El adiós en diferido de Casado, Ana Pastor (sherpa de Feijóo) y la reina estirada

El adiós en diferido de Casado, Ana Pastor (sherpa de Feijóo) y la reina estirada Guillermo Serrano Amat

EL BESTIARIO

El adiós en diferido de Casado, Ana Pastor (sherpa de Feijóo) y la Reina estirada

Pablo Casado, Ana Pastor, Letizia, Victoria de Suecia y Daniel Westling; la autora comenta lo más destacado de la semana a través de sus protagonistas. 

27 febrero, 2022 03:50

Pablo Casado

Pablo Casado.

Pablo Casado. Guillermo Serrano Amat

En la madrugada del 24 de febrero, el hombre de ojos de rata se calzó los zapatos grandes y salió de la habitación dispuesto a hacer realidad su ambición expansionista. Desde hacía días soñaba, una noche sí y otra también, que era Atila y el Gengis Kan, dos hombres en uno, dos monstruos capaces de unirlo todo para cargárselo a continuación.

Le llamaban Putin. Nada más despertar amenazó al mundo advirtiendo del poderío de sus armas nucleares. Una vez hecha la advertencia sonaron las sirenas y un olor como de sepulcro se apoderó del cielo ahumado de Kiev, donde las tropas rusas acababan de hacer su entrada.

La guerra estaba en marcha y yo caí en la cuenta de que llevaba varias horas sin que a mi alrededor alguien pronunciara el nombre de Pablo Casado.

En el PP muchos habían exigido la dimisión inmediata del presidente. Otros no hablaban de dimisión, sino de despedida, que es un mal menor. Pero los más insistentes eran quienes condenaban sus errores, tildándole de buen hombre y mal político.

Puede que tuvieran razón. Desde que Pablo llegó a la política se volcó en la selección de jóvenes promesas para engordar las filas del partido. No era Esperanza Aguirre ni tenía futuro como cazatalentos, así que fracasó en sus precipitados fichajes.

Una de sus equivocaciones más flagrantes fue la elección de Teodoro G. Egea, a quien tenía por amigo y le salió medio rana. Pese a su amistad, no tenían nada que ver el uno con el otro. Teo tomaba las decisiones mas desagradables y asumía el papel de malo de la película. Frente a Pablo, que tenía un lado bueno notabilísimo y además era humanista, cariñoso, y amigo de sus amigos, Teo destacaba por su ramalazo maquiavélico.

De Pablo también decían que se había equivocado con algunos fieles que no le guardaban fidelidad. Al final no quedaron ni media docena.

Pablo solo pedía una salida digna y un compás de espera hasta el 2 de abril, fecha del Congreso extraordinario. Lo habló con Feijóo y éste entró en razones. Qué menos. Por su parte, Casado comprendió las exigencias del actual presidente de la Xunta, que pedía una candidatura de unidad, o lo que es lo mismo, un nombramiento por aclamación (aplausos).

Victoria y Daniel

Victoria de Suecia

Victoria de Suecia Guillermo Serrano Amat

De todas las parejas reales europeas las más interesantes, o cuando menos las más heterodoxas, son las nórdicas. Me refiero a las parejas que gozan de mayor libertad: Victoria de Suecia y Daniel Westling, Haakon Magnus y Mette Marit o la de los principes de Dinamarca, Federico y Mary Donalson, por citar solo a los mas septentrionales, que son también los más libres.

Por su especial sociología, los nórdicos hacen gala de comportamientos independientes que no solo afecta a los ciudadanos de a pie sino también a los royals. Los príncipes van al cine, pasean por la calle o se toman una cerveza en un pub con una naturalidad envidiable. Quizás la familia de Harald y Sonia sea una de las más pintorescas de Europa. Haakon Magnus está casado con Mette Marit, una escandinava que en su juventud frecuentó España y dio mucho que hablar por sus locos veranos. Además, fue madre soltera de un muchacho que ahora tiene 25 años, se llama Marius y es "o terror de Oslo". Rubio y ligón, al chico le gusta el anonimato y en las redes sociales se describe como "pirata".

El suegro de Mette Marit también es un tipo con mucha personalidad. Le llaman Harald y es Rey. Durante muchos años ha venido regularmente a Palma de Mallorca para participar en las regatas de la copa del Rey de vela. En Palma camina arriba y abajo del paseo marítimo y entra en los bares a tomar birras. Luego se dirige a su barco, que parece un submarino.

Tampoco hay que olvidar, por su simpatía, a Victoria de Suecia y a su marido Daniel Westling, que forman parte del clan de los campechanos. Victoria de Suecia accede a la campechanía por su permanente sonrisa, y Daniel, por su condición de entrenador personal de la princesa, a la que vive entregado desde que contrajo matrimonio.

