Begoña Villacís dice que Inés, en la tripa, ha sido la más movida de sus tres hijas. Faltan menos de veinticuatro horas para que la candidata de Ciudadanos dé a luz en la Fundación Jiménez Díaz, un hospital público madrileño muy cerca de casa de sus padres. Eso la tranquiliza.
"Me pega unas palizas... ¡Mira!", dice mientras coloca la mano derecha sobre su tripa. Después de esta entrevista, la alcaldable protagonizará su último acto de campaña embarazada. Será con otra Inés: Arrimadas. "Hay veces que eliges el nombre y luego conoces a alguien que se llama igual, pero que te cae muy mal... A mí me ha ocurrido justo lo contrario".
Villacís, este viernes, se ha convertido en el rostro de lo inédito. Nunca antes una cabeza de lista había sido madre en plena campaña. Durante esta conversación, toma un sobre para calmar el ardor de estómago y pide un abanico para batallar contra el calor. Salía de cuentas a primeros de junio, pero los médicos la aconsejaron programar así la cesárea.
En pleno San Isidro, fue acosada por varias decenas de radicales. "Yo me protegía la tripa pensando que me podía tropezar o que quizá me lanzaran algo", confiesa prendida del recuerdo.
En este salón del hotel Eurobuilding, presidido por el retrato de un maligno cardenal, Villacís cuenta que su baja maternal va a ser "flexible": "Me la cogeré, pero si tengo que negociar una alcaldía, allí estaré".
No ha pedido el voto por correo. Dice que el próximo domingo se acercará a las urnas aunque sea “como Rambo en Acorralado”.
¡Sí! Voy a votar como sea. Después de cuatro años de hacer la oposición a Podemos, de ver en directo el desgaste de la ciudad, de testar las oportunidades perdidas... Iré aunque sea como Rambo… ¡o Terminator! Votaré, seguro.
Es la primera candidata de la historia de la democracia reciente que da a luz en campaña. ¿Arma de doble filo?
Sí. No sabes si es para bien o para mal. Nunca es un buen momento para quedarse embarazada. La primera vez tenía 27 años y buscaba consolidar mi puesto de trabajo. La segunda había cumplido 28 y peleaba por mi primer ascenso. Con treinta y tantos, cuando ya se forja una carrera, tampoco es buen momento. Tengo muchas amigas que, por culpa de buscar ese “momento”, no se han podido quedar embarazadas o están congelando óvulos. Espero que esto no me penalice. Ojalá la gente entienda que apoyarlo es una manera de normalizar algo que ya debería ser normal.
La maternidad ha sido motivo de disputa esta primera semana de competición electoral. Díaz Ayuso, del PP, dice defender a aquellas mujeres que, una semana después de tener un hijo, “ya están emprendiendo por el mundo”. Colectivos feministas de izquierda aseguran que aquellas que no hacen uso de la baja desprotegen al resto. ¿Cómo se va a organizar usted?
No estoy de acuerdo ni con una ni con otra opción. ¡Que se deje de cuestionar a las mujeres! Debemos ser libres para tomar la decisión que queramos. Si una vuelve a trabajar inmediatamente, que se la respete. A lo mejor tiene un marido como debe ser, consciente de la corresponsabilidad parental. Si otra decide coger la baja, perfecto, que se la respete también. La mejor prueba de la igualdad es que las mujeres no sean cuestionadas por la decisión que tomen.
¿Y usted? ¿Qué va a hacer?
Yo quiero disfrutar de la baja de maternidad, me va a tocar en verano. Tengo la suerte de contar con una familia que me va a permitir ser flexible y actuar de manera sensata, con sentido común. Voy a estar con mi hija, disfrutando, pero si tengo que negociar una alcaldía, lo haré. Si debo acudir a un pleno de investidura, tampoco faltaré.
Usted encabeza la plaza más importante en la que Ciudadanos no ha vetado al PSOE. ¿Por qué ha tomado esa decisión?
Hablamos del Ayuntamiento, esto es política local, discutimos otras cosas. Pepu Hernández es un candidato que no conocía, no tiene un histórico reprochable ni irreprochable. Un veto de inicio no se podría explicar. Dicho esto, el PSOE viene comportándose de manera subalterna a Carmena.
