Uno de los elementos más llamativos de los tiempos que estamos viviendo es, definitivamente, la revolución de la logística. Si no se ha fijado en ello, intente hacerlo: es una de las grandes responsables del crecimiento sostenido del comercio electrónico, y va a jugar un gran papel en el futuro de la distribución.
Enviar cosas a casa de los clientes nunca ha generado ventajas competitivas tan llamativas. La compañía más avanzada en términos de logística, Amazon, ya es capaz de enviar compras en una o dos horas en una gran cantidad de ciudades a sus clientes preferentes, que ya son prácticamente la mitad de los hogares norteamericanos: la sensación cuando haces clic en un artículo que necesitas y este aparece en tu casa literalmente al cabo de un rato no es la de utilizar comercio electrónico, sino que se parece más a la magia. Es lo más próximo que hemos tenido nunca a la sensación de tener una despensa infinita, o un pasadizo a un supermercado bien abastecido y siempre abierto. Hace pocos años, lo normal era recibir un producto en dos días. Pronto, el estándar serán dos horas.
En los almacenes de Amazon, cada vez más robots transportan estanterías con artículos al punto de empaquetado, conformando un paisaje fascinante: recientemente, la compañía anunció que había incrementado su ejército de robots en un 50%: si en diciembre de 2014 tenía 15,000 robots en diez almacenes, en diciembre de 2015 ya eran 30,000, y el mes pasado pasaron a ser 45,000 en 20 almacenes.
Pero es que además, en zonas próximas a Londres, los paquetes ya son trasladados mediante drones, algo que cuando fue anunciado por Jeff Bezos en diciembre de 2013, generó todo tipo de comentarios jocosos. Ahora, el que ríe es él: no solo pretende convertir los drones en una parte importante de su logística, sino que además, ha registrado una patente de almacenes volantes de productos que actúan como bases desde las que parten esos drones. Ahora, acaba de anunciar una inversión de 1,490 millones de dólares en un centro de logística aérea de más de 360 hectáreas al lado de un aeropuerto de Kentucky, que generará 2,700 puestos de trabajo a tiempo completo y parcial.
Y Amazon, con sus aparentes extravagancias, no está sola: compañías como Dispatch o Starship compiten para colonizar otro ámbito de la distribución: robots autónomos que recorren las aceras para el comercio de proximidad, transportando hasta dieciocho kilos hasta tu portal. Si la revolución logística sigue pareciéndole algo para hacer chistes, vaya haciéndoselo mirar.