aquel entonces no se había dado un golpe de Estado. El partido que gobernaba no apoyaba a quienes habían dado ese golpe. La situación es lo suficientemente excepcional como para que seamos así de contundentes. No se puede pedir a Ciudadanos que arregle los desaguisados de otros. Vamos a respetar a esos cuatro millones de españoles que nos votaron sabiendo que no pactaríamos con Sánchez. Vamos a liderar la oposición. Estoy convencido de que más pronto que tarde Albert será presidente. Explicaremos por qué Sánchez, los separatistas y Podemos no son los mejores para hablar de pensiones, transporte, dependencia…
Si tan “malo” es ese Gobierno de Sánchez “junto a Podemos y los separatistas”… Ustedes tienen en la mano evitarlo.
Por eso fuimos a las elecciones, para intentar ganar y que no gobernaran. Pero los españoles nos han situado legítimamente en la oposición. Queremos respetar la palabra dada en la campaña. No vamos a entrar en un Gobierno de Sánchez porque no es controlable y no creemos ni en él ni en su proyecto.
Los españoles no les han situado en la oposición. Les han dado 57 escaños. Ustedes se han ubicado en la oposición por voluntad propia.
Es un voto que parte, en muchos casos, de la confianza que hemos transmitido. Fuimos claros con ellos: “Que sepáis que nuestros votos son para echar a Sánchez”. No se nos puede pedir ahora que blanqueemos a otros partidos. Somos una formación de centro que ha hecho una campaña responsable, salimos a ganar y los españoles nos han situado en la oposición. Intentaremos que lo que ha sucedido en el Gobierno de España no ocurra en la Comunidad. No me quiero ni imaginar a Errejón de vicepresidente o de consejero de Economía. Sería un retroceso imperdonable para una región que crece un punto y pico por encima de la media nacional. Llevamos quince trimestres consecutivos creciendo. No necesitamos sablazos fiscales ni que Errejón nos fría a impuestos con sus recetas del siglo pasado. Aspiro a que la Comunidad dé un salto y compita de tú a tú con las regiones más prósperas de Europa.
Moncloa no desvelará sus cartas hasta después del 26 de mayo. Las Comunidades y los Ayuntamientos pueden convertirse en parte de un acuerdo global. ¿Aceptaría investir a Sánchez a cambio de que el PSOE le invistiera a usted en Madrid?
A mí no me corresponde tomar decisiones a nivel nacional. Personalmente, no soy partidario de los cambalaches entre los distintos niveles de la Administración. Hay que intentar llegar a acuerdos dentro de cada ámbito competencial. Si me corresponde formar gobierno, tenderé la mano al PP para apuntalar una coalición con un programa potente y atractivo. No me sentiría incómodo con Díaz Ayuso de vicepresidenta. No nos podemos permitir que el sanchismo también colonice las instituciones madrileñas y aplique las mismas recetas fiscales que en el Gobierno central.
¿Le inquietan las presiones del Ibex y de los bancos para que Ciudadanos pacte con el PSOE?
No, en absoluto. Nos debemos a los cuatro millones de españoles que nos han votado, no al Ibex. Vamos a mantener nuestro criterio, seremos fieles a lo que hemos dicho. Quien se rasga ahora las vestiduras porque Sánchez va a gobernar… haberlo pensado antes. Ante todo, soy un demócrata. Respeto los resultados y felicito al presidente. Pero que cada uno aguante su vela y sea responsable de sus actos.
Antes de entrar en política, tuvo un puesto importante en la antigua Unión Fenosa Gas, ahora filial de Naturgy. ¿Le ha llamado alguno de sus antiguos jefes para pedirle ese pacto con el PSOE?
No, no. Todo lo que he recibido de mi antigua empresa han sido ánimos y buenas palabras, pero nunca han entrado en política.
Rivera irá a Moncloa esta semana. ¿Con qué actitud?
Una actitud de claridad y también firme en los planteamientos que nos han llevado a conseguir 57 diputados. Albert tiene una magnífica oportunidad para decirle a Sánchez a la cara qué opinamos de su proyecto, de sus socios y de su actitud en torno a lo sucedido en Cataluña, Rentería o Alsasua. Puede ser una conversación educada y cordial.
