Que Felipe no era Dios, sino algo como más contrario, lo sabíamos todos. Que ir contra el PRISOE de siempre era mojar el pan en cicuta, también. Que la costura territorial del Estado no la arregla el histrionismo de Iceta es un hecho consumado por el cual ni el propio Iceta se toma en serio. Pero pasó que Pedro Sánchez se envolvió en su Begoña y salió a batirse por sí y por su militancia a la hora convenida y no habiendo partidos importantes en la Liga. Se lo dijo al Follonero en una cafetería tuneada de Argüelles; todo muy setentero; desde el fondo a la forma. De la barra a la camisa de Pdr.
Juro que en esa cafetería no huele a vaquería, como decían de Felipe a lo primero, ni a bacalao de Casa Labra. En la cafetería de Sánchez y el Follonero huele a colonia de vieja paseanta, a niño bien que sube del ICADE. Y Sánchez, allí, largó contra lo humano y lo divino, contra Janli y contra toda su orla.
Quizá su Begoña y su Follonero le asesoraron en eso de la fingida humildad, a pesar de las lágrimas. La clave está, dijo, en el “quijotismo” en la política. El Follonero lo subió a la grupa de Rocinante, pero Sánchez tiene su propia montura, un coche, y un molino gigante que batir que da sombra a Triana y a España entera. En la entrevista de Évole se vio un Superman derruido; la camisa con holgura y las canas innegables.
Hace unos meses, en una comida a la sombra del Retiro, un exministro de ZP nos contaba al maestro Júcar y a mí cómo fue el primer encuentro entre Sánchez y Felipe; en ese momento Sánchez había tomado la musiquilla podemita de ir contra las puertas giratorias. Por lo visto Felipe lo recibió, envolvió al otro en una de sus mayéuticas de humo negro y perro viejo, y a partir de ahí conoció Pedro el impuesto revolucionario. El que va implícito en cada jarrón chino al que le tocan los garbanzos.
El lunes el PSOE abrió expediente a los 15 fantásticos. Teórico llamamiento a la disciplina y quizá 600 euros en concepto de “machada” contra la Sultana; nobleza obliga. Aunque lo importante del asunto es ese Sánchez buscando las respuestas en el viento, como Dylan. Recorriendo España como un peregrino. #Blablasánchezcar.
Quizá Sánchez olvida que la vieja guardia del felipismo también anida en esa agrupación donde hay rumor de dominó, culto al expresidente, un cuadro de Iglesias I y cierta idea de España.