Está visto que el valor de una imagen no siempre depende de su contenido. Lo más importante suele quedar fuera de marco, me refiero a las condiciones que determinan el encuadre de una foto. Como ejemplo de esto último bien nos puede servir la imagen de un Tejero con tricornio y bigotón, alzando su pipa en el Congreso junto a la voz de mando diciendo aquello de: “¡Todo al mundo al suelo!”.
Fuera del encuadre quedaría Felipe González, agachado entre los escaños, obediente ante la autoridad y a sus voceros, arrepentido de su apariencia, identificándose con el instante en que el totalitarismo -como hijo único del capitalismo- sale a defender la crisis paternal, pistola en la mano.
Por seguir con aquellos tiempos, bien vale otro ejemplo. Se trata de la foto donde Susana Estrada le enseña el pezón al alcalde de Madrid, don Enrique Tierno Galván. Lo más importante del momento quedaría fuera de la imagen, cuando el viejo profesor creció unos centímetros.
En estos días de cacharritos y demás puñeta electrónica, cualquiera puede ser protagonista de su proceso histórico particular y con ello pasar a formar parte de una época. Lo importante es participar, señalan las consignas, blanqueadas en la patria Suiza y prietas entre los dientes y más arriba de las sonrisas, ahí donde los ojos de besugo quedan abiertos para el chelfy.
Con tales asuntos volvemos a los orígenes, recuperando a Platón y al mito de su caverna, donde el fuego quedaba a espaldas de los hombres y la realidad se reducía a las sombras que se proyectaban sobre la pared. De igual manera, cada vez que alguien se pone de espaldas a una puesta de sol para hacerse el chelfy, está volviendo a lo más remoto.
El otro día, en acto señalado, el periodista Arsenio Escolar tiró uno de esos chelfies donde el valor de la imagen nunca dependerá de su contenido, sino de la relación entre el fin de una época y la sonrisa de una parte de sus protagonistas.
Como suele pasar en estos casos, lo más importante quedaría fuera de marco. Por lo expuesto, ahora sólo le queda al tiempo completar el relato. Ocurrirá cuando pasen los años y se recuerde la época de la caverna. Entonces los cacharritos y demás puñetería cibernética alumbrarán de nuevo el chelfy de Arsenio con el siguiente comunicado:
“Tal día como hoy -y tal y como documenta la imagen- se estaba velando el cadáver de un Régimen”.