Con los resultados electorales en la mano, muy pocos habrían apostado por Eduardo de Castro como presidente de Melilla. El candidato de Ciudadanos obtuvo uno de los veinticinco escaños de la Asamblea. Los liberales se convirtieron en la fuerza política con menor representación de la Cámara. Pero el efecto Borgen -el triunfo del centro como única posibilidad de acuerdo- alcanzó su máxima expresión.
Apoyado por el PSOE y por Coalición por Melilla -representantes de la comunidad musulmana-, De Castro tumbó todos los pronósticos. También derribó las intenciones de la dirección nacional de Ciudadanos, que prefería un acuerdo con PP y Vox. Hoy, este experimentado funcionario de prisiones es el hombre al frente de la ciudad autónoma.
Melilla es el territorio español más castigado por el coronavirus. La ocupación de las UCI roza el 70%, la cantidad de fallecidos es ostensiblemente mayor a la de la primera ola y el cierre de la frontera con Marruecos decidido por Rabat ha estrangulado la economía. Un cierre que, según De Castro, ha tenido una cara positiva: “El tránsito habría disparado todavía más los contagios. Hubiera sido insostenible”.
Eduardo de Castro (Melilla, 1957) fue el primer mandatario autonómico en pedir a Pedro Sánchez el confinamiento domiciliario para su territorio, pero el ruego no fue atendido. Ni siquiera obtuvo una respuesta directa a su carta: “Me contestaron con una rueda de prensa dirigida a todos los españoles”. En esta entrevista, vuelve a pedir auxilio a Moncloa y describe la situación en Melilla como terriblemente crítica.
Fue el primer líder regional en pedir al Gobierno un confinamiento domiciliario. ¿Por qué lo hizo?
La cuestión es evidente. En el último mes, la incidencia de positivos en Melilla se ha multiplicado por cinco. La ocupación de las UCI ya roza el 70%. Nuestra situación geográfica es la que es: no resulta sencillo desplazar enfermos a otras zonas, aunque ya hemos comenzado a trasladar a algunos a Almería. La situación es grave en toda España, pero aquí se ha tornado tremenda. El tiempo se agota y cada día es decisivo. Enfermeros y médicos de la ciudad han ido más lejos que yo con sus propuestas.
Usted también requirió el cierre de los centros educativos.
No exactamente. Ahí hubo una confusión. Pedí que se considerara la suspensión de las clases presenciales en caso de que no se pudiera garantizar la seguridad.
Sin embargo, el presidente de Melilla no puede decidir una cosa ni la otra.
No, no puedo decretar el confinamiento domiciliario. Tampoco el resto de presidentes autonómicos. Lo que pasa es que en las Comunidades tienen más margen de maniobra al disponer de mayores competencias. Nuestra sanidad, por ejemplo, no está transferida.
Si estuviera en su mano, ¿habría decretado ya ese confinamiento domiciliario?
Habría pedido antes todos los informes, como ya he hecho. Si uno se guía por lo que dicen los expertos, no le queda más remedio que aplicarlo ya. Me agarro a los criterios científicos.
¿Cuál fue la respuesta de Pedro Sánchez a su petición?
El Gobierno no me respondió directamente. Lo hizo el ministro Illa en rueda de prensa. Dijo que, por el momento, no se plantea el confinamiento domiciliario. Aunque, después, Carmen Calvo no negó esa herramienta. Se supone que ellos tienen los equipos técnicos para decidirlo. Yo me he limitado a ponerlo sobre la mesa. Somos la ciudad número uno en incidencia del virus.
Disculpe pero, ¿es normal que usted pida un confinamiento domiciliario y que no le respondan?
Bueno, me respondieron de esa manera… A través de una rueda de prensa. No sé si es normal o no. Cada uno contesta como cree conveniente. Yo envié una carta para que quedara claro lo que está sucediendo aquí. Respeto lo que diga el Ministerio de Sanidad, pero quise cubrir mi responsabilidad. Nos estamos dejando muchas vidas por el camino.
Pasada una semana desde su petición, ¿sigue creyendo imprescindible aplicar el confinamiento domiciliario en Melilla?
Sí. Los datos no mejoran. ¡Empeoran! Tenemos más de 2.000 personas con coronavirus activo. La subida es exponencial. El virus es residente en Melilla. Se ha empadronado, no ha venido para quedarse un rato. Tenemos que evitar los contactos.
¿Sobrevivirá, por ejemplo, la hostelería?
Antes del estado de alarma, aquí ya se cerró esa actividad. Reciben ayudas económicas del Gobierno y existe cierta calma. Hay que conjugar economía y salud. Pero el bien de la salud es mucho más preciado que el de la economía. Sin salud no se puede hacer economía. Por otro lado, la frontera con Marruecos está cerrada y el dinero fruto de la venta de mercancía al otro lado de la frontera ya no está.
