Carlos Javier de Borbón-Parma (Nimega, Holanda, 1970) tiene aspecto de rey nórdico. El traje a medida, el pelo rubio, la mirada clara, el lenguaje medido hasta el extremo...
De cuando en cuando, visita Montejurra y se calza la boina requeté. Entonces, se le pone rostro de pretendiente, de aspirante carlista a la Corona de España. ¡De "las Españas"!, porque los carlistas son hoy federalistas.
Él no lo dice, de hecho se muestra prudente cuando se le pregunta por los escándalos que rodean a Juan Carlos, su tío lejano. Pero, ¡ay!, todo esto... a un carlista de verdad debe de hacerle salivar. Amantes despechadas, millones ocultos, paraísos fiscales... El balón botando en el punto de penalti. "Estoy al servicio de España y de los españoles", se ofrece solícito ante los patinazos del Emérito.
El carlismo existe. Vaya que si existe. Carlos Javier ya está educando en los "principios dinásticos" a su hijo Carlos Enrique, de cuatro años. Se casó, maravillosa casualidad, con una periodista, igual que Felipe, el usurpador del trono. Los Borbón y Parma viven en Holanda. El pretendiente, de hecho, es primo hermano del rey Guillermo.
No vean en este Borbón a un heredero frívolo y campechano. Empresario de exquisita formación política y empresarial, el titular de la dinastía carlista se gana sus garbanzos en centroeuropa. Nació allí "por culpa de Franco", que expulsó de España a su padre. Exige, por cierto, un referéndum entre monarquía y república. Sonríe y admite como "genialidad" la posibilidad de incluir en las papeletas la opción carlista.
Antes de empezar, un poco de contexto: es 1830 y Fernando VII ha derogado la ley sálica para que su hija Isabel pueda reinar. Carlos María de Isidro, hermano del monarca, se coge un cabreo de espanto, se autoproclama legítimo sucesor y se echa al monte. Llegan las tres guerras carlistas. Una detrás de otra. Con su Zumalacárregui y sus novelas, escritas por Valle y Unamuno.
Desde entonces, padre a hijo, siempre ha habido un pretendiente carlista en España. Los requetés cobraron fuerza en 1936, cuando surtieron de miles de voluntarios al golpe de Estado militar. Hasta esa fecha, la sucesión fue directa, pero Alfonso Carlos murió sin hijos. Hoy, Carlos Javier de Borbón-Parma es el candidato, digamos, oficial. Pero su tío Sixto lo niega. Además, le acusa de haber quedado fuera de la línea sucesoria por haberse casado con una plebeya.
Casi 190 años después de la primera guerra carlista, ¿usted sigue creyendo que tiene derecho al trono?
El carlismo no es exclusivamente una cuestión dinástica... me parece frívolo simplificarlo. El carlismo es una propuesta serena de que otra sociedad es posible, basada en la participación a todos los niveles, con una propuesta federal para las Españas y en defensa de la dignidad de la persona.
A pesar de nuestros casi 190 años de antigüedad, nuestra propuesta rompe los moldes del discurso político actual, que va del centralismo al secesionismo. Proponemos el federalismo como una tercera vía, un lugar de encuentro para todos los españoles.
En el día a día, ¿qué es lo que le empuja a mantener viva la convicción carlista?
¿La convicción de que entre todos podemos hacer un mundo mejor y una sociedad más justa? Me empujan mis hijos, los carlistas, todo el legado que mi padre, Carlos Hugo, me transmitió...
En mi familia siempre lo hemos tenido muy claro: servir a la sociedad y a los pueblos. Imagínese: mi abuelo don Javier fue encerrado por los nazis en un campo de concentración, mi padre fue perseguido y expulsado de España por la dictadura de Franco. Yo mismo fui expulsado con apenas cuatro años.
Pero, para que me haga una idea: ¿hasta qué punto es importante el carlismo en su vida? ¿Lo coloca por encima del amor, la familia o la realización personal?
No se puede disgregar de un todo personal. Mis responsabilidades y deberes como titular dinástico del carlismo son parte intrínseca de mí, al igual que les sucedía a mi padre y a mi abuelo. De este mismo modo estoy formando a mi hijo Carlos Enrique.
Soy español, pero no pude nacer en España por culpa de Franco, que había expulsado a mi familia
Un debate interesante: ¿puede ser rey de España alguien que ha nacido en Países Bajos y ha vivido a caballo entre Francia e Inglaterra toda su vida?
Soy español pero, como le he comentado previamente, no pude nacer en España por culpa de Franco, ya que había expulsado a mi familia, a mi abuelo, a mis padres… Aunque hubo un periodo de tolerancia aparente, Franco me expulsó de España siendo un niño.
