Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) prefiere que le llamen Juanma Moreno a secas. Malagueño casi de nacimiento y de corazón, se convirtió en el primer presidente del PP en Andalucía hace menos de dos años y en barón de su partido a nivel nacional. Hizo historia -tras 37 años de gobiernos socialistas- con el apoyo de Cs en el Ejecutivo y de Vox en la investidura. En este tiempo, ha cultivado su perfil de hombre de centro moderado.
Durante su mandato se han aprobado dos presupuestos y va camino de aprobar el tercero. Ya cuenta con los apoyos, aunque él quiere ir más allá. En circunstancias excepcionales, desea alcanzar unas cuentas excepcionales: las del consenso para blindar el estado del bienestar.
Moreno se siente respaldado por los andaluces en su lucha contra la Covid-19, por su Gobierno y por las circunstancias de la oposición, más entretenida en sus líos internos. De hecho, hoy día puede afirmar que va a culminar la legislatura.
Graduado en Protocolo y Organización de Eventos, su carrera política comenzó en las juventudes del PP de Málaga, donde fue concejal y desde donde dio el salto primero al Parlamento regional y después, al Congreso de los Diputados. Se convirtió en secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad hasta que volvió en 2014 para dirigir los caminos del PP andaluz.
Este hijo de tenderos y nieto de jornaleros fue vocalista de tres grupos de pop rock en su juventud y hoy día es padre de tres niños. Asegura que lucha por un futuro mejor en la Comunidad más poblada de España y tras el primer año de gobierno tuvo que pellizcarse varias veces al comprobar la buena evolución política, económica y social de la región.
No obstante, desde el pasado mes de marzo, las 24 horas de sus días están ocupadas por las andanzas del coronavirus y está afanado en salvaguardar la Sanidad y la Educación. Ninguna de ellas estaba preparada para una pandemia mundial.
Con tres pueblos confinados y un número creciente de contagiados en los últimos días, asegura estar tranquilo ante su gestión, pero reconoce que le cuesta dormir por las noches debido a las preocupaciones diarias y porque padece cierto insomnio. Moreno recibe a EL ESPAÑOL en su despacho presidencial del Palacio de San Telmo, en el corazón de Sevilla.
Aunque los últimos datos son preocupantes respecto a la Covid-19, ¿por qué Andalucía es una de las regiones menos golpeadas por el coronavirus?
En Andalucía va a haber cada vez más infectados porque cada vez los detectamos antes y porque hemos comprado tres millones de PCR rápidos, pero en el ámbito hospitalario la tendencia está estabilizada.
¿Por qué estamos por debajo de la media en España? Se debe a tres razones. Por un lado, la experiencia en la listeriosis nos obligó a contratar un equipo de epidemiólogos que han servido de base a la hora de afrontar este nuevo virus. Por otro, creamos el Comité técnico de Prevención y Seguimiento para el coronavirus el 26 de enero, mucho antes que cualquier otra Comunidad, incluido el Gobierno central; y la tercera razón ha sido el comportamiento ejemplar de la mayoría de los andaluces.
¿Cree que se ha hecho algo mal en esta segunda ola? ¿Ha habido precipitación en la desescalada?
Es verdad que con una epidemia nueva e imprevisible es fácil errar. La desescalada la hicimos de manera muy brusca, creo que se hizo de manera abrupta y muy rápido. Hubo comportamientos en verano que fueron los razonables y la resaca de ese verano no controlado, por así decirlo, la estamos padeciendo este otoño.
La declaración de estado de alarma en Madrid este viernes, ¿cree usted que es un ataque personal a Díaz Ayuso como señala ella misma por la confrontación del Gobierno?
Permítame que le diga que bastante tenemos ya cada presidente autonómico con tener que tomar decisiones complejas y difíciles en nuestros territorios como para, además, evaluar la del resto de compañeros. Entiendo que todos, absolutamente todos, actuamos, dentro de nuestro mejor saber y entender, intentando velar por el interés general y la salud pública. No me cabe otra cosa en la cabeza.