Después, se unieron a su reivindicación el presidente de Asturias y el de Ceuta. ¿Cree que asistiremos a una cascada de peticiones de confinamiento domiciliario?
Estoy convencido de que sí. Porque la situación, en el fondo, es la misma en todo el país. El decreto de alarma se ha quedado antiguo nada más nacer. No deseo que la gente esté encerrada, pero debemos tomar medidas.
Tenemos que tener más plazas de UCI disponibles; ¿qué pasará cuando ingresen cinco enfermos graves a la vez?
Ignacio Aguado está pidiendo el cierre perimetral de Madrid para “salvar la Navidad”. ¿Cómo ve los tiras y afloja de su compañero de partido con la presidenta Díaz Ayuso?
Yo ahí no voy a entrar. Irá reconduciéndose la situación. Ya tengo bastante con lo de aquí.
El 64% de las camas UCI de Melilla ya está ocupado por enfermos de coronavirus. Hay nueve veces más muertos que en la primera ola. Usted ha solicitado la instalación de un buque-hospital. ¿Hasta cuándo puede aguantar la ciudad si no se aplican medidas más severas?
Uf, es una pregunta muy complicada… Tenemos que tener más plazas de UCI disponibles. ¿Qué pasará, si no, cuando ingresen cinco enfermos graves a la vez? El objetivo es que todo ciudadano tenga, por si acaso, garantizada esa plaza. De momento, lo estamos logrando. ¿Hasta cuándo? No lo sé. La situación es muy crítica. He puesto encima de la mesa lo del buque-hospital que usted comenta. Serán Defensa y Sanidad quienes decidan.
Han llegado a liderar la clasificación autonómica de casos de coronavirus en relación a los 100.000 habitantes. ¿Qué ocurre en Melilla?
Es una ciudad pequeña, con muy pocas distancias y muchos contactos. Por eso pido medidas más restrictivas. Hacemos campañas de concienciación, pero no todo el mundo cumple. Es como si algunos negaran la muerte.
Como usted contaba, la sanidad allí está gestionada directamente por el Gobierno central. ¿Cómo describiría su labor?
No me cabe duda de que están haciendo un esfuerzo descomunal. Hacen lo indecible, pero no está siendo suficiente. Faltan médicos, falta personal sanitario. Hace varios años, se empezó a construir un hospital comarcal nuevo, pero la obra quedó paralizada. No voy a entrar a repartir culpas. Pero la pregunta es: ¿tendríamos hoy más capacidad para afrontar el problema si no se hubiera paralizado? Sí.
¿Tiene hilo directo con Salvador Illa?
Hemos hablado por teléfono alguna vez, también por WhatsApp. Illa tiene información directa.
Me consta que el presidente Sánchez es consciente de todo esto; lo sabe de primera mano
¿Qué le diría a Sánchez si pudiera hablar con él?
Me consta que el presidente es consciente de todo esto. Lo sabe de primera mano porque lo hemos hablado en la conferencia de presidentes. Le diría: “Presidente, tenemos una situación muy compleja, las cifras nos han desbordado, necesitamos medidas de forma urgente. Necesitamos aislamiento, nos faltan médicos, nos faltan medios”. El toque de queda nocturno es insuficiente.
¿Hasta qué punto influye en el contagio el hecho de ser frontera?
Si llega a estar la frontera abierta, el virus habría sido mucho más cruel. En Melilla entraban cada día unas 30.000 personas. Marruecos tiene un problema de salud peor que el nuestro porque su sistema dispone de menos aguante. La frontera abierta… Sería caótico. Sumar más casos y problemas.
Rabat decidió unilateralmente el cierre de la frontera. ¿Cómo ha impactado en la ciudad?
Primero cerraron la aduana y luego la frontera. Han prohibido el “comercio atípico” porque lo consideran contrabando. Y aprovecharon el coronavirus para justificar su decisión. El cierre implica que no se pueda vender la mercancía al otro lado. La economía ha caído en picado. La recaudación mediante IVA se ha desplomado. Es un estrangulamiento de la economía de Melilla. Nosotros no tenemos pesca, ganadería ni industria.
El Gobierno marroquí insiste en que el “comercio atípico es “contrabandismo”. ¿Cuál es su postura al respecto?
Están en su derecho de cerrar la frontera. Entra dentro de su margen de soberanía. Deberemos buscar otros nichos de economía. Ellos lo llaman contrabando, nosotros no. La mercancía salía hacia Marruecos con todos los papeles y parabienes aduaneros en regla. Si allí lo llaman contrabando… Lo que no dicen es que una gran parte de la población vive de ello… ¿Por qué antes lo permitían? La paz social también es un impuesto.
Pero, ¿usted lo considera contrabando o no? Rabat insiste en que la mercancía que sale de Melilla se beneficia de no pagar allí determinadas tasas.
