Hay un Miquel Iceta más allá del baile y del gritito pro Clinton. Es el Iceta encarnando la verdadera identidad del peninsular, y esa verdad es la de un socialismo sin posibilidad de remiendo o de costura según cantan las últimas estadísticas. Es ese Iceta que salta, showman en progre, que se reunirá la semana que viene con Javier Fernández. De partido hermano a partido hermano, y la Cataluña de Miquel Iceta, toda una nación con su socialismo y su milikito en la pista multimedia y multipatria. Miquel Iceta es lo mismo demócrata en New Hampshire, cuñado simpático en una boda, socialdemócrata en el Prat y federalista en Lérida.
Hay un Iceta que busca su sitio en el mundo, que busca cariño y altavoz. Un Iceta por encima de las fronteras ibéricas, un Iceta que marea la perdiz ahora que el socialismo catalán es una balsa de agua comparado con Ferraz.
Iceta tiene su público al otro lado del Ebro; ese público que viene a coincidir con dos ideólogos del peor zapaterismo gafapasta: los que pasaron de becarios a asesores de Fomento con cuatro aplausos. Sumemos a todos los parias de la Tierra que ahora le bailan el agua y el tuiter al sanchismo en ruta. Por sanchismo entendemos esa ideología -hueca cual voz del propio Pdr- que se va fraguando entre todo lo que no es Susana y las querencias tópicas del Partido: la España discutida y discutible u otros clásicos ya vistos y sufridos.
Y lo peor es que a Javier Fernández, el pobre, le crecen los enanos: un grupo de militantes que lo quieren emplumar judicialmente, “el tratamiento específico” que exige Iceta...
En este país nos conocemos a los clásicos, y el socialismo patrio, ya sorpassado, ahondará en lo de siempre: un equilibrio imposible de cuotas y una transversalidad que le dice a cada cual lo que quiere oír. El PSOE es ya un mix entre vendettas y veletas (Antonio Hernando...). Un ente donde cada día que pasa se esfuma la idea de una socialdemocracia serena y coherente.
Iceta pide un “tratamiento específico” para el PSC, así, con convicción y narices. Pregunto a un número cercano a la gestora sobre la reunión Iceta-Fernández y me cuenta: “Miquel ha perdido el Norte después de perder el Noreste”.
Verdaderamente el PSOE necesita un “tratamiento específico”, una cura de humildad, un pabellón de reposo. Un mirarse entre las siglas o los dientes, y una inexcusable purga de icetas presentes y venideros.