Actualmente vivo en Holanda, principalmente por cuestiones profesionales. Pero siempre estoy y estaré al servicio de los españoles. Haciendo un poco de memoria: mi familia ha estado al servicio de España desde muy diversos sitios: Italia, Francia, Bélgica, Estados Unidos, Holanda...
¿Visita España con frecuencia? ¿Conoce el país y a su gente?
Muy frecuentemente, aunque menos de lo que quisiera a causa de mis obligaciones laborales. En estos momentos de pandemia, me resulta muy difícil. Cuando voy a Madrid, suelo residir en nuestra casa familiar de Majadahonda.
Suelo reunirme, discretamente, con muchos de los actores sociales y políticos españoles. Escucho, propongo ideas... Igualmente me reúno con los carlistas en diversas actividades socio-culturales que demuestran lo viva que está la alternativa carlista, muchas veces con otros nombres, pero con las mismas ideas.
¿Conspira contra Felipe VI igual que lo hicieron sus antepasados contra los respectivos reyes?
Permítame que me ría... El carlismo siempre, desde sus orígenes, ha dado voz a esa gran parte de la sociedad más vulnerable y abandonada por los centros de poder. Me gusta definirnos, a los carlistas, como los defensores de los descartados de la sociedad...
Disculpe la indiscreción, imagino que muchos lectores se estarán preguntando: ¿de qué vive el pretendiente carlista?
De mi trabajo, como casi todos los españoles. Mire usted, llevo más de veinticinco años impulsando proyectos a nivel mundial y europeo centrados en la economía circular y en la necesaria transición energética. Desde que finalicé mi formación universitaria en Estados Unidos, he liderado proyectos de colaboración entre organismos internacionales -como la Unión Europea- y empresas privadas para poner en práctica modos de producción alternativos y respetuosos con el medio ambiente.
Me acuerdo de que, en los inicios, me llamaban “loco”, y ahora, ya ve, todos los países miembros de la UE han asumido como propia la economía circular, la energía limpia y el peligro del cambio climático.
Lejos de rendirse, creo que ya ha nombrado sucesor: su hijo Carlos Enrique, que tiene cuatro años. ¿En qué se diferencia su educación de la de un niño que no va a pelear por la Corona?
Mi hijo Carlos Enrique me sucederá, Dios mediante, como titular dinástico del carlismo y como Duque de Parma. A pesar de su corta edad, va siendo poco a poco consciente de sus responsabilidades y deberes para con los españoles. Son responsabilidades, obligaciones y derechos que recibí de mis padres y que transmito igualmente a mi hijo.
Revisando su árbol genealógico, me asalta una duda: ¿por qué no es el heredero Carlos Hugo, su hijo mayor? Tiene 23 años.
Nunca he ocultado la existencia de mi hijo mayor, del cual siempre me he ocupado, como no podía ser menos. Pero como usted comprenderá, yo no puedo cambiar las leyes de familia, y las leyes de la Casa Real y Ducal de Borbón Parma son muy claras.
Sixto, tío carnal suyo, también dice que es el pretendiente legítimo. Además, le acusa de haber abjurado de los principios tradicionalistas. ¿Qué le responde?
No mantengo contacto ni relación con mi tío Sixto. Es más, Sixto no tiene relación alguna con el carlismo.
¿Podría definirse políticamente? Antes ha hablado de las “Españas” y se ha definido como “federalista”.
Sí, soy federalista. El carlismo, desde 1833, ha defendido los derechos y libertades de los pueblos. En este sentido, proponemos para España una estructura federal entre el centralismo y el secesionismo: una tercera vía, un lugar de encuentro para todos los españoles.
Si los carlistas que dieron el golpe de Estado de 1936 le escucharan, se llevarían las manos a la cabeza, ¿no?
Está usted muy equivocado. Los carlistas siempre, también durante el triste periodo de la Guerra Civil, defendimos los fueros y libertades de los pueblos de las Españas, siguiendo el principio de subsidiariedad. Igualmente observo muchos intereses en ocultar la relevante aportación del carlismo a los proyectos de Mancomunitat Catalana, así como en la elaboración de los Estatutos Autonómicos anteriores a la Guerra Civil. Creo que los carlistas que trabajamos en el siglo XXI tenemos otros retos muy distintos a las generaciones anteriores.
Lo que sí me gustaría aclararle es que los carlistas participaron en la guerra civil por defender el derecho a la libertad religiosa, que se estaba vulnerando gravemente en España. Nunca apoyamos a Franco, es más, Franco nos persiguió e intentó destruir al carlismo, expulsando de España a mi abuelo, a sus líderes, multando y encarcelando a cientos de carlistas que se oponían al régimen totalitario.
Pero, según tengo entendido, usted es socialista autogestionario como su padre, ¿no?