¿Qué quiere decir eso?
No ha estado en el Gobierno, pero tampoco en la oposición. Y lo que es más grave: no ha jugado su papel de partido condicionante. Podían haber exigido a la alcaldesa en temas de vivienda: firmaron 4.200 y han construido 63. Firmaron once centros de mayores y han levantado cero. Ocho polideportivos y han desarrollado cero. Siete bibliotecas; y no han hecho ninguna. Escuchando a Pepu me da la sensación de que se sentiría más cómodo en el Gobierno de Carmena que en uno mío. Está en la línea de mantener altos los impuestos.
¿Ha recibido presiones de su partido para vetar al PSOE en la ciudad de Madrid?
Quienes se han alejado del centro y del constitucionalismo son ellos. El socialismo, hasta ahora, nunca había sido socio preferente de los independentistas. ¿Recuerda la Ejecutiva del PSOE en la que, hace no tanto, se estableció como línea roja pactar con el separatismo? Si hace un año y poco nos hubieran dicho que el PSOE iba a armar el monstruo de la moción de censura, no lo habríamos creído. La decisión de “vetar” a Sánchez no se adoptó en función de criterios demoscópicos. De hecho, todo el mundo nos lo desaconsejaba. Fue acertado. Yo, por mi parte, no he recibido presiones. Ciudadanos ha respetado la autonomía local. El PSOE ha entrado en una deriva, hay seguidismo con Sánchez. Se ven más cómodos con los populismos que con el centro.
Ignacio Aguado, su compañero en la Comunidad, sí ha establecido ese veto absoluto a los socialistas. ¿Le incomoda para hacer campaña? ¿No es difícil de explicar?
No. No es complejo. En absoluto. La fórmula lógica, y eso lo compartimos, es que se formen gobiernos de coalición entre Ciudadanos y PP. Aguado ha vetado a Gabilondo, pero Pepu se ha vetado él solo. Ha dicho abiertamente que se encuentra muy cómodo con Carmena.
¿Preferiría sentarse a la mesa con Pepu Hernández que con Vox? Usted también puede formar mayorías a la izquierda del centro.
Me voy a sentar con todo el mundo. Además, trato de mantener buenas relaciones personales con el resto de los candidatos. En política local, a lo largo de la legislatura, uno debe hablar con todos los partidos. A la hora de gestionar Madrid no puedes poner un cordón sanitario a una formación y a la gente que representa. Una alcaldesa debe serlo de todos los ciudadanos. Una debe reconocer que existen opciones más o menos lejos de ti, pero que están ahí y representan a madrileños. Me sentaré con todo el mundo, me caigan mejor o peor.
En más de una ocasión, usted ha defendido un “Pacto a la Andaluza”. ¿Le inquieta que la bisagra sea un partido que ha propuesto sacar el Orgullo de Madrid? También dicen que las mujeres pueden cortarse el pelo y las uñas, pero no abortar.
Sí, me inquieta. No soy una mujer de extremos. Cuando se hacen declaraciones como esas, no me gusta. Y te lo digo yo, que le hago oposición a un teniente de alcalde que, tal y como reconoció en una entrevista con ustedes, tiene un póster de Lenin en el despacho. Cuando defiendo el Pacto a la Andaluza, me refiero al método: comparémoslo con el de la moción de censura. Allí solo vimos el cuadro final, Sánchez votando con los independentistas. No supimos cuál fue el pegamento y los compromisos adquiridos. Me habría gustado que Sánchez confesase. Eso es lo que no quiero para Madrid. Pero en Andalucía, me gustó la transparencia. Se acordó un programa de Gobierno, se explicó a la gente y ahora se trabaja alrededor de esos puntos.
Pero, ¿y si usted tiene que negociar con Vox?
Si me piden sacar el Orgullo de Madrid, les diré que no.
¿Les pondría líneas rojas?
Les diría que exotismos, no. Sacar el Orgullo de Madrid no puede hacerlo ningún alcalde porque no pertenece a ningún partido. Está perfectamente donde está. Vox tendrá que decidir si quiere un Gobierno de Carmena o de Ciudadanos. En los Ayuntamientos, la investidura es distinta. Si no sale a la primera, gobierna la lista más votada. Tenemos poco margen.