La relación personal está rota. No sé si será fácil esa cordialidad.
No creo que a los españoles les interese mucho la relación personal de Albert y Pedro Sánchez, sino lo que representa cada uno de ellos. Hoy por hoy, son dos posturas muy alejadas. Sánchez apuesta por la nación de naciones y una relación bilateral con Cataluña. El PSOE cree en los derechos de los territorios, nosotros no. Los dos proyectos son incompatibles, no por culpa de Ciudadanos, sino por la deriva de Sánchez.
No vamos a colaborar, ni por acción ni por omisión, para que Sánchez sea presidente
Villegas, secretario general de Ciudadanos, insinuó la posibilidad de pactar con Sánchez “algunas cuestiones de Estado”. ¿A cuáles se refería?
No vamos a colaborar, ni por acción ni por omisión, para que Sánchez sea presidente. La legislatura echará a andar. Ojalá seamos capaces de hablar de grandes pactos de Estado. Planteamos uno en torno a la educación y fue él quien se levantó. Sería necesario que pudiéramos hablar de las pensiones, de dependencia, violencia de género…
¿Y los presupuestos?
No. Somos un partido capaz de llegar a acuerdos, pero hay determinados escenarios que lo impiden. Hoy no contemplamos tender la mano a Sánchez para hacerle presidente o sacar adelante unas cuentas que van a suponer más presión fiscal. Lo demostró hace unos meses con esos presupuestos, cuya letra pequeña acabamos de conocer. Quiere meter 20.000 millones de euros de sablazo a los españoles. Con nocturnidad y alevosía dos días después de las elecciones.
La solución a la andaluza les generaría un problema en Madrid si quedan por delante del PP. Entonces, Casado se apartaría y serían ustedes quienes tendrían que negociar con Abascal. ¿Estaría dispuesto?
Espero poder aglutinar la mayoría de los votos alrededor del centro. Aspiro a convencer a los madrileños moderados y no tener que depender de los extremos. Hasta el 26 de mayo todos partimos con cero votos.
¿Y si necesita esos extremos?
Yo hablaré con todos.
Con todos menos con el PSOE.
Voy a hablar con todos los que tengan representación. Pero no quiero gobernar con los extremos. ¿Cómo vas a hacerlo con un partido como Vox, que no cree en las autonomías? No creen en la Comunidad de Madrid y, por tanto, tampoco en los madrileños.
Pero no existe un veto a Vox, y sí al PSOE.
Insisto: quiero hablar con todos los partidos. Una cosa es hablar y otra gobernar. No gobernaré con los extremos. Mi compromiso es formar una coalición con el PP y ser capaces de articular un buen proyecto. Si luego Vox entra en la Asamblea y decide bloquearlo y entregar el gobierno a Gabilondo, estará en su derecho, pero tendrá que explicárselo a los madrileños.
Entonces, ¿usted no haría como el PP en Andalucía? Si quedara por delante, ¿no se sentaría con Vox para sellar un acuerdo de mínimos y lograr el apoyo a su investidura?
Estamos hablando de una hipótesis… Eso es ya una tercera derivada, casi ciencia ficción.
Cuando se trata del PSOE, usted sí saca conclusiones a hipótesis y “terceras derivadas”: el veto pase lo que pase.
Esa es la primera derivada. Si me corresponde formar gobierno, o si de mis escaños depende, Gabilondo no estará.
Se lo pregunto de otra manera: ¿incluiría consejeros de Vox en su gobierno?
No, precisamente por lo que le acabo de decir: Vox no cree en las autonomías. No creen en la Comunidad de Madrid.
¿Se sentaría con ellos para un pacto de investidura?
Presentaremos un programa. Veremos qué partidos nos votan y cuáles no. Es así de sencillo. Yo voy a intentar hacer el mejor programa posible. Si luego Vox vota en contra, estará en su derecho de hacerlo. Igual que el PSOE o Podemos.
¿Si fuera elegido presidente autonómico, se reuniría con Torra?
No, no tendría el menor interés. Me gustaría sentarme con el candidato de Ciudadanos que vuelva a ganar las elecciones en Cataluña.
Sánchez pretende subir los impuestos esta legislatura. Si Aguado es presidente, ¿convertiría la Comunidad en un dique de contención frente a esa política económica?