Su vicepresidente, Juan Marín, se puso del lado de Sánchez, asegurando que el Gobierno lo hace para salvar vidas. ¿Qué habría hecho usted en el lugar de Ayuso?
A Isabel Díaz Ayuso le ha tocado gestionar unas de las situaciones más difíciles de este país y lo que debería hacer todo el mundo, empezando por el Gobierno, es ayudar y no buscar la confrontación.
Como barón del PP, ¿no ve una incongruencia que en Castilla y León cierren ciudades sin estado de alarma y en Madrid no? Ambas regiones están gobernadas por ustedes...
Sí, claro que hay incongruencias e inseguridad jurídica. Y las hay porque el Gobierno de España, tras ocho meses de pandemia, no ha sido capaz de darnos una norma legal única y homogénea para todo el Estado. Hasta ahora, la Justicia ha avalado los confinamientos que ha ordenado la Junta de Andalucía, pero somos conscientes de que hay tal indefinición e inseguridad jurídica que en cualquier momento un juez puede decir lo contrario.
A Díaz Ayuso le ha tocado gestionar unas de las situaciones más difíciles y lo que debería hacer el Gobierno es ayudar, no buscar la confrontación
¿Ha hablado con Isabel Díaz Ayuso? ¿Cómo valora esta situación?
Hablé con ella la semana pasada. Estaba muy disgustada porque no entendía las motivaciones del Gobierno de la nación para tomar medidas de manera unilateral. Esto ha sido un grave error del Gobierno porque no se pueden imponer las medidas, hay que razonarlas con criterios técnicos y científicos y después dialogarlas con las Comunidades.
Se tomó una decisión que no tenía una base técnica y se impuso en contra de la legislación y de las normativas existentes. En el TSJM pasó lo que tenía que pasar y ha sido un fracaso.
Lo que tendría que haber hecho el Gobierno es corregir y rectificar, volver al diálogo y tomar decisiones de una vez por todas para darnos cobertura legal y normativa a las Comunidades a la hora de limitar los movimientos de ciudadanos cuando sea necesario por la pandemia.
¿Le preocupa la imagen de España en el exterior?
La gestión de la pandemia del Gobierno de Sánchez está triturando la imagen de España. La capital de un país no puede ser centro de todos los informativos internacionales por una bronca institucional y por una falta de respuesta sanitaria. La sensación que da es que está improvisando y que no tiene control sobre la pandemia.
En la lucha contra la pandemia, Sánchez ha presumido de cogobernanza. Por su propia experiencia como presidente de la Comunidad más poblada de España, ¿diría que ha funcionado la colaboración entre el Gobierno central y los de las Comunidades autónomas?
Evidentemente, no ha funcionado. La cogobernanza significa un nivel de complicidad en la información, en la toma de decisiones y eso no ha existido. A las conferencias de presidentes, que han sido positivas, venía con una política de hechos consumados. Un día o dos antes ya las había anunciado sin debatirlas con las autonomías, eran prácticamente impuestas.
Son tiempos de inestabilidad política, institucional, social, económica y sanitaria. En el PP son muy críticos con la gestión del Gobierno de Sánchez. Si tuviera que hacerle solo un reproche, ¿cuál sería?
Sin duda alguna sería la falta de empatía hacia las Comunidades. No ha sido capaz de empatizar con la situación que estamos viviendo en las regiones.
Desde el PSOE les han criticado a ustedes por falta de altura de miras, ¿cómo valora la actuación de Pablo Casado en la oposición durante esta crisis?
Pablo Casado ha actuado de manera leal con el Gobierno, ha ido aprobando uno tras otro los estados de alarma sin prácticamente recibir ni siquiera el apoyo, la complicidad, la sintonía o la fluidez que tendría que haber entre un presidente del Gobierno y el líder de la oposición. También ha sido exigente, como debe serlo.
Mi objetivo es culminar la legislatura y estoy convencido de que se puede cumplir
El barómetro andaluz dice que su Gobierno sale reforzado de la crisis. El sondeo publicado el miércoles asegura que hoy ganaría las elecciones y volvería a gobernar con más margen que hace dos años. ¿A qué lo atribuye?
