Algo sé del atentado contra Carrero Blanco. Modestamente, sé algo más que la mayoría. Publiqué en 2011 no un tuit de 140 caracteres sino un libro de 400 páginas titulado De cómo la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak. Me apresuro a aclarar que el titular era irónico. Mi libro era fruto de años de investigación en Estados Unidos, donde yo vivía y trabajaba entonces como corresponsal de ABC (ya no lo soy: ahora mi pluma sólo se debe a EL ESPAÑOL) y donde tuve acceso a documentos desclasificados de la CIA e incluso a algunos cuya desclasificación solicité yo personalmente.
Digo que el título era irónico porque, si algo se deducía de los documentos que reproduzco en el libro, era que no sólo la CIA no tuvo nada que ver con la muerte de Carrero, sino que se echaron a temblar cuando supieron del atentado, cometido con Henry Kissinger de visita en Madrid y recién reunido por el finado. Ni siquiera un norteamericano es tan torpe cuando trata de eliminar a un adversario incómodo, cosa que Carrero no era… Ah, y tampoco le veían como el Ogro que otro tipo de leyenda ha querido hacerle parecer.
Me encontré con una montaña de papeles donde los analistas americanos se llevaban las manos a la cabeza, temerosos de que aquel atentado diera al traste con la transición pacífica que a regañadientes, pero sabiendo que no le quedaba otra, Franco les había prometido. Nadie en Washington creía que Carrero fuera fundamental para la continuidad del franquismo por otras vías (daban por hecho que Juan Carlos I se lo habría merendado con patatas…) pero sí temían que su brusca extinción movilizara indeseadamente a los ultras antes de tiempo. Se entiende que antes de dar tiempo a los no ultras a tomar el control.
Les copio aquí el final del primer capítulo: ¿Puede haberse exagerado la importancia de la Operación Ogro para la Transición? ¿Era de verdad preceptivo eliminar a Carrero Blanco para que llegara la democracia? ¿Mató ETA a Carrero porque era la clave de la involución… o porque era más fácil de matar que otros? ¿Se ha embellecido histórica e irresponsablemente aquel atentado? Porque la dictadura franquista pasó. Mientras que, casi cuarenta años después, el terrorismo de ETA perdura.
Como les decía, la cita data de 2011. Si tuviera que actualizarla diría que el terrorismo de ETA ya no perdura pero en cambio ha emergido otro tipo de dictadura, otro tipo de terror, menos sanguinario pero más profundamente destructivo del sentido común y del honor de cualquier sociedad humana. Me refiero a la dictadura de la necedad indocumentada pero muy agresiva en redes sociales como Twitter. Donde lo mismo se celebra la muerte de un torero, que el cáncer de un niño que quiere serlo, que se hacen chistes a cuenta de un atentado terrorista con la excusa de que no nos gusta la adscripción política de la víctima. ¿Qué tal si alguien se pusiera a hacer chistes de maricas sobre el tiro de gracia a Federico García Lorca, o a ver bien que se lo cargaran porque fue amigo de José Antonio Primo de Rivera?
El sábado pasado tuve el honor de participar en el programa la Sexta Noche, donde me preguntaron qué opinaba yo de la petición de una condena de dos años y medio de cárcel para esa tuitera que hace chistes sobre Carrero. Yo dije que estos chistes me parecían repugnantes pero no merecedores de cárcel. Defendí la libertad de opinión, incluso de opinar burradas, sin miedo al talego. Pero tampoco defendí la impunidad. Sugerí buscar penas más proporcionadas para estas cosas. Por ejemplo la inhabilitación no ya para ocupar un cargo público (que la mayoría no ocuparemos jamás…) sino para seguir haciendo daño, a veces un daño deliberado e inmenso, a través de las redes sociales.
La tuitera en cuestión me ha mandado algunos mensajes llamándome “payasa” y atribuyendo mi opinión –tan respetable como la suya, y me temo que en general más trabajada y documentada- al hecho de escribir en medios de comunicación en los que hace años que ya no firmo ni una línea. Qué nivel. ¿Habría estado más contenta esta señora si yo me alineara con los que defendían mandarla a la cárcel? ¿Por qué será?