Albert Rivera suele hablar del PP como un partido “en descomposición”, pero las encuestas no terminan de detectarlo. ¿Qué piensa?
Eso no lo detectan las encuestas, sino las urnas. Mire Cataluña o Andalucía. Sacamos mejores resultados de los previstos. El PP quedó menguado. Lo mismo sucedió en las generales. Nos separan muy pocos votos. La diferencia entre las encuestas y la realidad es enorme. Se trata de una tendencia. A la hora de pedir el voto útil, nosotros nos sentimos más cómodos que ellos. Hay partidos que crecen y otros que van a la baja. Ciudadanos va hacia arriba y el PP hacia abajo.
¿Qué opinión le merece el giro de Casado? Ahora se dicen “centrados en tu futuro”.
El PP está como ese adolescente que busca su identidad, que intenta gustarse a sí mismo y, a la vez, quiere aceptación. El centro está abierto. Si se acercan a postulados equilibrados, lo agradeceremos. Han dado unos cuantos tumbos hasta llegar a eso.
Los populares en Madrid han supurado corrupción. ¿Ya están limpios? ¿Le merecen confianza?
El pacto con el PP es una opción prioritaria, pero no gratuita. Una fórmula de Gobierno ejemplar ha sido la de la Comunidad de Madrid. Se ha visto la diferencia entre el Ejecutivo de la mayoría absoluta y el que ha estado condicionado por Ciudadanos, que supuso la dimisión de unas cuantas personas. Hasta entonces no se hacían comisiones de investigación. Las mayorías absolutas son insanas, el gobernante tiende a confundirse y a ejercerlas de manera absolutista.
El otro día, durante las fiestas de San Isidro, fue víctima de un escrache. Asegura haber recibido la solidaridad de PP y PSOE. ¿Le ha dicho algo Carmena?
He recibido un mensaje esta mañana -jueves, un día después del suceso-. Lo pedí reiteradas veces ayer. No suelo pedir las cosas, pero me pareció tan violento, tan inhumano y asqueroso lo que vivimos... Los políticos debemos rechazar unánimemente la violencia contra la libertad de expresión. Si nos oponemos al acoso en el trabajo y en los colegios, ¿por qué una política tiene que afrontar la violencia como un gaje del oficio? No hay derecho.
¿Ha sido cariñosa en el mensaje? ¿Le reconforta?
Sí, pero llega un poco tarde. Me hubiese gustado que hubiera sido el mismo día del escrache. Era importante. No por mí, sino por todos. Tenemos que dejar un futuro donde no se valide la violencia como método.
Iglesias calificó los escraches como “jarabe democrático”. ¿Cómo lo vivió usted?
Lo caté el día que tomé posesión como concejal. Las sensaciones fueron horribles porque yo me estrenaba en política. No comprendía lo que estaba pasando. No entendía ese odio en gente que no me conocía de nada. En ocasiones posteriores, noté un proceso, una ensañanza maligna, ojalá no lo hubiese aprendido. Haces callo y acabas normalizándolo. Es horrible. Tenemos que negarnos a eso. En San Isidro, por el embarazo, lo viví con mucha tensión.
Claro, no es lo mismo sufrir un escrache embarazada, a dos días de dar a luz, en plena fiesta patronal y a treinta grados de temperatura. ¿Se está perdiendo humanidad?
Yo estoy convencida de que si coincido con cualquiera de esas personas en el Metro, me cederían el asiento. ¿Qué les llevó entonces a eso? En los vídeos se ve cómo, en todo momento, me protejo la tripa con las manos. Cualquier embarazada lo entiende. Mi obsesión era que no me golpearan. Pensaba que me iban a lanzar algo, que me podía caer… Había muchas mujeres que hacían el escrache. ¿Cómo es posible que no reaccionaran y que no pararan?
¿Cree que el revuelo habría sido mayor si la acosada hubiese sido Irene Montero?
Cuando nos pasa a gente de Ciudadanos y del PP, hay mucho silencio por parte de líderes políticos. Parece que no somos merecedoras de la sororidad o el feminismo. Cuando llamaron puta a Inés Arrimadas, tampoco se escuchó ese grito de sororidad. Sea quien sea la víctima me parece igual de mal. Con nosotras hay una cierta barra libre.