Yo siempre soy muy prudente porque las encuestas son la foto de un día, pero sí me quedo con una tendencia. Las realizadas en este año y medio señalan que es en el alza del PP donde se sostiene la mayoría del centro derecha.
Lo atribuyo a que los andaluces entienden que estamos haciendo una gestión responsable y seria para todos los ciudadanos sin distinción de colores políticos a diferencia de antes. Este Gobierno tiene un talante moderado e inclusivo y este mensaje se ha entendido.
Decíamos antes que los estudios del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía le eran favorables, en cambio las encuestas no son tan halagüeñas para Casado. ¿A qué lo atribuye?
Cuando uno está en el gobierno tiene más posibilidades de impulsar su propio programa político. Casado está en la oposición y en unas circunstancias terriblemente complejas. Nadie antes se había encontrado con un centro derecha dividido en tres y con un presidente como Pedro Sánchez, que está mostrando un nivel de resiliencia tremendamente alto. Es una cuestión de tiempo, cuando se siembra, se recoge y Pablo está sembrando.
Tras la 'Gürtel', ahora les estalla el 'caso Kitchen'. ¿Sigue siendo la corrupción un lastre para el PP?
En 2020 y con una dirección totalmente renovada la corrupción no es el gran lastre que nos pueda hundir, pero sí erosiona nuestra imagen institucional, distrae mucho en los debates de los temas, y no aporta.
El PP ha vivido una etapa con irregularidades de una mínima parte del partido, pero nuestro adversario político ha tenido la capacidad de aplicar un factor multiplicador para trasladar a la opinión pública que todo el partido estaba corrupto. Esto es absolutamente incierto.
¿Lo es para el PSOE aquí, en Andalucía?
Al final los ciudadanos han demostrado con las elecciones que tienen una memoria corta. A mí me sorprende que llevamos hablando de la Gürtel y del caso Kitchen y el caso real de corrupción con una sentencia condenatoria a dos expresidentes ha ocurrido en el sur. Sin embargo, prácticamente nadie habla de ello.
Los andaluces creo que hemos aprendido del error. Sin duda alguna, si yo soy presidente es también consecuencia de esos errores del PSOE, de esas corrupciones, de esas irregularidades y de esa prepotencia con la que gestionaba Andalucía como si fuera un cortijo. Yo espero, deseo y confío en que los andaluces no lo olviden nunca porque ha sido un elemento de empobrecimiento y de bochorno para todos.
La corrupción no es un lastre que pueda hundir al PP, pero sí erosiona nuestra imagen y distrae de los debates en los temas importantes
Hablando de corrupción, el futuro político de Pablo Iglesias está en manos del Supremo, ¿qué opina de la posición del vicepresidente del Gobierno por el 'caso Dina'?
Yo confío en la presunción de inocencia y digo lo mismo para unos que para otros, vaya por delante la presunción de inocencia para Iglesias también. Lo que no tiene sentido es que acaba de triturar lo que le quedaba de coherencia y de los principios fundacionales de Podemos. Este partido ha pasado de ser el partido de 15-M y de la calle al partido de los sillones.
El Gobierno acaba de presentar su Plan de Recuperación para España. ¿Qué opinión le merece?
Es un tanto difuso, se tocan muchos aspectos, pero en algunos no se llega a concretar nada. Se habla de colaboración pública y privada, pero no se ha hecho la reforma legislativa. Se habla de simplificación administrativa, pero no hay ningún proyecto de ello y cuando la Junta de Andalucía lo ha hecho, lo ha recurrido al Tribunal Constitucional.
¿Ha tenido tiempo de analizar cómo puede afectar ese plan a Andalucía?
A día de hoy, no sabemos ni cuántos recursos vamos a recibir, ni cuáles son los proyectos que se van a financiar, ni qué papel van a jugar las Comunidades o los Ayuntamientos. El tiempo va pasando, las necesidades de las empresas y de los trabajadores cada vez son mayores, pero vamos de acto en acto y con muy poco contenido.