El socialismo autogestionario defendido por los carlistas es una expresión de nuestros valores de siempre, en un momento temporal concreto. El carlismo y sus propuestas evolucionan constantemente, eso sí, partiendo de sus valores que desde hace casi 190 años siempre ha defendido.
El socialismo autogestionario nada tiene que ver con el socialismo de Estado a la manera marxista... Es un socialismo de la sociedad real, como ya definió hace unos años mi hermana Carolina, en Palma de Mallorca, a la pregunta efectuada en este mismo sentido por otro periodista.
Frente a una sociedad de consumo, los carlistas defendemos la participación desde la base en las tres esferas: territorial, política y económica. Este sistema de autogestión se desprende también del principio de subsidiariedad que defendemos los carlistas.
“Dios, patria y rey”. El rey sería usted, la patria quedaría troceada en Estados federales… ¿y Dios? ¿Mantiene usted esa creencia absoluta de los viejos carlistas?
Como le he contestado antes, el carlismo como movimiento social y político evoluciona y responde a los retos de cada momento histórico. Pero si la pregunta gira en torno a la continuidad entre los carlistas de 1833 a los de hoy, pleno siglo XXI, le contesto que sí. Estuvimos, estamos y estaremos para defender las libertades concretas, luchar por una mayor justicia social y en defensa de los descartados de la sociedad.
La opinión relativa a que el federalismo “trocea la patria” es una concepción centralista-jacobina que los carlistas no compartimos. El federalismo completaría el proceso de modelo territorial iniciado por los fueros durante tiempos pasados y ampliado por las autonomías en los tiempos actuales.
¿Referéndum monarquía-república? Los carlistas siempre hemos defendido que el pueblo español se pronuncie
Los principios que usted me señala son, como usted indica, principios. Esto quiere decir que a partir de estos principios y sin desdecirse de ellos, se desarrollan en función del momento histórico, circunstancias y retos de la sociedad.
Hubiese estado un poco fuera de tiempo hablar en aquel momento histórico de economía circular, de ética ecológica, Unión Europea… pero sin embargo, del desarrollo y adecuación de los principios se llega a nuevas conclusiones…
¿Le gustaría un referéndum en España que decidiera entre monarquía o república?
Los carlistas siempre hemos defendido que el pueblo español debe pronunciarse para cualquier circunstancia importante que nos concierna a todos en conjunto.
Podría incluirse en la papeleta una tercera opción: monarquía actual, república o monarquía carlista. Sería una genialidad, ¿no?
Sí lo sería. Pero mire, no creo que ahora sea un momento de frivolizar... en estos momentos lo que el ciudadano necesita es que desde todas las instancias se le aclare qué sucederá con la pandemia, cómo hacer frente a la crisis económica que ya tenemos entre nosotros... Y ya se lo he comentado en la pregunta anterior, siempre hay que explicar detallada y comprensiblemente cada una de las opciones.
¿Podría explicar su parentesco con Felipe VI?
Un parentesco lejano. Pertenecemos a ramas distintas de la familia Borbón. Yo soy el actual titular dinástico del carlismo y jefe de la familia Borbón Parma, siempre vinculada a España.
¿Ha tratado con él? Trace un retrato.
No podría hacer un retrato ya que mi trato con él ha sido muy esporádico.
Ambos están casados con una periodista.
Sí, es cierto, ambos estamos casados con periodistas. Ana María es mi gran apoyo, en todos los sentidos... Una magnífica esposa, madre, asesora y colaboradora en todas mis obligaciones dinásticas. Por su gran formación y experiencia profesional en información política, siempre le pido ayuda y consejo en muchas materias. Actualmente está involucrada en un proyecto internacional de desarrollo de talento en una consultora internacional.
¿Cómo le gustaría que fuera el mensaje de Navidad de Felipe VI?
Me gustaría que propusiese salidas y soluciones efectivas a los problemas de toda índole, tanto políticos, como sociales y sanitarios que presenta nuestro país.
¿Y con Juan Carlos I? ¿Ha coincidido?
Menos aún que con Felipe. Piense que Juan Carlos es de la generación de mi padre.
¿Qué piensa de las informaciones publicadas acerca del Emérito?
Me lo han preguntado en otras ocasiones y contesto del mismo modo: no soy juez y, por tanto, hasta que la Justicia se pronuncie, son presuntas actuaciones irregulares...
Eso sí, creo que las personas que ostentan cargos públicos y responsabilidades deben ser intachables en todos los aspectos. No se puede olvidar que responden y representan a los españoles y son, ante ellos, responsables de todos sus actos.
Debemos esperar a que la Justicia haga su trabajo, pero está claro que el proceso daña la credibilidad de la institución
Hay quien dice que nadie hizo tanto tan bueno y tanto tan malo por la Corona como Juan Carlos I. ¿Está de acuerdo?
