El lanzamiento de Workplace, un producto de Facebook que adapta las prestaciones de la archiconocida red social a los entornos profesionales, supone un desafío importante para una compañía que se dirige por primera vez a ese mercado y que, también por primera vez, ensaya un modelo de pago ($3 por usuario para compañías de hasta mil personas, que desciende hasta $1 para las de más de diez mil, y que es gratuito para organizaciones sin ánimo de lucro o educativas). Pero también supone un desafío importante para la forma que tenemos de entender el trabajo.
La comunicación interna es un reto. Que los trabajadores, además de trabajar, participen en estructuras de aprendizaje, sistemas sociales para compartir información, aparatos de coordinación y trabajo en equipo eficientes, o monitores de alerta competitiva o tecnológica en los que cientos o miles de ojos ven mucho más que unos pocos, supone un auténtico desafío. Y no porque sus beneficios no estén claros, sino por otra razón: sencillamente, porque el contrato psicológico con esos trabajadores está anticuado.
La mayoría de las empresas siguen sometidas a una dinámica que resulta completamente anticuada: comprar tiempo y esfuerzo de personas a cambio de dinero. La estructura corporativa habitual no difiere demasiado de la de una fábrica antigua, cuando la gran realidad es que hace mucho tiempo que la productividad de las empresas - y mucho menos, su facturación o sus beneficios - ya no dependen de las horas/hombre o de la productividad por hora trabajada. Desde hace ya tiempo, lo que diferencia a las empresas son otras cosas, más relacionadas con que sus trabajadores generen otro tipo de resultados.
La comunicación interna funciona cuando las personas que trabajan en una compañía quieren realmente trabajar en esa compañía. Cuando les gusta lo que hacen, y no simplemente lo hacen porque es una manera de obtener dinero para poder hacer otras cosas. Que te guste tu trabajo no significa que seas un mono y estés dispuesto a trabajar a cambio de cacahuetes: querrás que te reconozcan tu valía, pero te enfrentarás al trabajo con una actitud completamente diferente. Y cuando tienes esa actitud, la comunicación interna tiene todo el sentido del mundo, y la practicas con las herramientas que tengas a tu alcance.
Workplace by Facebook, Slack y otras herramientas parecidas son los sistemas nerviosos corporativos que veremos en las compañías del futuro. De un futuro en el que el trabajo será algo completamente diferente a lo que la mayoría de trabajadores entienden hoy por trabajar.