¿Qué le parece la campaña de los ministros de Podemos contra Felipe VI y las acusaciones al PP de apropiarse de su figura?
Me parece un auténtico disparate colosal que en plena crisis económica y social por una pandemia mundial, el Gobierno quiera introducir un elemento de distorsión y de inestabilidad institucional.
También son un disparate las críticas que ha generado una parte del Gobierno y sobre todo el silencio y la actitud del presidente, Pedro Sánchez. Lo único que hace es contribuir a que haya una mayor confrontación y polaridad en España y sobre todo a trasladar una penosa imagen.
El Gobierno parece que se está afanando en triturar la imagen de España en el exterior y esto contribuye de manera notable porque Felipe VI es la personalidad más conocida de España y además, el más respetado.
A finales de mes podría llegar al Congreso la moción de censura de Vox. ¿Usted es partidario de abstenerse o de votar en contra?
Yo tengo un máximo respeto a la decisión que adopte el grupo PP de Madrid, les compete a ellos. Lo que sí creo es que, sin duda alguna, hay motivos suficientes para censurar a Sánchez, pero no podemos caer en una estrategia ni en una táctica política en la que Vox lo único que busca es autoafirmarse, desde el punto de vista electoral y político, en un proyecto propio.
Nosotros no podemos ser colaboradores de algo que no tiene viabilidad. Esta moción no cuenta con apoyos parlamentarios para que salga adelante. Se trata de una operación política que ha puesto Vox en marcha.
Esta semana, Esperanza Aguirre hacía un llamamiento a la unidad del centro y la derecha, y se proponía como mediadora entre el PP y Vox. ¿Ve factible esa unidad?
Somos dos formaciones políticas distintas. Es el problema y la ventaja del PP: es un partido tan grande que cabe todo el mundo. Yo aspiro y deseo que el PP sea la gran casa común del centro derecha. Es la única posibilidad y viabilidad para que no vuelva a gobernar Sánchez.
Es un disparate colosal que en plena crisis económica y social el Gobierno introduzca distorsión e inestabilidad institucional con sus críticas al Rey
¿Cuál debe ser la actitud del PP hacia Vox?
Nosotros lo que tenemos que ser es el PP. Hay muchas cosas que defienden otras fuerzas que nosotros llevamos años defendiendo. Tenemos que mirarnos más a nosotros mismos y marcar más nuestro camino y el liderazgo del centro derecha. Somos líderes y el gran partido liberal en España.
¿Y hacia Ciudadanos? ¿Deben, por ejemplo, ir coaligados a las elecciones catalanas?
Es una decisión en la que tampoco me voy a meter, a mí no me gustan que se metan en mis decisiones aunque puedo aceptar consejos. Será el PP en Cataluña quien lo decida y estoy convencido de que será en beneficio de los catalanes.
¿Qué le parece el acuerdo que se va a firmar en el Ayuntamiento de Sevilla?
Ciudadanos es un partido que ya en Andalucía gobierna con el PP y con el PSOE. Eso no es nuevo. Si así lo ha decidido y el PSOE ha sido capaz de seducirlo, no tengo nada que opinar. Aunque sí me gustaría que gobernara el centro derecha.
¿Cree que tiene garantizados los apoyos para terminar la legislatura?
A priori, yo creo que sí. El próximo mes de diciembre llegaremos al ecuador de la legislatura y en este tiempo hemos aprobado dos Presupuestos y vamos a presentar en tiempo y forma el tercero. Mucho tendrían que torcerse las cosas para no llegar al final de la legislatura. Es mi objetivo y ahora mismo estoy convencido de que se puede cumplir.
Es positivo para todos. Es mucho más importante ser un partido útil que inútil y en un momento de pandemia más. Lo que toca es arrimar el hombro y sacar adelante los Presupuestos de 2021, incluso con el apoyo del PSOE. En ello estamos trabajando.
¿Se plantea modificar su política fiscal debido a la crisis de la Covid y subir impuestos?