Por algo lo dirán y la historia resolverá sobre esa cuestión.
¿Cree que las supuestas corrupciones de Juan Carlos I son el principio del fin de la monarquía?
Debemos esperar a que la Justicia española haga su trabajo, pero está claro que el proceso daña la credibilidad de la institución. Lo que sí puedo decirle es que en estos momentos estamos viviendo una especie de “segunda Transición”, el pueblo español está reclamando una mayor transparencia en la gestión de lo público y una independencia judicial más fuerte y para todos.
¿Y qué opina de su larga lista de amantes, la cacería de Botsuana y ese tipo de episodios? ¿Debilitan a la institución?
Son presuntas actuaciones de Juan Carlos que, por ser quien soy y representar lo que represento, no considero pertinente valorar. Para eso está el poder judicial, al cual como español respeto absolutamente.
Juan Carlos I ha regularizado con Hacienda las donaciones recibidas posteriormente a su abdicación. ¿Qué opinión le merece la inviolabilidad que le garantiza la Constitución?
Me reitero en la contestación a su anterior pregunta.
Si fuera rey, ¿le gustaría ser inviolable?
Creo que todos los españoles debemos responder de todos nuestros actos.
La monarquía borbónica atraviesa un momento complicado. ¿Va a aprovechar para dar un paso al frente?
Di un paso al frente hace muchos años, tanto en el ámbito personal como profesional. Si me pregunta respecto a mi condición de titular dinástico del carlismo, lo di en 2011, meses después del fallecimiento de mi querido padre, asumiendo públicamente mis derechos y obligaciones.
Hábleme de Podemos. Por primera vez desde los años treinta, hay un partido republicano y comunista en el Gobierno. ¿Le satisface o lo ve un riesgo?
Podemos es un partido político que no es ajeno al populismo, que si no recuerdo mal obtuvo un 13% de votos en las últimas elecciones. Por tanto, no me parece extraño que participe y actúe en las instituciones.
¿Qué opinión le merece Pablo Iglesias?
La verdad es que no he coincidido nunca con él, aunque sí me he reunido con algún miembro destacado de su equipo. Si en algún momento tuviera la oportunidad, no me importaría entrevistarme con él, podría ser interesante, tal vez para ambos. Seguramente le preguntaría por su trabajo en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, ya que mi tía Teresa, tristemente fallecida por el Covid-19 el pasado marzo, fue profesora de Sociología en dicha facultad.
Sánchez ha dejado muy claro en público que no cuestiona el régimen de 1978
¿Y Pedro Sánchez?
Lo mismo que con Pablo Iglesias, no he coincidido con él, aunque sí he mantenido varios encuentros con miembros relevantes de su partido. Yo siempre estoy dispuesto a hablar con todos los representantes elegidos democráticamente por los españoles. Lo que tengo claro es que le hablaría de Valle-Inclán y su vinculación con el carlismo. Sé que está interesado por su figura, su obra y su carlismo militante.
¿Lo considera un defensor de la Corona?
En sus declaraciones públicas ha dejado muy claro que no cuestiona el régimen de 1978.
¿Qué le parecen los pactos del Gobierno con el nacionalismo?
Algo muy habitual en todos los gobiernos de España sin mayoría absoluta, desde Aznar hasta Felipe González.
La oposición ha puesto el grito en el cielo por el acuerdo presupuestario con Bildu. ¿Usted qué piensa?
En democracia se deben respetar todas las ideas, pero siempre cumpliendo con la ley. Tristemente en España, como en gran parte de Europa, el clima político es de crispación creciente y de un discurso de división y enfrentamiento. Creo sinceramente que los españoles debemos buscar acuerdos y diálogo entre todos para sacar adelante al país y hacer frente a todas las amenazas que tenemos.
¿Cómo ha vivido el auge de Vox?
Los movimientos populistas de este tipo están últimamente en auge en muchos países de Europa, siendo en ocasiones financiados con fines poco claros por terceros países. Ni el carlismo ni yo tenemos relación alguna con Vox. Los extremos no son buenos, por eso nosotros defendemos la tercera vía, el federalismo.
¿Qué le parece la carta enviada por los militares retirados al Rey y contra el Gobierno?
Una muestra más de la crispación que vive la sociedad española, hecho que me preocupa...
¿Percibe un riesgo de golpe de Estado?
España es un sistema democrático, miembro de la UE... Confío en el pueblo español y en su madurez democrática.
¿Qué pide un pretendiente carlista a los Reyes Magos?
Creo que lo que todos deseamos: que pase cuanto antes esta pandemia y que podamos trabajar todos juntos para hacer frente a las consecuencias sociales y económicas que el coronavirus ha generado, sin descartar a nadie. Todos aportamos.