La fiscalidad en la Comunidad de Madrid está dando buenos resultados. Si ha funcionado bien, ¿para qué tocarla? Si soy presidente, no subiré ningún impuesto en los próximos cuatro años.
Pero, ¿puede comprometerse aquí y ahora? ¿No subiría ningún impuesto de los que estuvieran en sus manos?
Me comprometo a no subir ningún impuesto en los próximos cuatro años. Vamos a impulsar, desde aquí, la derogación definitiva de sucesiones y donaciones en toda España. En la medida de lo posible, me plantearé bajar algunos impuestos determinados siempre y cuando la coyuntura económica lo permita.
Tras el bocado al PP, parece que Ciudadanos se ha consolidado como alternativa en el centroderecha. Esa operación de fagocitar a los conservadores, ¿da la razón a Sánchez cuando habla de primarias en la derecha?
No pretendo fagocitar a nadie, sino seguir fiel a mis principios y respetar la voluntad de mis votantes, que cada vez son más. Si alguien se hunde, habrá que preguntárselo a él. Es el caso del PP. ¿Por qué hay una estampida general también de cargos? No están siendo capaces de forjar un proyecto atractivo. Yo intento construir una tercera España, que huya de los rojos y azules.
El éxito de Ciudadanos el 28-A también tiene otra lectura. No ha sido posible el sorpasso ni siquiera en el mayor batacazo en la historia del PP.
En la Comunidad de Madrid sí ha ocurrido el sorpasso. También en muchos ayuntamientos, por ejemplo Boadilla, Las Rozas o Torrelodones. Ahora, llevémoslo a las autonómicas. A nivel nacional, cuatro millones de votantes suponen un honor, un enorme privilegio. Toca seguir ensanchando el centro.
¡Hace cinco días el PP estaba repartiéndose los ministerios con Vox!
Casado ha cambiado de estrategia. Ahora su lema reza: “Centrados en tu futuro”. ¿Cree que le puede funcionar?
El PP no está centrado ni tiene futuro. Se lo digo sinceramente. El centro ya está ocupado. ¡Si hace cinco días estaban repartiéndose los ministerios con Vox! Me da rabia que traten a los españoles como idiotas.
¿Qué le parece Isabel Díaz Ayuso como adversaria?
La respeto. Es la candidata que ha puesto a dedo Pablo Casado... Espero poder llegar a acuerdos con ella en el futuro.
¿Es más fácil detectar las carencias de su adversario con Ángel Garrido en la candidatura de Ciudadanos? ¿Qué le ha contado del PP que no supiera ya?
Absolutamente. No sólo conocemos la Administración desde dentro, sino que además sabemos cómo venía funcionando el PP. Hemos hablado de política, no me importan las tripas de los partidos. ¿Que tienen trapos sucios? Seguro que saldrán más. Aporta una visión interna muy interesante de asuntos como las listas de espera en atención temprana o la situación de las Bescam -Brigadas Especiales de Seguridad de la Comunidad de Madrid-. Es un valor añadido espectacular.
¿Ha hablado con Cifuentes alguna vez desde que se marchó?
No. Cuando dimitió, le mandé un mensaje personal. Fue algo así como: “Espero que tu familia te arrope”. No me contestó.
¿Por qué su relación personal no cuajó? Siempre parecieron más enemigos que socios.
Pensaba que la relación era buena. Al menos, yo lo creía. Es muy importante separar lo personal de lo político. Ella no supo hacerlo. Todo lo llevaba al terreno de lo personal y eso deterioró la relación. Fundamentalmente por todos los casos de corrupción del PP y su final.
Sobre Cataluña: ustedes no han hecho autocrítica. Ganaron las elecciones autonómicas, pero han sido quintos en las generales…
Son dos elecciones muy distintas. En cualquier caso, siempre estamos abiertos a la autocrítica. Donde hemos fallado, habrá que mejorar. No olvidemos que ganamos las autonómicas en Cataluña. Nunca antes un partido no nacionalista había vencido en escaños y número de votos. ¿Se han hecho cosas mal? Yo creo que no. Cuando lleguen las próximas, estoy convencido de que volveremos a ser la primera fuerza. Espero que los demás hagan los deberes y podamos echar a Torra.