No se van a subir los impuestos. Las subidas no son positivas para la creación de empleo y a pesar de las circunstancias, que no son las óptimas, vamos a seguir bajándolos. La pena es que la actual recesión nos impida ampliar esta bajada a otros sectores como teníamos planteado.
¿Cree que los andaluces que le votaron en diciembre de 2018 echan en falta más cambios tras 37 años de gobiernos socialistas o considera que están satisfechos con lo realizado hasta ahora?
Queríamos hacer grandes transformaciones. De hecho, las hemos hecho, pero a veces se pueden hacer con mucho ruido y otras veces con menos. Nosotros somos más prácticos y pragmáticos. Estamos haciendo grandes revoluciones internamente, pero haciéndolo bien. Estamos haciendo obras en la casa sin molestar a los vecinos.
Usted sitúa la colaboración público-privada en el eje para impulsar inversiones. De hecho, anunció hace unos meses que su Gobierno pondría en circulación 3.450 millones de euros entre los años 2020-2023. ¿Qué espera de ‘Andalucía en marcha’?
Espero que sea un estímulo para la pequeña y mediana empresa, que es quien lo está pasando peor. Al final estos recuros van destinados a que estas empresas tengan movimientos, tengan contrataciones y puedan mantener los empleos. Está íntimamente vinculado al sistema productivo y también a la educación y a la sanidad.
El turismo, la hostelería, la aeronáutica... son sectores determinantes en la economía andaluza y los más dañados por la pandemia. ¿Qué planes tiene el Gobierno andaluz para reimpulsarlos?
Estamos haciendo varias campañas turísticas, una de promoción en países europeos como destino seguro y otra para relanzar el turismo interno con un bono turístico. Otro sector muy importante es el agroalimentario, se van a destinar 80 millones para pymes y a partir del 16 de octubre se podrá cobrar los 800 millones de la PAC. También estamos preocupados por el sector industrial, pero es fundamental que el Gobierno prorrogue los ERTE, al menos, hasta marzo.
Su Ejecutivo ya ha dejado claro que no tiene solución para Abengoa, pero que trabaja para buscar otras vías, ¿cuáles son?
Abengoa es una gran empresa a la que queremos ayudar, pero aquí en Andalucía han pasado muchas cosas con las ayudas públicas. Hay expresidentes condenados y consejeros y funcionarios involucrados en procesos judiciales. Ha habido un enorme fraude y esto hizo que las ayudas se limitaran a un millón de euros. Abengoa requiere 20 y esto supera nuestro marco normativo.
Además, ningún funcionario de la Administración quiere firmar la orden porque tienen miedo de acabar en la cárcel. Estamos buscando una fórmula alternativa para intentar colaborar con esta empresa, pero no es fácil.
Aquí hubo mucha corrupción, ningún funcionario quiere firmar una orden de ayudas a Abengoa, tienen miedo de acabar en la cárcel
Tras la fusión de CaixaBank y Bankia, ahora se intenta la de Unicaja y Liberbank. ¿Qué futuro le ve? ¿Qué supondría para Andalucía?
Se trata de dos entidades que han decidido en un momento de mucho movimiento tomar la mejor decisión posible. Se van a convertir en el sexto banco de España y ganan en capacidad de competir. Es un acierto para Andalucía, una vez que sabemos que la sede social seguirá aquí.
Por último, ¿duerme usted tranquilo, presidente?
Tranquilo estoy, pero dormir no duermo porque hace tiempo padezco de cierto insomnio y no duermo bien porque son muchos los problemas. Me acuesto y en el momento en el que me despierto ya no me vuelvo a dormir porque me pongo a pensar en cosas que no quiero que se me olviden. Es un horror. De hecho, tengo una libreta en la mesita de noche y ahí voy apuntando las cosas.
¿Está tranquilo también por la situación de la oposición en Andalucía?
A mí me gustaría tener una oposición que no utilizara la salud pública como arma política, está fuera de lugar y no es lo correcto. Una oposición que está más pendiente de la crisis de liderazgo interna que de los problemas que tiene Andalucía, realmente es un problema para Andalucía porque no tengo una interlocución ni constante, ni permanente, ni fluida con ese partido.