La princesa y su príncipe han sufrido últimamente atisbos de crisis conyugales que les han ocasionado serios disgustos. Las primera crisis dio lugar a un sin fin de rumores que fueron puntualmente desmentidos por su jefa de comunicación. Meses más tarde, los rumores volvieron a arreciar y las redes sociales se convirtieron en pasto de chismorreos que amargaron la vida de la pareja. Entre otras cosas, se publicó que el matrimonio había sido devastado por una traición.

En esta ocasión fueron los propios príncipes los que se encargaron de escribir personalmente el comunicado desmintiendo los rumores, las especulaciones, la traición y el divorcio inminente. "Lo hacemos para proteger a nuestra familia", dijeron los príncipes haciendo referencia a Estelle y a Oscar, sus hijos queridos.

Como tantos otros royals, los principes suecos también han sufrido la erosión de las murmuraciones. Menos mal que los suecos son formales y aman a sus príncipes. La verdad siempre puede esperar.

Ana Pastor

Guillermo Serrano Amat

Será casualidad, pero el PP no se ha portado todo lo bien que debía con las mujeres de su partido. Pasado el tiempo, la mayoría de ellas han sido desahuciadas. Creo que solo hay una que haya merecido ganarse un lugar en la historia. Es Ana Pastor, de la cuadra de Mariano Rajoy, mitad gallega y mitad zamorana, experimentada, lúcida, formal y discreta. Buena gente.

En vísperas del congreso extraordinario, son muchas las mujeres que claman por un mayor número de representantes femeninas en las filas el PP, dado que en los últimos años han perdido presencia y notoriedad, hasta el punto de convertirse en carne de desahucio. Muchas de ellas se han ido de la política dolorosamente sin desearlo. Fue el caso de Soraya Sáenz de Santamaría, que renunció a ser la lumbrera que llevaba dentro para regresar al silencio del que procedía.

Se echa en falta a Esperanza Aguirre, que a punto estuvo de quedarse cazando talentos de por vida. Y Alicia Sánchez Camacho (desaparecida en combate) o María Dolores de Cospedal, aparcada en un cigarral de Toledo junto a su marido Ignacio López del Hierro, el hombre que quiso reinventar la sanidad privada. Sin olvidar a Celia Villalobos, viuda del ilustre sociólogo, Pedro Arriola, a Fátima Báñez, ahora empotrada en la CEOE, o Cayetana Alvarez de Toledo, que resiste en el Congreso como una de las mujeres más ilustradas de la Cámara Baja.

De todas ellas, reivindico a la principal, Ana Pastor, que se ha impuesto en su papel de superviviente y está llamada a ser la sherpa de Feijó en Madrid. Pastor es la viva imagen de la formalidad. Luchadora y hacendosa, tiene carácter de virgen: mater amabilis, mater admirabilis.

Letizia de España 

Guillermo Serrano Amat

Letizia solo hay una: ella, la Reina. Esta semana la hemos visto en Arco, compartiendo comentarios con amigas y galeristas. Vestida de marino con raya diplomática, esta vez la soberana no hizo alarde de altura pese a ir encaramada en unos tacones de aguja que daban vértigo.

En esta ocasión, Felipe VI no la acompañaba. Se había quedado en Zarzuela presidiendo el Consejo de Seguridad. Desgraciadamente, la guerra manda.

Letizia crece cuando va acompañada de su marido, el Rey. Es como si hiciera ejercicios de estiramiento para ganar unos centímetros. Fuerza el cuello y la barbilla, somete la espalda a una rectitud implacable y desliza la mirada sobre las cabezas ajenas.

La Reina lleva los brazos pegados al cuerpo, las palmas de las manos abiertas, y camina con paso reverencial haciendo una pequeñísima flexión con las rodillas, como si diera un saltito. La giganta y el gigante avanzan al unísono sin mirar donde pisan. Yo sufro por ella. Pienso que en una de esas tropezará con el pico de una alfombra y se dará de bruces en el suelo.

Su Majestad abandona Arco sin echar la vista atrás. Pienso en la cantidad de horas que le habrá costado el entrenamiento. No hay nada tan estresante como un cursillo de modelo o de reina. Mejor sería una clase de merengue a bordo de las New Balance y sin salir de cabezuda.

El cuerpo de un soldado sin insignia, presuntamente ruso, yace en una carretera de las afueras de Kharkiv.

Ucrania resiste, pero lo peor puede estar por llegar

Anterior

Putin y el botón nuclear: un peligro para toda la humanidad

Siguiente