Que hablen de contrabando, yo no voy a entrar en ese juego. Todo el mundo sabe lo que hay. Nosotros ya hemos diseñado un plan estratégico para buscar otros modelos de negocio. Quizá se tenía que haber hecho antes. Debimos adelantarnos. Le recuerdo que aquí gobernó el PP durante veinte años y que no tomaron ninguna medida al respecto.
¿La relación con Marruecos es lo suficientemente buena como para gestionar la crisis del coronavirus con eficacia?
Es que no hay interacción. Marruecos ha cerrado la frontera a cal y canto. Ni nos ayuda ni nos perjudica. No están aquí. Es como si no estuvieran. La sanidad depende del Gobierno central español.
¿Le gustaría que hubiera interlocución con Marruecos?
Ahora mismo, no. Si estuvieran llegando contagios de un tercer país, imagínese. No es que no queramos a los marroquíes. El problema es muy complejo.
Entonces, insinúa que ese cierre unilateral de la frontera por parte de Marruecos fue, en el fondo, un favor.
No es que nos hagan un favor, pero la cuestión es sencilla: si la frontera está cerrada, no viene gente de Marruecos que pueda portar el virus. Allí tienen un problema muy serio con el coronavirus. Se muere mucha gente y no controlan la detección de los contagios. Su sistema es muy distinto al nuestro. No sería aceptable que vinieran aquí porque nuestro hospital ya está en estado crítico.
Que esté cerrada la frontera con Marruecos beneficia a que no se incrementen los contagios
Imagínese si tuviéramos que atender a sus enfermos. Sería imposible. Por darle un dato: con la frontera abierta, atendíamos 3.000 partos marroquíes cada año. Que esté la frontera cerrada beneficia a que no se incrementen los contagios.
Marruecos sigue definiendo Ceuta y Melilla como “ciudades marroquíes”. ¿Qué responde?
Nadie se plantea eso. Llevan diciéndolo desde que existe Marruecos. Melilla tiene una historia de más de quinientos años. Existe antes que Marruecos. Es territorio español y europeo.
¿La comunidad musulmana de Melilla siente la ciudad como marroquí?
No. Siente la ciudad como española y europea. La gran mayoría ha nacido aquí.
¿Qué ha sucedido con los saltos en la valla durante la pandemia? ¿Se han incrementado o se han reducido?
Dentro de lo que cabe, la situación está controlada. En ese sentido, no han aumentado ni disminuido debido a la pandemia.
¿Cómo evalúa los disturbios callejeros? ¿Han causado muchos daños en Melilla?
No ha habido grandes incidencias. Algún contenedor quemado.
¿Cree que, tras ellos, se esconde el aliento de algún partido político?
No tiene nada que ver lo de aquí con lo que sucede en determinadas Comunidades. No ha habido disturbios dignos de mención. Habrá que preguntárselo a ellos. Para mí son gamberros y gente que comete actos execrables y delictivos. No se puede usar esta crisis para reventar las calles.
Usted es “Borgen” en estado puro. Gobierna la ciudad-autónoma con un solo escaño. ¿Siente que es imposible revalidar su cargo?
Mi meta está en esta legislatura, luego ya veremos. Lo más inmediato y lo único que me preocupa es la crisis sanitaria. No me preocupa mi futuro político. No es hora de la política, sino de tomar medidas sanitarias.
¿Está cómodo con el apoyo de la izquierda? En el resto de España, Ciudadanos pactó con el PP y con Vox.
Yo tengo el apoyo necesario. No hay mayor problema. Hacemos lo que podemos. Cada uno aporta su cuota. El cambio era necesario. Sí o sí. Después de veinte años con el PP, que tuvo sus problemas de todo tipo… Había que acabar con eso. El pueblo lo quería.
¿Gustó en la dirección nacional de Ciudadanos su movimiento táctico?
Le diría que se lo preguntara a ellos. La dirección nacional de Cs pretendía otra historia, pero yo hice lo que tenía que hacer. Ellos conocían mi determinación. Me propusieron -las fuerzas de la izquierda- ser presidente y había que decidir. El PP no cumplía con lo que se le pedía, que Imbroda -el entonces presidente- dejara su cargo.
¿Le gusta la oposición llevada a cabo por Inés Arrimadas? ¿Cree que sus pactos con Sánchez afectarán positivamente al rendimiento electoral del partido?
El tiempo lo dirá. Arrimadas hace lo que cree conveniente. Las cuestiones se ven con el tiempo. Deseo todo el acierto a mi partido.
¿Piensa que Ciudadanos está, ahora, reivindicando el centro y que no lo hizo Albert Rivera?
Ciudadanos no tiene que reivindicar el centro porque ya nació como un partido de centro. En esa línea ha estado siempre. Si otros partidos, como ahora el PP, intentan centrarse… es que estaban descentrados. Para mí, está claro. El centro es Ciudadanos. Un centro puro con capacidad de acordar a izquierda y derecha. Yo siempre he estado ahí.