Ciudadanos ha vinculado directamente a los acosadores con la alcaldesa. ¿No le parece exagerado?
No. Cuando llevas cuatro años en Madrid, conoces muchas de las caras. No es que yo los vincule, es que están vinculados.
Hace unos días, se hartó y escribió en su cuenta de Twitter en relación a Carmena: “Fuera caretas”. ¿A qué se refiere? ¿Es muy diferente de como la gente la percibe?
Claro, es que te dice con una sonrisa muy dulce que eres extrema derecha. La Carmena pública no es la misma que en una comisión de Cultura llama miserables a los concejales de la oposición. Hay distancia. Aun así mantenemos una buena relación, igual que la mantengo con el resto de mis rivales políticos. No por decir las cosas con magdalenas, son menos cosas. Nos dice con mucho cariño que no somos feministas, oiga yo seré lo que me dé la gana.
Han convertido los impuestos en punta de lanza. ¿Qué propone para blindar Madrid de lo que usted llama el “sablazo” de Sánchez?
Vamos a bajar los impuestos al mínimo legal. Se puede hacer perfectamente. Tenemos 1.000 millones de euros de superávit. Personalmente, me parece obsceno que al Ayuntamiento le salga el dinero por las orejas y cobre el IBI más alto de la Historia. Plantearemos bonificaciones para casi todos los impuestos.
¿Madrid está más sucia ahora que cuando la gobernaba el PP?
Madrid lleva sucia muchos años, más de los que debiera. Se firmaron unos contratos integrales horribles en época del PP, con unos indicadores que no reflejan la realidad de la ciudad. Carmena los ha mantenido.
¿Romperlos no supondría un desembolso millonario?
Somos el único partido que ha propuesto romperlos. Se puede. Había una vía por incumplimiento de las obligaciones empresariales. También admitía bonificados. Y, como Ayuntamiento, se podría haber negociado con esas empresas. No se ha hecho.
¿Qué propone para remediarlo?
Un plan de choque enmarcado en los cien primeros días, que hemos cifrado en cuarenta millones de euros. Sabemos exactamente de dónde lo vamos a coger. Vamos a recortar en dinamizadores, vamos a desmontar la red clientelar de Carmena. Ha batido el récord en contratos y subvenciones a dedo. Elaboraremos nuevos contratos con indicadores que se ajusten más a Madrid.
¿Va a desbaratar Madrid Central? ¿Quiere que se vuelva a circular por el centro igual que antes?
No. No se trata de desbaratarlo, sino de replanificarlo mediante la interlocución con los sectores afectados. Carmena ha actuado de manera despótica.
Con usted, ¿la Gran Vía seguiría cerrada al tráfico corriente?
No hay ningún partido que diga que va a revertir Madrid Central. Si lo dice, es falso. Porque nadie va a poner las aceras como estaban. A día de hoy hay que estudiar los indicadores. No se hizo una fase de prueba, se pasó directamente a producción. Revertiremos lo que no haya funcionado.
Dígame algo bueno de Carmena. ¿Se compromete a mantener, en caso de gobernar, alguno de los proyectos impulsados por la corporación actual?
Sí, Madrid Decide; también el protocolo anticontaminación y la ordenanza de transparencia.
Una de sus propuestas, Alegra Madrid, está inspirada en el “Barcelona, ponte guapa” de 1992, pero el programa de Ciudadanos no recoge exactamente la intención de acoger los Juegos Olímpicos. ¿Le gustaría? ¿Existen posibilidades?
A mí sí me gustaría. En la última ocasión nos lo quitaron. Pero requiere consenso político y sobre todo social. Necesitaría que la ciudad me dijese que sí y recibir el apoyo de los demás partidos.
¿Haría un referéndum?
No es descartable. Habría qué indagar qué piensan los ciudadanos. Han cambiado las normas. Ahora no es la ciudad quien hace la inversión, sino el Comité Olímpico Internacional (COI). Eso hace que ciudades de distinta índole económica puedan albergar unos Juegos. Los requerimientos y las exigencias financieras no serían las mismas. Estamos en una buena situación para acogerlos, pero sólo con consenso social y político.