El mismo día del atentado de las Ramblas, Martha, mi amiga de Orlando, me escribió un guasap interesándose por lo ocurrido. Temía que algún familiar o amigo estuviera entre las víctimas.
En Estados Unidos aún creen que España es un pañuelo, donde se conoce todo el mundo, criamos animales domésticos en los pisos y todo está tan cerca que uno puede ir andando a cualquier sitio. No se lo reprocho. Florida, un estadito del sur, multiplica por cinco la extensión de Cataluña y tiene casi tres veces su población.
Tan despistado como ella estaba Marcel Haenen, el periodista holandés que envió el diario NRC a Barcelona para informar de los atentados y que se marchó en mitad de la rueda de prensa del mayor Josep Lluís Trapero en señal de protesta porque, aunque habla seis idiomas, no entiende el catalán.
El caso es que Martha está muy sensibilizada con el terrorismo porque hace ahora un año un lobo solitario la emprendió a tiros en una discoteca de su barrio y se llevó por delante a medio centenar de personas antes de ser abatido por agentes de la Policía de Orlando.
A partir de ese momento se hizo cargo de la investigación la brigada del FBI en la ciudad, que dirige el agente Dabby Banks. Uno de sus hombres, Ron Hopper, llevó la voz cantante en la rueda de prensa para informar de los hechos, y junto a él estuvieron el alcalde, Buddy Dyer; el jefe de Policía de Orlando, John W. Mina; el sheriff del condado, Jerry Demings; la fiscal general de Florida, Pam Bondi; y el gobernador del estado, Rick Scott. Se da la circunstancia de que el alcalde es demócrata y el gobernador, republicano. Había sitio para todos.
La gran declaración institucional quedó reservada para el presidente Obama, que tras reunirse con el director del FBI, James Comey, hizo un discurso televisado a la nación desde la Casa Blanca. "Es un ataque a todos nosotros y a los valores que nos definen como país", "como estadounidenses, estamos unidos en el dolor, la indignación y la determinación para defender a nuestra gente", "ningún acto de odio o terrorismo cambiará jamás quiénes somos o los valores que nos hacen americanos", dijo el presidente, visiblemente afectado.
En su último guasap, Martha me mostró su extrañeza por no haber visto una comparecencia de Rajoy de esa envergadura, con el mismo protagonismo y parecida solemnidad. Ha pasado una semana y aún no he sabido qué contestar.